(Por Gabriel Ramonet).- Entre las 17 rutas naturales diseñadas para conocer diferentes regiones de la Argentina, la del Fin del Mundo abarca una de las zonas más hermosas y míticas del país en la que el mar, las montañas, los lagos, los glaciares, los bosques y la estepa se fusionan en un destino predestinado para los amantes de la aventura y la naturaleza.
La isla grande de Tierra del Fuego, compartida entre la Argentina y Chile, se encuentra en el extremo sur de América, separada del continente por el Estrecho de Magallanes y apenas a mil kilómetros de la Antártida, lo que convierte a la ciudad de Ushuaia, atracción turística por excelencia de la zona, en la puerta de entrada para todo tipo de embarcaciones que se dirijan al continente blanco.
La capital fueguina, asentada sobre la costa del Canal Beagle, es el sitio de la provincia donde arriban la mayoría de vuelos y cruceros internacionales, y desde allí se puede llegar por la ruta nacional 3 a los otros centros poblados más importantes de la isla: el municipio de Tolhuin y la ciudad de Río Grande.
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Tolhuin se encuentra a 100 kilómetros de Ushuaia y en el centro de la provincia, mientras que Río Grande está ubicada en el norte provincial, a 220 kilómetros de la capital.
La mayoría de los visitantes empieza su recorrido por la llamada ciudad del Fin del Mundo, la más austral del planeta, donde constituyen puntos obligados de exploración el Parque Nacional Tierra del Fuego y la navegación por el Beagle.
El parque es el único lugar de la Argentina donde los bosques patagónicos y la Cordillera de los Andes se encuentran con el mar, creando un paisaje único de montañas, bahías, fiordos y un gran lago binacional, llamado Acigami, del lado argentino.
Ofrece vistas inolvidables desde sus miradores y algunos senderos cortos y de baja dificultad, además de la posibilidad de acampar, hacer excursiones en canoa y llegar hasta Bahía Lapataia, donde un cartel emblemático indica el final de la ruta 3.
Otra forma de conocer esta reserva ambiental es con el Ferrocarril Austral Fueguino o Tren del Fin del Mundo, que recorre 7 kilómetros bordeando el río Pipo y pasando por la cascada Macarena.
En tanto, para pasear por el Beagle, el canal que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, lo ideal son los catamaranes que parten a diario desde el puerto de la ciudad y llegan hasta islas habitadas por colonias de lobos marinos y aves acuáticas, además de pasar frente a Puerto Almanza, un pequeño poblado de pescadores con restaurantes gourmet.
A 15 kilómetros de Ushuaia se encuentra la Reserva Natural y Paisajística Valle de Tierra Mayor, que en invierno se convierte en uno de los mejores destinos para practicar deportes de nieve y en verano es una gran opción para hacer senderismo por valles, montañas y turberas.
Siguiendo por la ruta 3 con rumbo norte se llega al Paso Garibaldi, que cruza la Cordillera de los Andes con vistas increíbles al Lago Escondido y al Fagnano.
Ya en las afueras de Tolhuin y a través de un camino de ripio se puede acceder a la Reserva Provincial Corazón de la Isla, la más grande de la provincia destinada a proteger majestuosos paisajes con lagos, bosques, ecotono (la zona de transición entre bosque y estepa) y turbales (los humedales típicos de la Patagonia).
Es un sitio ideal para disfrutar la naturaleza a pleno, hacer senderismo, acampar, observar aves o practicar pesca deportiva.
El norte provincial ofrece, poco después del centro urbano de Río Grande, la Reserva Provincial Natural Costa Atlántica, un sitio imperdible para los amantes de la observación de aves. La reserva se extiende por unos 220 kilómetros hasta la bahía de San Sebastián, en el límite con Chile.
Y como si todo este festín de naturaleza no fuera suficiente, la Ruta del Fin del Mundo posee otros atractivos adicionales, cada uno con sus propias características, como Cabo San Pablo, situado a 80 kilómetros de Tolhuin o a 120 de Río Grande, un lugar ideal para quienes buscan destinos inhóspitos y de gran belleza paisajística.
Se llega siguiendo la ruta complementaria "A" que serpentea por pintorescas estancias y ofrece paisajes asombrosos de cerros, estepa, bosques de lengas, ríos y acantilados junto al mar, y en el camino es habitual encontrar guanacos, así como avistar zorros y cóndores.
En lo alto del cabo hay un antiguo faro inclinado y, frente a sus costas, el casco herrumbrado del barco "Desdémona", encallado en 1985: una muestra del pasado de naufragios y aventuras que se sucedieron en los bravos mares australes.
Para llegar a Tierra del Fuego hay vuelos directos regulares desde Buenos Aires y Córdoba a Ushuaia y Río Grande, mientras que al puerto de la capital llegan los cruceros internacionales.
También se puede acceder por tierra en vehículos o micros, cruzando por Chile, en tanto que la provincia está interconectada por la ruta 3 y es posible tomar transportes públicos o alquilar autos.
El resto de las rutas son de ripio y hay que chequear su estado antes de recorrerlas ya que, por ejemplo, en invierno es obligatorio usar neumáticos para nieve o cadenas en algunos trayectos.
Ushuaia tiene una gran oferta de alojamiento de todas las categorías, mientras que en Río Grande y Tolhuin la oferta es un poco más acotada y en sitios como el Parque Nacional y la reserva Corazón de la Isla hay camping con servicios.
La provincia se puede visitar durante todo el año aunque hay épocas especiales de acuerdo con la actividad: de octubre a abril es ideal para el trekking y el senderismo, de diciembre a marzo para expediciones a la Antártida, de junio a septiembre para actividades invernales, y de marzo a mayo para ver el bosque con colores otoñales.
Con información de Télam