Las marcas en la superficie de Europa, la cuarta y más grande luna de Júpiter, revelaron información impactante sobre la corteza helada del satélite. Las observaciones recientes de la sonda espacial Juno de la NASA permitieron conocer la actividad de la columna y plantear posibilidades futuras para la exploración del océano interior sin necesidad de aterrizar.
Desde su último acercamiento en 2020, Juno capturó las primeras imágenes en primer plano de Europa, mostrando cráteres de paredes empinadas que indican patrones de fractura similar a una "verdadera oscilación polar", según declaró la Dra. Candy Hansen del Instituto de Ciencias Planetarias.
El océano interno de Europa generó una constante reabsorción que la convierte en el objeto más blando del Sistema Solar. Sin embargo, las imágenes de Juno revelan que existen patrones de fractura predecibles en la capa helada, provocados por la capa sobre el océano interior girando a un ritmo diferente al resto de la luna. Esto podría ser resultado de las corrientes impulsadas por el calentamiento en el núcleo rocoso de Europa, causando tensiones que dan lugar a grietas y crestas en su superficie.
En el hemisferio sur de Europa, se identificaron patrones de fractura que extienden el efecto de las "verdaderas oscilaciones polares" en su geología superficial. Además, no todos los cambios en los mapas de Europa son causados por las corrientes oceánicas internas, como demuestra el caso del antiguo Cráter Quern, que resultó ser un conjunto de crestas que se cruzan y forman una sombra ovalada.
Juno reveló aún más información interesante sobre Europa. El equipo de investigadores denominó a una formación de crestas en su borde "ornitorrinco", debido a su forma peculiar similar al del mamífero terrestre. Esta característica podría ser el resultado de bolsas de agua salada que se infiltraron parcialmente en la capa de hielo. Además, las manchas oscuras depositadas por la actividad criovolcánica indican la presencia de agua líquida subterránea en Europa.
La posibilidad de tomar muestras del océano interior de Europa sin necesidad de aterrizar es sumamente interesante. La sonda Europa Clipper de la NASA y las misiones Juice de la ESA (Agencia Espacial Europea) podría encargarse de explorar estos objetivos indirectos, y las pruebas de actividad superficial actual brindan esperanza para descubrir signos de vida en el satélite.
Esta misteriosa luna capturó la atención de los científicos durante décadas debido a su sorprendente superficie cubierta de hielo y su posible océano subterráneo. Estos rasgos la convierten en un lugar potencialmente habitable para formas de vida extraterrestres, algo que despertó una gran curiosidad desde hace años.
Descubren una anomalía en el campo magnético de la Tierra que amenaza a la humanidad
El gobierno de Estados Unidos reveló el increíble descubrimiento de una Anomalía del Atlántico Sur (AAS). Esta extraña anomalía magnética aumentó su debilidad desde Brasil durante los últimos cuatro años, con un crecimiento del 7 por ciento.
Tanto la Agencia Espacial (NASA), la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA) de Estados Unidos y el Centro Geográfico de Defensa (DGC) del Reino Unido confirmaron esta creciente actividad de la falla con el potencial de impactar a la humanidad. Pero, ¿Qué es exactamente esta Anomalía del Atlántico Sur?
El campo magnético que protege la superficie de nuestro planeta actúa como un escudo, repeliendo las partículas procedentes del Sol, como la radiación cósmica y los vientos solares, que pueden causar grandes impactos en nuestra tecnología. Sin embargo, un campo magnético más débil permite un mayor paso de estas partículas, acercándose cada vez más a la superficie terrestre y generando una potencial amenaza para la tecnología en órbita.
Según el informe del gobierno estadounidense citado por CNN, esta anomalía se encuentra en el Atlántico Sur, donde la magnetosfera que rodea nuestro planeta es más débil. Esto supone un peligro para la tecnología terrestre. La creciente debilidad de esta Anomalía del Atlántico Sur pone en riesgo tanto la tecnología en órbita como la vida cotidiana en la Tierra.