La irrupción de la viruela del mono en Europa trajo aparejada una ola de discursos de odio que salieron a flote desde algunos sectores reaccionarios, que aprovecharon rápidamente la nueva infección para asociarla con la comunidad LGBTiQ+ como lo hicieron hace 40 años ante la aparición del virus del VIH. Del mismo modo, ciertos medios de comunicación e integrantes de la comunidad médica quedaron, probablemente sin quererlo, atrapados en estereotipos homoodiantes que se replicaron a partir de la desinformación.
La primera información sobre el brote de la infección generada por el virus perteneciente al género Orthopoxivirus llegó desde Reino Unido, donde se registró el primer caso el 7 de mayo, en un paciente que había viajado recientemente a Nigeria, donde la enfermedad es endémica. En ese momento, fue la misma agencia británica de seguridad sanitaria (UK Health Security Agency, por su sigla en inglés) la que encendió las alarmas sobre la infección y al mismo tiempo advirtió que “particularmente los hombres gays y bisexuales” debían estar atentos ante cualquier “lesión o sarpullido” que detectaran en su piel. Esos primeros datos fueron los que luego se repitieron en algunos medios, en los que se asoció directamente la propagación de la viruela del mono a la comunidad LGBTIQ+.
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“Bastó una afirmación sin fundamento para que se detonara nuevamente la homofobia y el estigma que pesa sobre la comunidad LGBT desde las épocas del VIH Sida”, destacó al respecto Marcelo Suntheim, vicepresidente de la Comunidad Homosexual Argentina. Desde la organización creen que hubo cierta irresponsabilidad en la publicación de un estudio que sugería que la mayoría de las personas infectadas eran hombres que tenían sexo con personas de su mismo sexo.
La Organización Mundial de la Salud tuvo que salir al cruce de estas afirmaciones. Particularmente, el organismo internacional manifestó su preocupación por las “representaciones que refuerzan los estereotipos homofóbicos y racistas” por la caracterización que se había hecho de la enfermedad. Del mismo modo, advirtieron que la infección “puede afectar a cualquiera” y destacaron además que “el estigma y la culpa dirigidos a ciertos grupos de personas pueden socavar rápidamente la respuesta al brote”, al mencionar particularmente “las lecciones de la respuesta al sida”.
“El peligro de los discursos de odio, que son los mismos de la época del VIH, es que hacen pensar a las personas que solamente nos podíamos infectar nosotros y con eso el Estado dejaba de hacer campañas de prevención para otras poblaciones”, remarcó en este sentido Suntheim.
No obstante, el reconocido activista ponderó la rápida respuesta de la comunidad internacional y los estados ante las estigmatizaciones: “Que haya salido rápidamente a aclarar que no hay vinculo científico con estas asociaciones tiene un valor político realmente alto porque estamos hablando de algo que afecta a todos los grupos LGBTIQ+ en el mundo".
En esa misma línea, planteó que es interesante poner en relieve que está cayendo el antiguo discurso médico que entiende a la población LGBTQ+ como “grupo de riesgo” porque ahora se habla más bien de “prácticas de riesgo” que tienen que ver con no usar profilácticos. “Se aprendió en el sentido de la reacción rápida del Estado frente al discurso de odio en la medicina pero los discursos están arraigados en fundamentalismos religiosos y médicos, higienistas”, amplió al trazar un paralelismo con la época de los ochenta/setenta.
¿Está la viruela del mono asociada a las relaciones sexuales?
La secretaria de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación, Analía Rearte, aclaró también que “por ahora no está demostrado que sea una enfermedad de transmisión sexual”. De hecho, la OMS nunca dijo que la infección está directamente relacionada con las relaciones sexuales sino con el “contacto estrecho”.
“El virus monkeypox se transmite principalmente por el contacto con lesiones de animales infectados, habitualmente “máculas” (manchitas de color rojizo), 'pápulas', vesículas o pústulas que son las lesiones más contagiantes”, explicó a El Destape Javier Farina, Jefe de Infectología del Hospital Cuenca Alta.
Respecto a la propagación “persona a persona”, indicó que “uno puede contagiarse también por secreciones respiratorias de personas infectadas, por fluidos corporales de personas o animales infectados incluyendo la sangre”. Agregó que “se ha visto mayor incidencia en situaciones asociadas a relaciones sexuales con múltiples parejas pero no necesariamente esto significa que se transmite por fluidos genitales sino por el contacto estrecho con estas lesiones que pueden aparecer tanto en la piel como en las mucosas del pene, de la vagina o anales” y enfatizó que "de ninguna manera esta patología tienen por qué tener más incidencia en las poblaciones homosexuales". "Lamento que haya habido una asociación de la enfermedad con hombres que tengan sexo con hombres y que se quiera ubicar a la comunidad LGBTIQ+ como una población vulnerable", sumó.
Entre las recomendaciones para evitar los contagios, mencionó que es importante que las personas que detecten lesiones en su piel, y más que nada si llegan de viaje de algunos de los lugares en los que se está detectando casos, consulten a los médicos y se aíslen. "Por el momento solo se ha determinado contagio desde personas que tienen lesiones en piel, no en el período previo a ellas ni en el período de incubación", indicó, no obstante, destacó que el barbijo que tanto sirvió para combatir al Covid-19 es también importante, teniendo en cuenta que la enfermedad "se puede transmitir por secreciones respiratorias".