Así entrenan los astronautas de la NASA para volver a la Luna

La NASA tiene planeado regresar a la Luna en 2026. Se filtraron los detalles del entrenamiento de los astronautas y los desafíos que deben superar para cumplir con la misión. 

04 de junio, 2024 | 15.54

La NASA se enfrenta a numerosas complicaciones en el programa Artemis, lo que generó incertidumbre en torno al regreso de los astronautas a la Luna. A pesar de los desafíos técnicos, financieros y políticos, la agencia espacial reveló imágenes del entrenamiento de los astronautas para la misión Artemis III, programada para septiembre de 2026.

Además, se mostraron los vehículos que utilizarán en el viaje. Aunque se presentaron obstáculos, la NASA sigue trabajando en el desarrollo de tecnologías innovadoras y en la capacitación de los astronautas para superarlos.

Durante las pruebas en el campo volcánico desértico San Francisco, cerca de Flagstaff, en el estado de Arizona, se pudo observar a los astronautas Kate Rubins y Andre Douglas utilizando maquetas de sistemas de trajes espaciales mientras se desplazaban por el desierto. Estas pruebas incluyeron operaciones lunares y ejercicios de exploración geológica para simular las condiciones del polo sur de la Luna. Estas pruebas fueron fundamentales para probar todos los sistemas, hardware y tecnología necesarios para llevar a cabo las operaciones lunares con éxito durante las misiones Artemis.

Los astronautas caminaron con cuidado a través del paisaje oscuro, valiéndose de las luces que llevaban en sus cascos y en la mano para ayudarse en su tarea. Rubins en particular estaba encantada de tener una luz de mano que podía dirigir hacia donde quería, además de las luces montadas en el casco. “Es totalmente necesaria una luz que ilumine el área cerca de mis pies”, sostuvo durante el control de la misión durante la caminata, información que podría ayudar a los astronautas cuando hagan lo mismo a 400.000 km de distancia de nuestro planeta. 

La agencia espacial estadounidense busca establecer una capacidad sostenible a largo plazo en la Luna, con el objetivo de establecer instalaciones o bases duraderas en el polo sur. Esto requiere un rover duradero y recargable, capaz de transportar diversas cargas útiles, realizar investigaciones científicas y moverse de forma autónoma. Sin embargo, este objetivo también presenta desafíos que deben superarse.

A pesar de las dificultades actuales, la NASA y sus socios continúan trabajando para cumplir con el programa Artemis y enviar astronautas a la Luna en 2026. “Hay muchas cosas que necesitamos volver a aprender o descubrir. Y por eso estamos trazando el camino mientras lo navegamos”, indicó Juliane Gross, científica planetaria del Centro Espacial Johnson (JSC) de la NASA en Houston, Texas, quien supervisará las muestras de Artemis cuando regresen a la Tierra.

Conmoción en la NASA por el extraño descubrimiento en Júpiter

Las marcas en la superficie de Europa, la cuarta y más grande luna de Júpiter, revelaron información impactante sobre la corteza helada del satélite. Las observaciones recientes de la sonda espacial Juno de la NASA permitieron conocer la actividad de la columna y plantear posibilidades futuras para la exploración del océano interior sin necesidad de aterrizar.

Desde su último acercamiento en 2020, Juno capturó las primeras imágenes en primer plano de Europa, mostrando cráteres de paredes empinadas que indican patrones de fractura similar a una "verdadera oscilación polar", según declaró la Dra. Candy Hansen del Instituto de Ciencias Planetarias.

El océano interno de Europa generó una constante reabsorción que la convierte en el objeto más blando del Sistema Solar. Sin embargo, las imágenes de Juno revelan que existen patrones de fractura predecibles en la capa helada, provocados por la capa sobre el océano interior girando a un ritmo diferente al resto de la luna. Esto podría ser resultado de las corrientes impulsadas por el calentamiento en el núcleo rocoso de Europa, causando tensiones que dan lugar a grietas y crestas en su superficie.

En el hemisferio sur de Europa, se identificaron patrones de fractura que extienden el efecto de las "verdaderas oscilaciones polares" en su geología superficial. Además, no todos los cambios en los mapas de Europa son causados por las corrientes oceánicas internas, como demuestra el caso del antiguo Cráter Quern, que resultó ser un conjunto de crestas que se cruzan y forman una sombra ovalada.

Juno reveló aún más información interesante sobre Europa. El equipo de investigadores denominó a una formación de crestas en su borde "ornitorrinco", debido a su forma peculiar similar al del mamífero terrestre. Esta característica podría ser el resultado de bolsas de agua salada que se infiltraron parcialmente en la capa de hielo. Además, las manchas oscuras depositadas por la actividad criovolcánica indican la presencia de agua líquida subterránea en Europa.

La posibilidad de tomar muestras del océano interior de Europa sin necesidad de aterrizar es sumamente interesante. La sonda Europa Clipper de la NASA y las misiones Juice de la ESA (Agencia Espacial Europea) podría encargarse de explorar estos objetivos indirectos, y las pruebas de actividad superficial actual brindan esperanza para descubrir signos de vida en el satélite.

Esta misteriosa luna capturó la atención de los científicos durante décadas debido a su sorprendente superficie cubierta de hielo y su posible océano subterráneo. Estos rasgos la convierten en un lugar potencialmente habitable para formas de vida extraterrestres, algo que despertó una gran curiosidad desde hace años.

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