Paseos en trineo y caminata con raquetas de nieve, otras actividades del Cerro Chapelco

08 de julio, 2023 | 17.52

(Por Claudio Benites).- El nombre de Chapelco nos remite al Cerro, al esquí, de hecho, es una de las pistas más visitadas por nativos y extranjeros, pero el esquí no es la única actividad que ofrece el Cerro. Allí también es posible abrir una ventana al contacto directo con la naturaleza, para lo cual no es necesario aprender a viajar sobre las tablas.

Un paseo en trineo tirado por perros o una caminata con raquetas de nieve, nos lleva a un paisaje donde la nieve domina y el bosque es el protagonista excluyente.

Pablo Ernesto Germann es veterano de las nieves, que hace 35 años recaló en San Martín de los Andes y se subió al Cerro Chapelco para recrear algo que, más que pasión, es una parte de su vida: la relación con los perros de trineo.

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“Aquí la gente para un poquito, porque el sentido de todo esto es que, en un universo mecanizado, conocer y reconocer nuestras fuentes es muy importante, tanto para el desenvolvimiento de hoy y también para el mañana”, le dijo a Télam en la cabaña donde atiende a las personas que llegan para sumarse a esta actividad, mientras afuera arreciaba la nevada.

“Aquí -reitera- contamos una aventura épica, contamos como el hombre y la civilización se movían hace 200 años, en un ambiente anegado como el Polo Norte, con palos en los pies y trashumando con sus familias y sus perros para cazar. Hay toda una historia de vida en lo que nosotros tratamos de comunicar en nuestros paseos”.

Explica que “en los años 80, yo hacía esto en la Base Esperanza, en la Antártida. Allí nos casamos con mi esposa y somos el primer matrimonio casado en una base antártica. Argentina, con 14 bases, es el país que más bases tiene en el continente, y allí usábamos los perros para trasladarnos entre las bases, recorríamos toda la península antártica”.

“Fue entonces que, por el Tratado Antártico y el protocolo de Madrid, se retiran todos los perros de la Antártida y el Instituto Antártico, como yo ya criaba a los perros en la Antártida, me entregan 40 perros de la Base Esperanza y esos perros estuvieron conmigo cuando me fui a Ushuaia y allí murieron”, comentó.

Aclaró que él tiene “genes recesivos de esos perros, que los estoy reproduciendo acá. Por eso, lo que hacemos acá es un legado histórico de esos perros. Lo que tratamos de hacer es deshumanizar a los perros”.

“Hay -dijo- un canal muy susceptible de los perros, muy subestimado por nuestra cultura, por el cual pasan a cubrir necesidades muy esenciales y muy básicas. Lo que tratamos de hacer es deshumanizarlos, volver a las fuentes. Enseñarle a la gente que el perro puede hacer otra cosa. Nosotros no tenemos mascotas, tenemos una manada constituida de casi cien perros. Todos con una alimentación especial, pero por sobre todas las cosas, ellos hacen lo que aman hacer. De otra manera no podrían hacer esto”.

Añadió que “además, estamos llevando adelante un plan interesantísimo de perros de búsquedas y rescate en grandes áreas. Son perras pastoras, que tienen un objetivo y trabajan buscando y encontrando lo que buscan”.

El viaje en Trineo es una de las opciones, recorriendo un circuito de dos kilómetros y medio, en un bosque de 500 hectáreas, cruzando puentes, pasando mallines.

Verlos atados al Trineo, dan la sensación de estar sujetos a una tarea impropia, pero basta con observar la desesperación que muestran por salir a correr, la felicidad que manifiestan cuando el Trineo se pone en marcha, para comprender que lo que se ve no tiene nada que ver con la realidad.

Otra de las actividades, es la caminata por el bosque de Lengas con raquetas de nieve. Una experiencia realmente inolvidable para quien escribe. Guiados por Axel, el hijo de Pablo, transitamos un sendero cubierto de nieve entre árboles añosos, bajo una fina, pero intensa nevada.

Axel camina adelante en medio de la nieve entre las enormes Lengas alrededor, mientras que Araoz y Brenda, las dos perras pastoras de rescate, de apenas cuatro años de edad, corretean, van y vuelven disfrutando del paseo quizás más que nosotros mismos. Se revuelcan en la nieve, desaparecen por momentos debajo del manto blanco. El paisaje es increíble.

"Ellas están felices. Para ellas esto es un juego y esa es la clave del aprendizaje. Tiene que ser un juego y tienen que tener ganas de jugar para hacer su tarea adecuadamente. Lo mismo pasa con los perros del trineo”, explicó Axel en un alto del camino.

“Tirar del trineo está en sus genes y si a alguno de estos perros se los tiene en un lugar donde no puedan desarrollar esa actividad, en un hogar, aún con patio, se vuelven locos porque necesitan eso. Es su esencia y en algún momento se manifiesta. Basta verlos como se comportan antes de salir para que puedan comprobar que lo que digo es realmente así”, indica.

El trayecto se hace empinado pero las raquetas se afirman bajo los pies brindando una sensación de seguridad única, pese a que el bastón de apoyo se hunde más de un metro abajo. Unos metros más adelante los trineos retornan de su recorrido. Los perros ladran entusiasmados mientras la nevada se hace más intensa. Están en su hábitat.

Con información de Télam