Desde lidiar con situaciones complejas laborales hasta atravesar cambios significativos en nuestra vida personal, el estrés puede manifestarse en nuestro cuerpo y mente de diferentes maneras.
Cuando nos encontramos en una situación estresante, nuestro cuerpo responde con cambios fisiológicos, como el aumento del ritmo cardíaco, la respiración acelerada, la tensión muscular y una mayor actividad cerebral. Sin embargo, si esta respuesta se prolonga en el tiempo, puede tener un impacto negativo en nuestra salud y traernos complicaciones de diversas índoles.
Cinco consejos para evitar el estrés
Aunque no siempre es posible evitar por completo el estrés en nuestras vidas, sí podemos aprender a manejarlo de manera más efectiva.
En este sentido, a continuación te ofrecemos cinco consejos que te ayudarán a administrar el estrés de manera más saludable, preservando tu bienestar físico, mental y emocional.
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Cambiar tu enfoque mental: en lugar de obsesionarse con los problemas, concentrarse en reconocer los aspectos positivos puede ayudarnos a reducir el estrés. Reconocer que no se puede controlar todo y aprender a dejar de lado aquellas cosas que están fuera de nuestro alcance puede ser de ayuda.
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Establecer prioridades claras: aprender a distinguir entre las tareas que requieren nuestra atención inmediata y aquellas que pueden esperar es clave. Al decir "no" a nuevas responsabilidades cuando nos sentimos abrumados, estaremos protegiendo nuestro propio bienestar y evitando el exceso de carga.
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Cultivar una red de apoyo sólida: mantenerse en contacto regularmente con personas que pueden brindarnos apoyo emocional es también muy importante para reducir nuestros niveles de estrés. No dudar en pedir ayuda a amigos, familiares, comunidad o incluso a organizaciones religiosas si enfrentamos desafíos relacionados con el trabajo, asuntos familiares o el cuidado de un ser querido. Compartir nuestras preocupaciones y obtener apoyo de otros puede aliviar significativamente aquello por lo que estamos transitando.
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Dedicar tiempo a actividades relajantes y placenteras: reservar momentos en la rutina para participar en actividades que uno disfruta y nos ayuda a relajarnos es una parte vital de la vida. Esto podría incluir leer un libro interesante, practicar yoga, cultivar un jardín o cualquier otra actividad que le brinde una sensación de calma y satisfacción personal.
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Incorporar el ejercicio regular en la vida diaria: está científicamente comprobado que el ejercicio físico regular tiene efectos beneficiosos para reducir el estrés, mas allá de sus otros claros beneficios para nuestra salud. Dedicar al menos 30 minutos al día a una actividad física moderada, como caminar, correr, nadar o practicar deportes es de vital importancia. Además de mejorar su estado de ánimo, el ejercicio también promueve la liberación de endorfinas, que son hormonas que generan sensaciones de bienestar y alivio del estrés.
También es importante reconocer que, en caso de que uno se sienta abrumado por el estrés, siempre es recomendable acudir a un profesional de la salud mental que nos pueda ayudar y guiar de manera más efectiva en nuestro proceso. Y ante cualquier síntoma físico acudir de inmediato a un médico para un correcto tratamiento.