De dónde proviene la viruela del mono: cuál es el origen de la enfermedad

La viruela del mono es una enfermedad que encendió las alarmas de la salud global, y Argentina no es la excepción al haberse detectado en la región.

28 de agosto, 2024 | 11.28

La viruela del mono, también conocida como Mpox, es una enfermedad zoonótica causada por el virus de la viruela símica, un pariente cercano del virus que provocó la viruela humana. Desde su descubrimiento en 1958, la viruela del mono captó la atención de la comunidad científica y médica debido a su capacidad para saltar de animales a humanos.

El virus de la viruela símica pertenece al género Orthopoxvirus, que incluye a otros virus como el de la viruela y la vaccinia. A pesar de sus similitudes con la viruela, la viruela del mono generalmente causa una enfermedad menos grave. Los síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y una erupción que evoluciona hasta formar costras. Aunque la mayoría de los casos son autolimitados, algunos pueden volverse graves, especialmente en niños pequeños, mujeres embarazadas y personas con sistemas inmunológicos debilitados.

Un virus con historia y evolución

La primera identificación de este virus ocurrió en 1958, cuando dos brotes de una enfermedad similar a la viruela surgieron en colonias de monos en cautiverio, lo que llevó a su nombre común. Sin embargo, los expertos coinciden en que los roedores, y no los primates, son el reservorio natural del virus. El primer caso humano documentado se registró en 1970 en la República Democrática del Congo, en un niño de nueve meses. Desde entonces, la enfermedad fue reportada en varias regiones de África Central y Occidental, y hubo brotes esporádicos en otras partes del mundo.

El brote más notable fuera de África ocurrió en 2003, cuando el virus llegó a Estados Unidos a través de la importación de pequeños mamíferos africanos que luego infectaron a perros de la pradera, los cuales transmitieron la infección a humanos. Este brote afectó a 47 personas, aunque ninguna murió. Este evento subrayó la capacidad del virus para viajar más allá de sus áreas endémicas y adaptarse a nuevos entornos.

En 2022, la viruela del mono captó nuevamente la atención mundial debido a un brote significativo en Europa y América del Norte, propagado principalmente por contacto sexual. Este brote fue inusual tanto por su magnitud como por su transmisión de persona a persona, un contraste con la forma clásica de contagio que involucraba contacto directo con animales infectados. En respuesta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la viruela del mono como una Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional, enfatizando la urgencia de una respuesta global coordinada.

Efermedades

Los desafíos y la respuesta global

El control de la viruela del mono fue complicado debido a la falta de una vacuna específica ampliamente disponible. Sin embargo, la vacuna contra la viruela humana, erradicada en 1980, mostró eficacia en la prevención de esta enfermedad. Los esfuerzos actuales se centran en la vigilancia epidemiológica, la educación pública y el aislamiento de casos sospechosos para limitar la propagación del virus.

El infectólogo y epidemiólogo Hugo Pizzi destaca que la República Democrática del Congo, un lugar de gran biodiversidad, fue origen de enfermedades como la viruela símica y el ébola. Pizzi relata cómo, en 1958, veterinarios involucrados en la caza y venta de monos para laboratorios europeos y estadounidenses notaron que muchos de los monos que capturaban estaban muertos o moribundos con pústulas características de la viruela. Este hallazgo quedó en el olvido hasta 1970, cuando el virus fue identificado en humanos en el Congo.

Virus

El infectólogo Eduardo López señala que, aunque la enfermedad no recibió mucha atención hasta los brotes en Europa en 2022, ahora se sabe que el virus siguió mutando. Inicialmente se pensó que afectaba principalmente a personas homosexuales o bisexuales, pero se demostró que también puede afectar a niños y personas heterosexuales.

Recientemente, la OMS clasificó los brotes actuales en la República Democrática del Congo y otras regiones de África como una emergencia sanitaria mundial. En Argentina, según el Boletín Epidemiológico Nacional, se detectaron ocho casos, ninguno de ellos mortal, pero la vigilancia y las medidas preventivas continúan siendo esenciales.