1 - Para los ojos cansados
Pasar demasiado tiempo frente a una pantalla puede ocasionar dolores de cabeza, visión borrosa y picazón en los ojos. Para aliviar la fatiga visual y fortalecer tus ojos, intenta mirar hacia arriba. Tendrás que sentarte derecho y llevar la mirada al extremo inferior derecho y de ahí hacia el cielo, luego a la izquierda y de vuelta hacia abajo. Ahora debes mover los ojos en la dirección contraria y repetir cinco veces.
2 - Para el cuello dolorido y la tensión en los hombros
Teclear en una computadora o teléfono lleva nuestra atención y cabeza hacia adelante mientras vemos hacia abajo. Cuando esto ocurre, la parte superior del músculo trapecio y el cuello se estiran y tensan, y los músculos en la parte frontal de tu cuerpo se contraen y acortan. Con el tiempo, eso ocasiona tensión en el cuello, los hombros y la parte superior de la espalda. Esta técnica de automasaje libera la tensión del cuello de inmediato: voltea la cabeza por encima de cada uno de los hombros y observa dónde se planta tu mirada. Ahora, tenes que comenzar el estiramiento de lado derecho al dejar caer tu oído derecho hacia el hombro derecho. Llevar dos dedos a la parte superior de tu cuello, detrás del oído izquierdo y encontrar el músculo esternocleidomastoideo, ese pequeño valle que corre hacia abajo de tu cuello. Suavemente, masajeá este músculo con los dedos, dando pequeños golpecitos. Repite en el otro lado. Después, gira otra vez tu cabeza y mira sobre los hombros. El ejercicio se puede hacer parado o sentado.
Otro estiramiento sentado que te ayuda a abrir los hombros: libera los músculos tensos del pecho y mejora la mala postura, tendrás que sentarte en el extremo de la silla o banco, extender los brazos detrás de la espalda y entrelazar los dedos. Tratá de mantener las palmas juntas y de manera activa llevá los hombros hacia atrás y sacá el pecho. Para profundizar el estiramiento, comienza a levantar las manos entrelazadas. Quedate así por un minuto.
3 - Para la espalda tensa
Realizar las posturas de yoga del gato y la vaca mientras estás sentado, que, en este caso, te hacen encorvar la espalda hacia atrás y hacia adelante, puede abrir el pecho, quitarle presión a la columna y estirar la espalda. En este ejercicio deberás sentarte en el borde de la silla con ambos pies sobre el piso. Descansa las palmas de las manos sobre las rodillas. Mientras inhalas, saca el pecho lo más que puedas. Mientras exhalas, lleva tu barbilla al pecho y encorva la espalda. Repite tres a cinco veces, siguiendo el ritmo de tu respiración.
En la misma posición sentada, podés hacer flexiones y giros laterales para liberar la compresión entre las vértebras y aumentar tu rango de movimiento. Primero, inhala y extiende los brazos por encima de la cabeza. Agarrá la muñeca izquierda con la mano derecha, mantén los brazos a la altura de los oídos, exhala y flexiona el cuerpo hacia la derecha. Sostén la postura cinco respiraciones, inhala y regresa al centro, cambia los brazos, exhala y flexiona hacia la izquierda. Mantente estirado durante cinco respiraciones. Inhala y regresa al centro, suelta las manos, exhale y gira a la derecha, dejando que tus brazos caigan por fuera de tu muslo o silla. Sostén la postura cinco respiraciones, inhala, regresa al centro y repite con el lado izquierdo.
4 - Para restablecer la espalda baja, los músculos isquiotibiales y las pantorrillas
Cuando permanecemos sentados durante mucho tiempo, la espalda baja se contrae y los músculos posteriores de nuestras piernas, en especial los isquiotibiales, se acortan. La postura de yoga “perro mirando hacia abajo” modificada con ayuda de tu escritorio o mesa de la cocina estirará toda la parte posterior del cuerpo. Comienza de pie, sin la silla cerca, y coloca las palmas de las manos sobre el escritorio. Camina hacia atrás hasta que los brazos queden extendidos y tu cuerpo forme una “L” con los pies alineados bajo las caderas. Presiona la mesa con tus manos, elonga tu espalda y lleva las caderas hacia arriba y abajo. Mantené la postura diez respiraciones.
5 - Fortalece los glúteos y músculos isquiotibiales
Pasar horas sentado también acorta y tensiona los flexores de las caderas. Los músculos de los glúteos compensan eso alargándose, lo cual puede causar el síndrome de los glúteos muertos, en el cual los glúteos se debilitan y les cuesta trabajo mantener el cuerpo alineado de manera adecuada. Puedes fortalecer tus glúteos y músculos isquiotibiales con un estiramiento en el que marches con la postura del puente. Comienza por acostarte de espaldas, con las rodillas flexionadas y los brazos a los lados. Los pies deben estar extendidos a la altura de las caderas y a unos 25 o 30 centímetros de distancia de tus glúteos. Aprieta los glúteos y levanta las caderas hasta la posición del puente. Sostén la postura mientras levantas el pie de derecho y llevas la rodilla al pecho hasta que tus caderas estén en un ángulo recto. Baja el pie derecho al piso y repite con el lado izquierdo. Repite diez veces, con ambos pies, manteniendo las caderas levantadas todo el tiempo.
La postura del corredor puede ayudar a elongar y estirar los flexores de las caderas. Comienza de pie y flexiona el cuerpo hacia adelante, doblá las rodillas, llevá ambas manos al piso y da un paso hacia atrás con el pie derecho. Baja la rodilla derecha y desliza el pie hacia atrás, bajando la pelvis hasta que sientas un suave estiramiento a lo largo del frente del muslo. Mantené la postura con las manos a los lados del pie o inhala y levantá el torso. Permanece así durante diez respiraciones y repite con la otra pierna.
6 - Y no olvides los pies
Cuando masajeás las plantas de los pies, comienzas a relajar el tejido conectivo que corre hacia arriba por la parte posterior del cuerpo, incluido el de las pantorrillas y los músculos isquiotibiales. Para ver cuán rápido funciona, sentate en el piso con las piernas extendidas y los pies rectos. Exhala y flexiona el cuerpo hacia adelante con la espalda recta y llevá los dedos de las manos hacia adelante al lado de las piernas, hasta donde puedas. Observa hasta dónde llegan las manos. Ahora, olvidate de las manos, quedate en el piso y colocá una pelota de tenis o algo similar bajo el tercio anterior del pie. Presiona con todo el peso que puedas tolerar y rueda la pelota de arriba a abajo a lo largo del pie varias veces. Repite con el otro pie. Cuando hayas terminado, repite esa flexión hacia adelante. ¿Hasta dónde llegan las manos ahora?.
Por Kelly DiNardo, © 2020 The New York Times Company.