Si bien los usuarios apenas se estaban acostumbrando a la idea del 4K, ya llegó al país (de manera oficial) la última tecnología que promete dejar muy atrás ese protocolo: el 8K. Esto representa un salto abismal con los televisores de generación anterior, ya que ahora las pantallas cuentan hasta con sistemas de Inteligencia Artificial (IA) para amplificar el contenido que quedó viejo. Pero… ¿es esto solo un chiché de la novedad o realmente el futuro tiene cada vez más píxeles?
Hablar de resolución y calidad gráfica son las herramientas clásicas para la venta de los servicios de streaming y paquetes de acceso a internet. Si bien esto ha democratizado en cierta medida los parámetros técnicos de las pantallas, el público general suele no tener en claro la diferencia real entre nombres repetidos como HD, FullHD o 4K.
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La resolución: un problema entre ojos y píxeles
Samsung fue la empresa responsable de la línea 8K que llegó al país de manera más reciente. Según su definición, un televisor de esta resolución cuenta con cuatro veces más píxeles que un televisor 4K, lo que hace que sus nuevos aparatos tengan “una calidad más nítida y detallada”. ¿Qué son los pixeles? Son aquellos puntos de colores mínimos que conforman las imágenes de las pantallas; a mayor cantidad de estas unidades, con mejor nitidez se podrá ver lo reproducido.
Acorde a la empresa coreana, su nueva línea cuenta con 7680 pixeles horizontales con 4320 pixeles verticales, lo que llegan a un total de 33 millones de pixeles. Esto hace que las unidades sean tan pequeñas que integren cientos de detalles que antes no podían hacerse notar. Sin embargo, ¿el ojo humano al desnudo es capaz de notar estas partículas?
“En un principio, hay que entender la diferencia entre cantidad de información visual y percepción del ojo. Un buen HD (1920 píxeles x 1080 píxeles) muchas veces se percibe mejor que un 4K”, explica Adrián Iturralde, exjefe de postproducción del Centro de Investigación Aplicada en Recursos Audiovisuales (desarticulada en 2017) en Televisión Digital Argentina y actual Responsable Técnico en el Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (BACUA).
Según el especialista, antes que preocuparse por la cantidad de pixeles, existen otros parámetros que se involucran con la calidad de las imágenes: “En este momento, para obtener la opción 4K se debe obtener un servicio de streaming que lo soporte y un buen ancho de banda en casa”, apunta. De esta manera, se forma la tríada de calidad: un acceso a internet de alta velocidad estable, una suscripción que ofrezca contenido de 4K real y, recién entonces, un televisor que pueda reproducirlo.
Señales de televisión: ¿el cable nacional transmite en alta definición?
En términos de transmisión de canales, Iturralde apunta que lo ideal sería que los canales lograsen transmitir en Full HD (es decir, en 1920 x 1080 a 50 cuadros por segundo). El formato intermedio entre el 4K, el más popular a nivel comercial, es la Ultra Alta Definición (UHD), un formato un poco menor.
Pero para lograr llegar al estándar, se requiere una red de conexión vía cable, satélite o por antena UHF (encargada de la recepción de la Televisión Digital Terrestre). “Si bien la transmisión analógica aún existe, está siendo reemplazada por señales digitales rápidamente, ya que no se venden más televisores con sintonizador analógico. Al mismo tiempo, en casos como TDA hay en muchos lugares donde se necesitan receptores satelitales para verlos, ya que faltan instalar antenas de UHF”, comentó el especialista.
Qué ver en calidad 8K: ¿alguien está haciendo contenido de Ultra Alta Definición (UHD)?
Aunque muchos dispositivos nuevos ofrecen métodos de mejora en la calidad de imagen, esto no significa que el contenido esté preparado para lucir lo mejor posible. Esto quiere decir que hace falta un acuerdo entre las grandes productoras audiovisuales para realizar el salto tecnológico.
