El accidente nuclear de Chernobyl, ocurrido el 26 de abril de 1986, aun causa estupor y sorpresa en el mundo, 35 años después se conocen todavía nuevos datos sobre los efectos de la radiación en la zona y también en sus habitantes. Un nuevo estudio evaluó si hubo algún impacto en las siguientes generaciones.
El análisis genético fue publicado en la reconocida revista especializada Science y arrojó conclusiones sorpresivas sobre los efectos de la radiación a largo plazo. La investigación analizó los genomas de 130 personas nacidas entre 1987 y 2002, y también los de 105 parejas que cumplieron trabajos en la limpieza del desastre nuclear o fueron evacuados de la zona.
Para medir y control el nivel de contaminación de las generaciones siguientes, los encargados de la investigación analizaron los genomas de los hijos adultos para detectar un aumento de un tipo particular de cambio genético heredado, que se conoce como "mutaciones de novo".
El resultado de la investigación
La principal conclusión del trabajo fue que hubo "un impacto mínimo, si es que lo hubo" de la radiación en las generaciones posteriores. Según se detalló en la publicación, no se encontraron pruebas de que la exposición a la radiación ionizante de los padres generara cambios genéticos que se transmitieran a sus hijos
“Estos resultados son muy tranquilizadores para las personas que vivían en Fukushima en el momento del accidente en 2011. Se sabe que las dosis de radiación en Japón fueron menores que las registradas en Chernobyl”, resaltó el investigador Stephen Chanock, director de la división de Epidemiología y Genética del Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer (NCI).
¿Qué son las mutaciones de novo?
Las mutaciones de novo son cambios genéticos que se producen de forma azarosa en los gametos, es decir los espermatozoides y óvulos, de una persona y pueden ser transmitidos a su descendencia aunque no se detectan en sus padres.
“Para la gama de exposiciones a la radiación experimentada por los padres, no hubo evidencia de un aumento en el número o los tipos de mutaciones de novo en sus hijos nacidos entre 46 semanas y 15 años después del accidente”, afirma el artículo.
En el caso de esta investigación, el numero de mutaciones observadas en los niños fue muy similar al de la población general, por lo que “los resultados sugieren que la exposición a la radiación ionizante del accidente tuvo un impacto mínimo, si es que lo tuvo, en la salud de la generación siguiente”.