Ciencia y derechos humanos: 3 investigaciones clave para combatir discursos negacionistas

Los avances científicos y tecnológicos dan cuenta de la magnitud del terrorismo de Estado ejercido por la última dictadura cívico-militar.

07 de septiembre, 2023 | 12.15

En el marco de las próximas elecciones presidenciales, y con el avance de los sectores más reaccionarios del país que reivindican la última dictadura y todo su accionar –que incluye secuestros, torturas, asesinatos, desapariciones, robo de bebés y vuelos de la muerte–, reaparecen los discursos que estuvieron bajo las sombras durante 40 años.

Por eso, contra los intentos de relativizar las consecuencias del último golpe de Estado y homenajear a genocidas, la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes repasa cuáles fueron los principales aportes de la ciencia y la tecnología que ayudaron a revelar el modus operandi de la dictadura, la recuperación de personas desaparecidas y la restitución de nietos cuya identidad fue ocultada por parte de sus apropiadores

Índice de abuelidad

Aunque en la década de 1970 ya se utilizaban los análisis de sangre para determinar la paternidad o la maternidad, en este caso eran ellos quienes estaban desaparecidos. Entonces, desde Abuela de Plaza de Mayo se plantearon si era posible establecer un método que ayude a determinar científicamente si determinada persona había sido apropiada y en realidad era hijo de desaparecidos.

Fue así como llegaron hasta Estados Unidos para reunirse con el genetista argentino Victor Penchaszadeh (quien había sido atacado por la triple A en 1975 y tuvo que exiliarse en Venezuela y luego en EE.UU.) y con Mary-Claire King, genetista local, para pensar un desarrollo que les permita reconocer a sus nietos con otro sistema que no sea la sangre de sus padres.

Entre King y Penchaszadeh crearon un método donde adaptaron la técnica de probabilidad del índice de paternidad a la de abuelidad mediante fórmulas estadístico-matemáticas muy complejas y lo denominaron Índice de abuelidad, que asegura con un 99,99 por ciento de eficacia la probabilidad del parentesco.

“Así fue como a finales del año 83′, dijimos ¡eureka! Salió la fórmula. Debían coincidir los marcadores genéticos con los de otra persona”, dijo el genetista en una entrevista con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ. En noviembre de 1984 se recuperó la primera nieta (Paula Logares) a través del índice de abuelidad tras demostrar la filiación mediante estudios sanguíneos. Hasta el momento, más de 100 personas recuperaron su identidad gracias a este desarrollo científico.

Banco Nacional de Datos Genéticos

El Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) es el archivo público y sistemático de material genético y muestras biológicas de familiares de personas secuestradas y desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar. A través del análisis de ADN, los estudios pueden identificar vínculos biológicos entre personas que sospechan ser hijos de desaparecidos y sus familias de origen. Las probabilidades de parentesco como paternidad, hermandad o abuelidad son lo suficientemente altas como para confirmar o descartar un vínculo genético.

En este sentido, el BNDG es fundamental porque es el organismo encargado de guardar la “memoria genética” de las Abuelas de Plaza de Mayo y sus familias para cruzar los datos y realizar la identificación de nietos apropiados.

La idea nació a mediados de la década de 1980 cuando, en conjunto con varios organismos, Abuelas elaboró un proyecto de ley para la creación de un banco de datos genéticos de familiares de chicos desaparecidos. Finalmente, en mayo de 1987 se convirtió en la Ley 23511. En 2009 se transformó en un organismo autónomo y jerárquico y fue la primera institución del mundo en realizar este tipo específico de análisis de filiación.

Equipo Argentino de Antropología Forense

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) es una institución científica que nació en 1984. Mediante técnicas de diferentes ramas de las ciencias forenses, se dedicaron a descubrir restos óseos de personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar para reconocerlas de forma legal y restituirlas a sus familias.

Cuando Argentina recuperó la democracia y se realizaron los primeros juicios a la Junta, diversos jueces ordenaron realizar exhumaciones que se llevaron a cabo en forma no científica y supervisadas por personal forense que no contaba con la confianza de los familiares de las víctimas.

Entonces, las Abuelas de Plaza de Mayo y la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas solicitaron la asistencia de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia. Entre sus miembros estaba Clyde Snow, uno de los más destacados antropólogos forenses del mundo, que recurrió a arqueólogos y médicos para comenzar las exhumaciones y el análisis de los restos óseos con una metodología científica. Así nació el Equipo Argentino de Antropología Forense.

El testimonio de Snow en el Juicio a las Juntas Militares en Argentina resultó vital para demostrar científicamente el asesinato de desaparecidos a partir del análisis de las lesiones de cuerpos recuperados de fosas clandestinas.

En la actualidad, el EAAF se dedica a la investigación, búsqueda, recuperación, determinación de causa de muerte, identificación y restitución de personas. No solo se quedó en encontrar personas desaparecidas en el país, sino que ya trabajó en más de 50 países del mundo con víctimas de violencia étnica, política, institucional, de género y religiosa; narcotráfico y trata de personas, entre otras.

Entre otras actuaciones, el Equipo logró recuperar la identidad de 121 soldados caídos en la guerra de Malvinas que fueron enterrados como NN. En 2020, junto al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, la Universidad Nacional de Quilmes impulsó la candidatura del EAAF al Premio Nobel de la Paz.


 

Con información de la Agencia de Noticias Científicas