La mañana del pasado viernes 7 de mayo, un hombre encontró los restos de un pez balón en la costa de Newport Beach, California. El cuerpo del ejemplar estaba completo y el hallazgo fue calificado como único, pues no es común que se encuentre un espécimen íntegro en la arena de una playa.
En un principio, el sujeto que encontró al animal desconocía la especie, pues la raza es muy poco frecuente de encontrar en la superficie, esto porque pertenece a los animales de aguas profundas, que suelen estar alrededor de los 3,000 pies (unos 914 metros) por debajo del nivel del mar. Posteriormente Davey’s Locker Sportfishing & Whale Watching reconoció al animal y difundió la información en redes sociales.
“¡RARO ENCUENTRO! ¡El rape de aguas profundas apareció en Newport Beach el viernes por la mañana! En la playa de Crystal Cove. El visitante de la playa, Ben Eslef, alertó al personal y pudieron recuperar este espécimen intacto”, reportó desde su cuenta oficial de Twitter.
El nombre científico del pez balón o footballfish, como se le conoce en Estados Unidos, es Himantolophus. Pertenece a la familia de los Himantolophidae y está distribuido en las aguas profundas de los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Su nombre se deriva de dos grafías del griego: imantos que significa correa y lophos que quiere decir cresta; esto es por la forma del apéndice sobre la boca, el cual utilizan de manera peculiar para cazar su alimento.
Para poderse alimentar, mueven la extensión de su cuerpo que prende a través de un fenómeno natural llamado bioluminiscencia, de este modo, como una caña de pescar, pequeños animales se acercan a sus fauces para ser comidos inmediatamente. De acuerdo con el libro “Fishes of the world” del investigador Nelson, J.S., los pequeños machos adultos viven unidos a las grandes hembras; que tras su maduración sexual, las buscan y adhieren su cabeza dentro de ella, perdiendo las aletas y convirtiéndose en un órgano seminífero.
El aspecto de estos animales es redondo, casi esférico, por eso su nombre de balón. Su diferencia de tamaño varía de acuerdo al género, ya que mientras la hembra mide en promedio 46 centímetros, el macho sólo llega a 39; sin embargo, los machos tienen músculos natatorios más desarrollados. Cabe destacar que la presencia de los peces de aguas profundas en las costas usualmente suelen ocurrir después de maremotos, que son sismos que se presentaron en el lecho marino, provocando una fuerte agitación de corrientes que lanza a los habitantes del fondo a aguas más cálidas.
Otros avistamientos de peces de aguas profundas han sucedido en países cercanos a EEUU, como los avistamientos de peces remo en las playas de Pichilingue, en Baja California Sur o Cozumel, en Quintana Roo. El pez remo gigante (Regalecus glesne), también llamado el rey de los arenques, es una especie lampridiforme de la familia Regalecidae de aguas profundas. Se trata del pez óseo más largo del mundo, alcanzando una longitud de registro de 11 metros. Sin embargo, se han reportado especímenes no confirmados de hasta 17 metros. Su característica principal es que tiene forma de cinta y cuenta con aletas pequeñas.
La mitología en torno al pez remo gigante es de mal agüero, pues en la cultura japonesa se le considera un “Ryugu no tsukai”, o “Mensajero del Palacio del Dios del Mar”, que sube a la superficie para avisar de un posible maremoto, sismo, tsunami o terremoto. “Según la creencia tradicional, si aparecen muchos peces remos, podría ser señal de un terremoto inminente”, explica National Geographic.
Como dato curioso de estos dos avistamientos, cabe recordar que entre ambos sucesos ocurrió un sismo de 7.5 en México. Esto porque el primero de ellos, el de Cozumel, se vio el 11 de junio del 2020 y el segundo fue el 21 de julio. Al respecto, el movimiento telúrico ocurrió el 23 de junio.
Un reportaje realizado por Japan Times defiende que esta teoría del folclore japonés sí podría tener una base científica, aunque aún no se ha explorado. Kiyoshi Wadatsumi, un experto en sismos de la ONG e-PISCO, dijo al diario asiático que quizás la convención popular no es tan descabellada: “Los peces de aguas profundas que viven cerca del fondo del mar son más sensibles a los movimientos de fallas activas que los que se encuentran cerca de la superficie del mar”.