“El estándar de producción hoy es 4K. Nunca se filma en menos, excepto en producciones que se saben que serán para redes sociales. En este caso, sería tonto filmar en 4K porque la administración de contenido es muy pesado; en redes e incluso para TV (que se sabe que no irá a cine), se suele ir a un estándar de 4K o Ultra HD”, cuenta Martín Lopez Funes, cofundador y productor ejecutivo en Malditomaus, estudio de VFX y Postproducción.
Acorde a lo que señala López Funes, actualmente no hay un flujo de trabajo en la industria audiovisual en 8K, ya que simplemente el proceso de postproducción se volvería muy costoso en tiempo y en dinero invertido en hardware: “La verdad es que existen cámaras que permiten la producción en 8K, pero la mayoría de las pantallas no lo pueden reproducir. No tiene sentido entonces realizar contenido si el producto final será en 4K, en UltraHD o incluso menos, ya que la mayoría se transmite en FullHD”, explicó el productor.
Inteligencia Artificial en las teles: ¿cómo es el proceso de las pantallas del futuro?
Una de las novedades que anunció Samsung cuando llegó con sus nuevos televisores en 2020, fue que sus equipos comenzarían a contar con un sistema de procesador propio llamado Samsung Quantum Processor 8K. Dos años después, el sistema para sus televisores se lo ha rebautizado Neo Quantum 8K y también ofrece un proceso que se encarga de mejorar la resolución del contenido que recibe.
Lopez Funes comentó que este proceso, llamado upscaling, no es del todo novedoso. “El upscaling es un proceso que se hizo toda la vida, desde que pasamos de la TV común al HD. Hay distinto tipo de hardware y software que se encargan de estos procesos. Allí se incluyó la Inteligencia Artificial, ya que en el escalado hacia arriba se estiran los píxeles preexistentes y se empieza a perder resolución. Cuanto más grande sea el salto hacia arriba, más se ‘borronea’ la imagen, y es ahí donde la IA realizará postprocesos para darle una definición y alterar píxeles para que se vea mejor”, explicó.
Pero no solo del upscaling se encargan los procesadores de las televisiones: Samsung también ha anunciado la tecnología “Real Depth Enhancer”, una IA entrenada para entender el comportamiento del ojo humano. “Mientras los ojos humanos se concentran en un objeto, la atención del proceso se dirigirá en optimizar la nitidez, claridad y textura, mientras se mantiene la calidad del fondo”, describen desde la empresa. Es decir, este sistema tendrá la tarea de entender cuál es el foco de la composición de una imagen para lograr un mayor sentido de profundidad.
“Nuestra tecnología Real Depth Enhancer es el resultado de la optimización de todas las tecnologías de manera que se toma la psicología humana en cuenta, en lugar de solamente enfocarse en mejorar la resolución”, explicó Youngseok Han, un desarrollador del H/W Lab y uno de los encargados de explicar qué es lo que la empresa se trae entre manos con este salto tecnológico.
La ilusión 8K: ¿podrá sobrevivir una recesión económica?
Como sucede en todo mercado, para establecer un protocolo estándar tienen que sincronizarse múltiples universos de consumo. No solo las productoras tendrían que realizar sus obras en alta calidad, sino que la mayoría de los hogares deberían contar con pantallas 8K y un ancho de banda estable que permita la reproducción a demanda de esta calidad de imagen.
Además de intentar convencer a los consumidores, la tecnología 8K se enfrenta este año a una nueva posible crisis de fabricación: la Unión Europea está decidida a establecer nuevos reglas de eficiencia energética en los productos, lo cual golpeará fuertemente a una industria que tuvo su auge en el Mundial de Qatar 2022.
Si bien el uso de procesadores en televisores parece determinante para comenzar a para pensar en la evolución de la caja ya-no-tan boba, ¿sobrevivirá la innovación tecnológica a otro golpe en medio de la crisis en el rubro tech?