¿La moda del “brunch” es tan buena como parece?

24 de junio, 2022 | 11.18

Desde hace años se han estado imponiendo algunas tendencias alimentarias a nivel global que han llegado al país. Tradicionalmente, tenemos un orden en nuestras comidas que respetamos por una cuestión de rutina y para que nuestro cuerpo obtenga la energía necesaria para mantener activo nuestro día.

Desayuno, almuerzo, merienda y cena son los 4 platos principales de una dieta, con colaciones intermedias para poder saciar el hambre con alimentos no tan pesados. Pero en las últimas décadas ha traspasado una costumbre anglosajona, sorprendentemente muy antigua: el brunch.

¿Qué es un brunch?

Cada vez es más común escuchar que personas se citan “a tomar un brunch”. Sin embargo, es un término que no es de nuestra lengua y que viene de la combinación de los nombres de dos horarios de comida, el breakfast, o desayuno en inglés; y el lunch, o nuestro almuerzo. La palabra brunch viene de la unión de las primeras letras de una palabra con el final de la otra, dando a entender que es una comida que combina elementos, tanto del almuerzo como del desayuno.

El surgimiento del término

El origen de esta palabra viene de una situación de las clases altas inglesas. Durante el siglo XVIII, las familias pudientes les permitían a los trabajadores que tenían en sus casas los domingos como días libres.

Los sirvientes, de esta forma, preparaban un banquete de grandes proporciones para sus empleadores, con el objetivo de que pudieran comer y servirse en el momento del día que quisieran. Finalmente, el término brunch surgió gracias a la revista satírica Punch, burlándose de esta práctica.

¿De qué consiste?

Esta, al ser una comida que va entre los horarios del desayuno y del almuerzo, podría también mencionarse como un desayuno tardío o un almuerzo temprano, por lo que primeramente definamos el horario en que es común “brunchear”: desde las 11 de la mañana hasta las 3 de la tarde aproximadamente. Además, debemos tener en cuenta el día en que se acostumbra. Como ya hemos dicho, es una tradición que surge de actividades dominicales, por lo que el día más común es el domingo, aunque muchos locales de comida ofrezcan su menú de brunch el resto de días de la semana.

Lo que se come comúnmente

  • Bebidas: se pueden pedir jugos naturales, café, té u otras infusiones, leche y derivados y agua. Aunque también hay que tener en cuenta dos cosas, la posibilidad de un menú para adultos y el hecho de que, muchas veces, el brunch viene luego de los excesos del fin de semana. Por lo tanto, también se agregan tragos, siendo el bloody mary (jugo de tomate, vodka, salsa inglesa, salsa tabasco, sal, pimienta y jugo de limón) y la mimosa (champagne y jugo de naranja) dos de los aperitivos más buscados.
  • Diversos tipos de pan, tostadas, baguettes, panes integrales o panes franceses.
  • Untables, como manteca, miel y mermeladas naturales.
  • Diversos tipos de ensaladas.
  • Frutas de estación y frutas secas.
  • Carnes.
  • Aves, mariscos, salmón y sopas.
  • Huevos: total estrella de los brunch. Es el principal protagonista de la mayoría de los platos y es casi inadmisible que no estén los huevos benedictinos: poché o revueltos, sobre tostadas con bacon y salsas.

La forma en que se organiza un brunch es como un buffet, recordando los inicios, que cada persona se sirva lo que quiera. Si vemos los elementos que forman los posibles ingredientes de esta comida, podríamos decir que estamos mucho más cerca de un almuerzo o hasta de una cena (carnes asadas, quesos o huevos, de digestión difícil y cócteles con alcohol) que de un desayuno.

Problemas de esta moda

En nuestro país hubo una gran explosión en las tendencias y ofertas relacionadas al bruncheo últimamente, por más que sea una actividad con más de 100 años de antigüedad. El tema está en que nos viene de una cultura que, tradicionalmente, nos ha sido ajena, como es la británica y sobre todo pensando que proviene de sus clases altas.

Sin embargo, la globalización obliga a “aggiornar” algunos conceptos, sobre todo los relacionados a qué se come, cuándo y por qué. El brunch ni cerca está de desterrar al almuerzo o el desayuno, pero sí le establece una pequeña competencia a un modelo ya históricamente establecido.

No podés alimentar a todos

Cada lugar del mundo tiene diversas posibilidades de producción de alimentos. El brunch tiene muchas alternativas posibles, pero pocas posibilidades de distinción, habiendo un general de productos que tienen que estar para que un brunch sea un brunch, como la palta, muy usada en tostadas francesas y difícil o costosa de conseguir para la mayoría de nosotros. No hay un alimento que produzca toda la humanidad, y los consumos masivos obligan a buscar mercados externos, afectando al cambio climático.

Además, un modelo como este puede venir de la mano con las lógicas estadounidenses que surgieron con el fastfood o comida rápida: no importa la cultura del lugar, lo importante es que te den la posibilidad de comer lo mismo en cualquier parte del mundo, lo que termina siendo negativo. Esto no es solo culpa del brunch: el multiculturalismo de las grandes ciudades también perjudica a los negocios locales, pero no dejan de hacer su parte.

Cuidado con lo que comés

Al ser una combinación de dos comidas, tenés que tener cuidado de no terminar consumiendo grandes cantidades de calorías, hidratos de carbono, grasas y sal en una comida que supuestamente es “liviana” y “cool”. Es fundamental respetar la sensación de saciedad y no seguir comiendo todo lo que podrías comer en un desayuno y un almuerzo por separados.

Una buena alternativa saludable es consumir un brunch de infusiones sin azúcar, frutas, jugos exprimidos, tostadas integrales con poca mermelada, fiambres desgrasados y huevo duro. Y en lo posible, evitar el alcohol. También hay que remarcar que el brunch es un tipo de consumo que tenés que evitar si tenés alguna enfermedad gástrica.

En conclusión, lo recomendable del brunch es que no se vuelva parte de tu rutina semanal, donde el desayuno y el almuerzo siguen siendo dos de las principales comidas del día. Pero si querés brunchear, tené en cuenta: no comas a reventar, consumí productos saludables y en pequeñas cantidades y que te aporten la energía que necesitás para el resto del día.

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