Cuando barajamos irnos de viaje buscamos destinos lejanos, en otros países, considerando que nos van a ofrecer eso que no tenemos. Fantaseamos con paisajes inolvidables e incomparables con los nuestros.
Pero no es verdad. Así como otros lugares del mundo pueden ofrecernos atracciones dignas de ver, la Argentina no se queda atrás. Tiene escenarios naturales maravillosos, completamente preparados para que disfrutemos de unas hermosas vacaciones o una deseada y necesaria escapada.
Y si hablamos de maravillas, tenemos que hablar de Iruya, en Salta. “El pueblo colgado de la montaña” que avanza sobre una quebrada, a 2780 metros de altura sobre el nivel del mar y dentro de la reserva de biosfera de las Yungas. Un paraíso en el que tenemos la oportunidad de vivir la experiencia de caminar suspendidos en la montaña. Un escenario nuestro, autóctono, argentino.
Combinando las vistas panorámicas con la arquitectura colonial, Iruya nos invita a recorrer sus calles empinadas, angostas y empedradas. A conocer sus viviendas construidas con adobe y piedra, insertas en una bella escenografía natural.
Las inigualables atracciones de Iruya
El pequeño pueblo de Iruya está ubicado en las áridas laderas oeste del norte de Salta. Con el Circuito de los Caminos del Inca podemos conocer a pie sus ancestrales costumbres y su forma de vida casi intacta, arraigada al pasado precolombino. Sus santuarios incaicos, monumentos y ruinas son la evidencia actual de su historia.
A bordo de un vehículo podemos acceder a paisajes inmensos e imponentes. En el Circuito de los Cóndores tenemos la posibilidad de avistar cóndores sobre las montañas, ejemplares típicos de esta región salteña.
Si nos trasladamos 8 kilómetros siguiendo el margen del río Iruya, a pie, en lomo de mula o en una camioneta 4x4, llegamos a San Isidro. Un pueblo vecino suspendido en un barranco en el que las familias que lo habitan viven de la actividad turística, de la artesanía y del tejido; además de la ganadería y la agricultura regional.
Los amantes de la aventura y el outdoor pueden hacer trekking desde Iruya hasta San Isidro, inmersos en un escenario natural agreste. Una caminata inolvidable de entre dos horas y media y tres de duración sin demasiada dificultad.
Las celebraciones tradicionales
A aquellos a quienes les fascina la tradición, las fiestas y los rituales, este pueblo colgado de la montaña les ofrece innumerables alternativas para vivir una experiencia originaria.
Danza de Los Cachis: se conoce con ese nombre a hombres disfrazados que integran un ballet autóctono y representan a la comunidad. Dos caballeros, un toro y tres parejas de diversas franjas etarias conforman este grupo simbólico del pueblo salteño de Iruya. Honran a la virgen bailando delante de la iglesia al ritmo de instrumentos como erkes, flautas y cascabeles.
Fiesta Patronal en honor a la Virgen del Rosario: es la celebración más destacada de Iruya. Se conmemora cada 7 de octubre en la iglesia de San Roque y Nuestra Señora del Rosario, un templo icónico fundado en el año 1753 y ubicado en la entrada del pueblo. Todo comienza la mañana del sábado con el sonido de las campanas y la ornamentación de las calles.
En esta oportunidad, los cachis se promesan a la Virgen del Rosario y se adentran a comunidades vecinas con imágenes religiosas. Como parte de la celebración, se lleva a cabo la adoración a la Patrona y se entona el Aleluya.
Hacia la tarde, la comunidad celebra los bautismos, novena y misa. Por la noche, se realiza la “Luminaria de Víspera de la Fiesta” y se lanzan fuegos artificiales. Y llegando la media noche, la jornada festiva culmina con una serenata en honor a la Virgen. Pero lejos de terminar, la Fiesta Patronal en honor a la Virgen del Rosario continúa el domingo.
En la jornada dominical, turistas y fieles se acercan al pueblo para participar de más rituales, como la “Salva de Bombas” y la adoración del Alba. En un acto del que participa la Municipalidad del pueblo, se iza la Bandera Nacional y se llevan adelante las tradicionales misa, procesión y adoración.
El fin de semana siguiente, los actos y rituales se repiten. En el lecho del río Iruya y en la plaza, durante todas las jornadas de celebración se monta una feria del trueque. Diversos stands ofrecen productos locales, naturales, artesanales y manufacturados; además de deliciosos manjares de la zona.
Fiesta Patronal en honor a San Roque: la Misa y la procesión multitudinaria por el pueblo se repiten en esta ocasión. Los cachis animan la fiesta y danzan en el frente de la iglesia para luego disfrutar de un almuerzo comunitario. Sobremesa mediante, la iglesia es el escenario de la cuarteada.
La cuarteada es una característica danza en la que parejas conformadas por dos mujeres o dos hombres llevan una media res, se balancean a ritmo e interactúan con las demás. Como parte del ritual, la escena finaliza cuando las duplas tironean de la carne animal hasta separar las reses en cuartos.
Pachamama y San Ramón: a principios del mes de agosto, Iruya celebra una fiesta tradicional de la ofrenda a la Pachamama o Madre Tierra. En esta ocasión, los lugareños le ofrecen bebida y comida a la tierra. Finalizando el mes, se lleva a cabo la festividad de San Ramón en Las Higueras, cerca de Iruya.
Fiestas patronales de San Isidro Labrador: cada 15 de mayo, en San Isidro, se realiza una típica y ancestral celebración que incluye festejos, ofrendas y una procesión.
La gastronomía típica de Iruya
Además de los paisajes y escenarios naturales, nuestro país cuenta con una gastronomía típica digna de degustar. Iruya no es la excepción. Ingredientes ancestrales como los papines andinos, la quinoa y las habas protagonizan el menú local. Los pasteles, los guisos y las tradicionales empanadas se destacan en la cocina del pueblo colgado de la montaña.
En varias páginas de turismo explican todo lo que necesitamos saber del programa Previaje 3 para empezar a pensar en Iruya.