Pese a lo distinto de esta temporada de verano golpeada por la crisis económica en el país, la Costa Atlántica sigue siendo uno de los destinos predilectos de miles de argentinos para vacaciones. Es por esto que, en el recambio de quincena, las rutas habituales suelen estar atestadas y requieren más horas de las estimadas para volver a casa. Sin embargo, hay varias rutas alternativas para regresar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los caminos más conocidos para regresar a CABA o sus alrededores suelen ser la Autovía 2 o la Ruta 11. Sin embargo, estas rutas suelen estar mucho más concurridas y tienen varias instancias de peajes para abonar. Pero estas no son las únicas formas de regresar y hay otras opciones para retomar el camino a cada hogar ahorrándose peajes y el tránsito.
Las mejores rutas alternativas para volver de la Costa Atlántica
Para regresar a la Ciudad de "La Feliz", uno de los destinos favoritos de la Costa Atlántica, se puede tomar la ruta 226 hasta Balcarce y agarrar el empalme con la ruta 29, hasta Brandsen. Este camino lleva directo a Capital Federal recorriendo 72 kilómetros extra, pero evitando peajes.
Otra opción, que requiere 80 kilómetros extra, es salir por Santa Clara del Mar y Mar Chiquita. Es decir, tomar la ruta 11 hasta Pinamar, luego tomar la 56 hasta Dolores y de ahí directo llegar a la Capital Federal.
Para las playas que se encuentran en la zona de Pinamar y Villa Gesell, se puede tomar un camino alternativo para evitar la ruta 11. Se deberá tomar la ruta 74 hasta Ayacucho y, de allí, otra vez el empalme con la 29. Sin embargo, la desventaja es que con esta opción se le suman 115 kilómetros más al recorrido.
Veraneo 2024: los precios y cuánto cuesta comer en Mar del Plata en enero
Los precios en la Costa Atlántica varían de acuerdo a la ciudad elegida, siendo Mar del Plata una buena síntesis dado que ofrece una abundante oferta para todos los bolsillos. Según reportes de "La Feliz", un desayuno tradicional de un café con leche con tres medialunas puede encontrarse desde los 2.300 pesos, dependiendo de la calidad de las facturas y la localización del establecimiento. Si la opción es tomar la primera comida del día en casa, una docena de facturas arranca desde los 3500 pesos.
Para el mediodía la oferta también es variada, pero dentro del promedio el tradicional plato de rabas se paga en torno a los 10.000 pesos y el de cornalitos, cerca de los 8.000. La oferta de "menú ejecutivo" con un plato principal y bebida tienen un valor inicial de 7500 pesos y como es habitual el techo lo pone cada comensal.
La opción de pizzas también pone a consideración una brecha de precio amplia con algunas muy simples desde los 3000 hasta los 5.000 pesos para una simple de muzzarella. Sentarse en una pizzería y añadirle una cerveza suma 2.000 pesos, mientras que una gaseosa añade 1.000 pesos.
En la tarde, los tradicionales churros tienen un precio de 450 pesos en forma individual y 5000 pesos por docena, que se elevan a 500 y 6.000 pesos si se los pide en la playa. Junto al mar un pancho se vende a 2.000 pesos, igual valor que el clásico choclo enmantecado, mientras que la bebida cuesta 1.500.
Para la hora de la cena, se mantienen las variantes que se pueden encontrar durante el día, sumándose expresiones de mayor calidad no menores a 10.000 pesos dado que se suman los costos adicionales, como por ejemplo el cobro del "cubierto".
Los comerciantes que habían soñado con una temporada de "buena para arriba" hoy están recalculando las previsiones. La búsqueda del precio justo la calibran sin tocar los precios base (saben que la inflación los condiciona), pero sumando algún producto que termine conformando una promoción atractiva.