El 20 de julio se cumple un nuevo aniversario de la llegada del hombre a la Luna, Apolo 11, la primera misión que lo logró, permitió que Neil Armstrong y Buzz Aldrin caminen sobre el satélite natural de la Tierra en 1969. Desde aquel día, la humanidad proyectó un sinfín de futuros posibles, que se podrían condensar en un solo interrogante: ¿cuánto falta para que las personas no solo puedan pasear sobre su superficie, sino también instalarse allí?
En un artículo difundido de manera reciente en la revista Nature, se reportan observaciones de posibles aberturas: pozos interesantes por su comprensión científica, pero también contemplados como futuros resguardos de bases lunares.
En el paper mencionado, los investigadores de la Universidad Italiana de Trento analizaron imágenes obtenidas en 2010 por el Lunar Reconnaissance Orbiter. Como hace 14 años el análisis de éstas imágenes no estaba tan avanzado como en la actualidad, se volvieron a estudiar con modernas técnicas de procesamiento de señales. Gracias a esto, los investigadores descubrieron reflexiones de radar que deben su existencia a conductos subterráneos o cuevas. Aunque se pensó durante años que estas cuevas existían, con esta evaluación se pudo comprobar su presencia. Gracias al nuevo estudio, los científicos italianos afirman que la cavidad tiene “más de 100 metros de profundidad y casi 80 metros de largo”.
La exploración lunar comenzó el 14 de septiembre de 1959 cuando una sonda espacial de la Unión Soviética impactó contra la superficie del satélite. El siguiente logro fue el alunizaje del Apolo 11 en una extensa llanura conocida como Mar de la Tranquilidad. Es en esta llanura donde se descubrieron los reflejos de radar que indicarían la existencia de un túnel de decenas de metros de largo y accesible desde la superficie lunar. Según los especialistas, este descubrimiento sugiere que el Mar de la Tranquilidad es un sitio prometedor para el establecimiento de una base lunar.
Las cavidades encontradas brindarían refugio del entorno y podrían respaldar a la exploración humana a largo plazo. No hay que olvidar que las condiciones en la superficie lunar son muy adversas: temperaturas que superan los 100 grados centígrados en la cara iluminada y radiación solar 100 veces más alta que aquella que se experimenta en la superficie terrestre. Si la exploración espacial de este cuerpo celeste será sostenida, es fundamental encontrar escenarios que protejan a los astronautas y las cavidades encontradas serían ideales.
Estados Unidos, China, Israel, India y Rusia se anotan en la conquista del satélite natural. Nadie sabe a ciencia cierta en qué año, finalmente, el ser humano podrá asentarse en la Luna. Sin embargo, de algo se puede estar seguros: la carrera por conseguirlo ya comenzó.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas.