Doscientas cuarenta mil personas viven en villas en la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, de cada doce personas, una habita en barrios populares con serios problemas estructurales que van desde la falta de servicios básicos como agua, luz, gas, tendidos eléctricos peligrosos o problemas de transporte y acceso de ambulancias, por poner algunos casos relevantes que fueron noticia en varias ocasiones. Un número que podría ser mayor porque no todos estos barrios fueron censados, pero más o menos es la cifra que manejan las autoridades porteñas.
En ese sentido, el déficit habitacional ocupa un lugar central dentro de la política de vivienda, no sólo por la falta de casas sino también por la calidad de las mismas, que se combina con un proceso de gentrificación macrista que data de hace más de una década. Desde el gobierno de Rodríguez Larreta avanzan con la urbanización de distintos sectores con el objetivo de, en conjunto con los vecinos y vecinas, potenciar las características de cada uno de ellos: puede ser el comercio o, como en el caso del Barrio Histórico ubicado en Costanera Sur, parte del Rodrigo Bueno, el turismo.
Según datos oficiales, hace cuatro años la Ciudad comenzó proyectos de integración sociourbana en el barrio Rodrigo Bueno, Playón de Chacarita, Carrillo, Lacarra, Lamadrid, Padre Ricciardelli, 20 y 31 para garantizar el acceso a derechos que hoy no tienen o que fueron vulnerados. En el barrio 31 se construyeron 1.154 viviendas nuevas con 778 familias ya mudadas y 376 unidades pendientes de mudanza. En los demás barrios se construyeron en total 4.890 unidades funcionales, actualmente hay 3036 ya ocupadas, 1376 en ejecución y 478 unidades libres pendientes de mudanza, informaron desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat que conduce María Migliore a El Destape.
La construcción de nuevas viviendas tuvo lugar, explicaron, en los barrios 31, 20, Rodrigo Bueno, Playón de Chacarita y ACUMAR. Este último incluye los conjuntos habitacionales Alvarado, Orma, Ribera Iguazú (Mundo Grúa), San Antonio, Lacarra, Valparaíso, Osvaldo Cruz y Luna. Todo con una inversión cercana a los $26.000 millones.
El Destape recorrió el Polo Gastronómico Rodrigo Bueno, al sur de la Costanera Sur. Seguramente muchos caminaron por esa zona pero no todos llegaron hasta allí. Se trata de una suerte de barrera invisible que existe y que aísla a la zona. Desde el Gobierno porteño buscan que esto deje de ser así, impulsando la urbanización de la zona y potenciando el turismo dado que puede tener un acceso a la Reserva Ecológica.
Los trabajos comenzaron a fines del año pasado, el Polo Gastronómico está por cumplir su primer aniversario y cuenta con puestos de comidas manejados por los vecinos en algunos casos y por privados en otros. La inversión para la infraestructura estuvo en manos del Estado y quienes viven allí tienen que pagar un canon de uso que, dijeron, es muy accesible porque el objetivo es "potenciar la economía popular". De hecho, hace unas semanas presentaron un proyecto de ley en ese sentido para ser tratado en la Legislatura porteña.
Se trata de un modelo público privado que apunta a que la zona sea como una suerte de "Caminito del siglo XXI". Que fomente el turismo. De hecho, por el Patio caminan lagartos como si fueran perros. La gente les da de comer y se quedan. "Es que estás al lado de la reserva", explicaron. En el lugar funciona también una huerta vivera manejada por 14 mujeres del barrio que plantan especies autóctonas y las venden a distintas dependencias oficiales o colocan en el barrio para generar espacios verdes. Tienen cajones de 12 plantines para la venta y también funcionan como una suerte de provisión de insumos para otros sectores, como la provincia de Buenos Aires.
Finalmente, explicaron desde el Gobierno porteño, apuntan a construir una cocina comunal para comenzar con un servicio de venta de viandas y servicios gastronómicos para empresas de la zona o trabajadores que se encuentren por allí. Con la inversión del Estado y autogestión de los vecinos.
Las casas
En la zona del Barrio Histórico se construirán un total de 600 viviendas más la infraestructura de servicios básicos. Ahora se manejan con televisión satelital pero la idea es que los privados busquen brindar su servicio ahí y que haya varias ofertas. Son casas nuevas destinadas para las personas de esa zona quienes acceden a ellas mediante un crédito del Instituto de la Vivienda de la Ciudad.
En cada caso, explicaron, se entrega la escritura con cinco años de derecho de preferencia. Un punto siempre polémico porque las tierras terminan ingresando al mercado inmobiliario. "No creo que venga IRSA y compre 600 casas", dijeron fuentes del Gobierno porteño que apuntaron contra la gentrificación de la Ciudad - como plantea el proyecto Costa Salguero -. "La idea es generar pertenencia y que se queden acá", agregaron.
Para avanzar con las obras, ya hay varias manzanas construidas y calles abiertas, algunas casas tienen que ser demolidas. Un cartel está sobre una de las viviendas históricas y pide por "no al desalojo". Explicaron que aquéllas construcciones que afectan la traza asfáltica serán quitadas para crear zonas de tránsito más amplias y luminosas pero que otras quedarán donde están, con refacciones y los servicios correspondientes. Algo que no dejará de ser un problema para negociar pero apuntan a que las personas quieran mudarse en base a las experiencias de quienes ya lo hicieron.
Debajo de cada edificio, que son de hasta tres pisos, hay locales comerciales para que los vecinos, canon por medio, los exploten con sus emprendimientos pero también los privados. Si bien no está determinado, se estima que será un 60% - 40 % respectivamente. Se trata de una "política social ligada al trabajo con el Estado", explicaron desde el Gobierno.
Cada barrio tiene una realidad particular. En éste se podrá fomentar lo gastronómico y el turismo, en otros sólo lo comercial. El objetivo es "crear una nueva formalidad que reconozca y acompañe" con "participación e integración" con acceso de transporte públicos, las estaciones de bicicletas (ya hay una) y la garantía de que las ambulancias podrán entrar sin problemas.
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Costa Salguero
Muy lejos de esa proclama está el proyecto de ley que busca privatizar Costa Salguero, cancelar el acceso al Río de la Plata para los porteños y construir viviendas de lujo que no sólo expulsan sino que encarecen los valores de toda la Ciudad. Aunque llame la atención, no hay unanimidad dentro del Gobierno sobre este tema. No todos están de acuerdo pero evitan proclamarlo abiertamente.
Con la avanzada de este proyecto, la solución de una problemática que aqueja, el déficit habitacional, parece más lejana. El índice es del 6,3% en relación a la falta de viviendas y del 5,3% respecto a la calidad de las mismas, según datos del censo 2010.
Según los últimos datos oficiales vertidos por el censo 2010, el indicador asciende al 11,6%, más de 132 mil viviendas en condiciones irrecuperables, recuperables sin lugar donde vivir. O sea, más de una de cada diez. Según un estudio del Equipo de Política Urbana del legislador Matías Barroetaveña, se calcula que ese número creció en diez años y es cercano al 15% de la población. Una población que también está integrada por un 35,2% de inquilinos.
O sea, hay 71.919 hogares que necesitan acceder a una nueva vivienda para solucionar el problema habitacional ya que presentan alguna de estas situaciones: la vivienda en la que viven es considerada irrecuperable, comparten la vivienda con otro hogar o no tienen ningún tipo de viviendas. Y hay 60.651 hogares que viven en viviendas deficitarias pero que de intervenir en ellas y mejorarse dejarían de ser precarias.
Uno de los dramas más importantes a la hora de pensar el déficit habitacional es el de las viviendas ociosas. En un estudio correspondiente a septiembre 2018 y mayo 2019, el IVC resalta un informe de la Relatora Especial de la ONU de 2017 en el que se destacó la creciente “financiarización de la vivienda”, es decir que la vivienda es considerada cada vez más una mercancía y una inversión. Por lo tanto, analizó el organismo, “un aumento de la cantidad de viviendas en condiciones habitables, no necesariamente tenga un correlato con mayores hogares habitándolas, sino que las mismas son mantenidas en virtud de valorizarse financieramente”. Especulación.
Datos de la Cartografía Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 revelan que de 1.423.973 viviendas porteñas, 119.234 están vacantes y 164.248 subocupadas.