“La producción social es aquella que atiende la necesidad de la comunidad y después se pone a pensar en cómo optimizar la reproducción del capital, o sea, no es un emprendimiento que está detrás del lucro, sino de la atención de las necesidades comunitarias”, le dijo a TSS Enrique Martínez, coordinador del Instituto de Producción Popular, con respecto a la reciente inauguración del primer Parque de Producción Social en Tafí Viejo, en Tucumán.
Las actividades principales que se desarrollan en este parque tienen que ver con el reciclaje de basura y la construcción de muebles a partir de materiales reciclados. El parque fue impulsado por la municipalidad de Tafí Viejo, en Tucumán, y por el Instituto de Producción Popular (IPP). Además, cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Producción de la Nación (MINCYT) con el objetivo de mejorar los procesos de producción e incorporar valor a los productos.
Sus trabajadores principalmente son personas con dificultades para acceder al mundo laboral como personas mayores, con discapacidades, jóvenes en busca de su primer empleo y personas que han recobrado su libertad tras pasar por el sistema penal.
“Esta situación se da en muchos lugares de la Argentina pero nadie se autocalifica diciendo que está haciendo producción social, por lo tanto creemos que para estimular esto hay que caracterizar ese tipo de actividad y darle contención en algún espacio, como se hace con los parques industriales en lugares en los que se agrupan las empresas para ahorrarse un montón de cosas y generar el mayor dinero posible”, explicó Martínez.
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En el parque de Tafí Viejo se hacen productos de carpintería, herrería, serigrafía, de construcción –como ecobloques con distintos agregados– y hay producción de alimentos provenientes de la horticultura, y producción de quesos y lácteos de su propia marca, “La Remolona”. También se está avanzando en la creación de un parque solar para proveer de energía eléctrica renovable al complejo y para vender los excedentes, y en un centro de conectividad digital comunitaria.
Daniela Bravo, secretaria de Promoción Social y Desarrollo Inclusivo de Tafí Viejo, le dijo a TSS: “Es una apuesta para que la economía popular deje de ser una economía de segunda y que se puedan generar parques de producción que permitan pensar la economía social y popular como una economía de primera, de trabajo genuino para el crecimiento laboral y para mejorar las condiciones de vida de las personas que forman parte”.
Desde hace cinco años funcionaba en ese lugar una planta de reciclaje que separa, clasifica y comercializa 45 materiales diferentes en el que trabajaban seis personas. Actualmente, ya son 140 las personas trabajando en las diferentes áreas del parque. Los materiales que no se pueden comercializar por su bajo valor pasan al complejo eco productivo municipal adonde se utilizan en otras áreas para agregarle valor. Dentro del parque ahora hay también un espacio de capacitación con docentes de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). También está aprobada la instalación de un laboratorio que empezará a funcionar en breve para hacer ensayos sobre nuevos materiales. La operatoria del parque está vinculada con el mercado municipal de Tafí Viejo, adonde se venden los productos directamente para el consumidor final.
“Los trabajadores son la parte activa de la conformación de este parque y de su crecimiento, son quienes tienen la posibilidad de experimentar sobre nuevos materiales, así que mucha de la creatividad también está puesta ahí. Eso que primero ocurre como un experimento después pasa de alguna manera por la evaluación de especialistas de ciencia y tecnología para poder ir definiendo fórmulas que se puedan estandarizar para la producción de materiales y alimentos”, detalló Bravo.
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“Dentro del parque habrá un espacio donde el MINCYT y otros organismos del sistema de ciencia brindarán asistencia técnica permanente, donde evalúen la eficiencia de las actividades que se están realizando y donde se ayude a capacitar y seleccionar personal para los emprendimientos. Es decir, un apoyo técnico que en parte sea por iniciativa del sistema y que esté a disposición plena de lo que las empresas que están dentro requieran. Esa es la diferencia entre un parque de producción social y un parque industrial en cuanto a la intervención de los ámbitos de ciencia y técnica”, explicó Martínez.
Los terrenos adonde está asentado el parque eran parte de un instituto de menores que fue abandonado hace muchos años y está ubicado en medio de las yungas tucumanas. “Es parte de la idea del intendente de favorecer el desarrollo productivo en lugar de la especulación inmobiliaria”, dijo Bravo.
Sobre la importancia de que el Estado se involucre en la creación de estos parques, Martínez dijo: “Acá el Estado apuntala la inversión inicial de las cooperativas. Dejarlas libradas a su suerte y sin apoyo técnico a las cooperativas que trabajan en la base social, desarrollando una cantidad de actividades que tienen que ver con la infraestructura comunitaria, no tiene sentido. Considerar que actúan libremente en el mercado y que tienen que arreglárselas solas es una idea equivocada porque en definitiva lo que hace es ayudar a que se acumulen los fracasos y se siga concentrando la economía”.
En este momento hay conversaciones avanzadas para encarar parques de producción social bajo este mismo esquema y con el apoyo del MINCYT en San Juan –con la comunidad de ladrilleros–, en General Pico, La Pampa, y con la Federación de Cooperativas Eléctricas del Sur de Santa Fe.
Con información de la Agencia TSS