Bodegas y marcas de vinos que se elaboran en la provincia de Entre Ríos con sus distintas cepas y blends podrán degustarse hoy en una nueva edición de la feria "Entre Ríos Entre Viñas", en la Sala Mayo, frente al río Paraná en la capital entrerriana
La feria funciona como un foro que muestra al público el potencial de la vitivinicultura de Entre Ríos, sus productores, bodegas y toda la cadena de valor del enoturismo que a principios del siglo XX fue una de las más grandes de la región y ocupaba el cuarto lugar en producción de todo el país.
"Aquí se celebran nuestros vinos y que en los suelos entrerrianos se pueden desarrollar varias cepas y muy buenos vinos, debemos aprender a querer nuestra tierra, saber el valor que tiene esa uva que está creciendo", dijo a Télam Noelia Zapata, presidenta de la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos (AVER).
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Además de las catas, se desarrollan disertaciones de expertos, actividades entretenidas y educativas sobre la enología, y a pocos metros se estableció un patio gastronómico y un sector con espectáculos en vivo, también en el marco de los festejos por el Día Nacional del Vino.
La feria la organiza anualmente el Gobierno provincial, los productores de vid, la AVER, la Municipalidad donde se realiza y el Consejo Federal de Inversiones (CFI).
"Distinto no significa más que distinto, hay que probar hasta que entendamos que si es nuestro y está bien hecho se logra un producto noble y va a tener futuro", explicó a Télam el docente y especialista en gastronomía e identidad gastronómica de Entre Ríos, Ángel Sánchez, y rechazó "esa costumbre de que lo que no gusta se califica como malo".
En 1860, con la llegada de inmigrantes, el por entonces gobernador Justo José de Urquiza promovió la actividad, principalmente sobre la costa del río Uruguay.
La vitivinicultura entrerriana alcanzó el cuarto lugar en el país en producción, según el Censo Nacional de Viñas de 1907, pero en 1930 el presidente Agustín Justo prohibió producir vino fuera de la zona de Cuyo.
De esta manera, se cerraron alrededor de 60 bodegas entrerrianas que cultivaban, según el INTA en 1890, más cepas que las provincias de Mendoza y San Juan, lo que hizo desaparecer por décadas la producción en Entre Ríos.
Recién en 1998 entró en vigencia una nueva legislación que derogó la prohibición, aunque en los inicios del siglo XXI todavía no existían hectáreas destinadas a la vid.
"Es altamente positivo que se haya podido resurgir, y el desafío es capacitarse para que lo que se haga, no importa la cantidad, sea de calidad", enfatizó Noelia Zapata.
La AVER mantiene convenios con organismos nacionales como el INTA y el INTI, con universidades, y Gobiernos locales para desarrollan un plan de formación y capacitación en toda la provincia, logrando sustentar a estudiantes de enología.
Actualmente existen cerca de 50 productores con diferentes variedades entre las que se destacan tannat, chardonnay, viognier y el marselán, entre los 33 asociados a la AVER, pero otros 49 inscriptos y cerca de 20 productores que se inscribirán los próximos meses.
Por otra parte, la presidenta de AVER destacó la importancia de la vitivinicultura en el turismo, que "permite el ensamble entre el visitante y el productor", y agregó que el vino entrerriano "siempre tiene que estar acompañado por otros productos entrerrianos como quesos, nuez pecán, escabeches y pescado de río".
La secretaria de Turismo de Entre Ríos, María Laura Saad, afirmó a Télam que el enoturismo "es un producto muy importante, vendiendo experiencia que tienen que ver con el vino, la gastronomía y ese maridaje que se puede dar en las regiones entrerrianas".
"En este tiempo de ambigüedades y de no saber a dónde ir, ojalá vengan muchas ayudas porque hay que mantener el trabajo mancomunado para seguir fortaleciendo a toda la industria", completó.
Con información de Télam