Un año sin Cecilia Basaldúa: una mala investigación, un perejil preso y un femicida suelto

La fiscal del caso, Paula Kelm, elevó la causa a juicio. Desde la defensa y la querella señalan que la investigación estuvo direccionada y no se abrieron otras hipótesis. “Estamos muy tristes con todo esto”, dijo el papá de la víctima, que a un año de su femicidio, sigue buscando Justicia.

06 de abril, 2021 | 14.11

El sábado 4 de abril de 2020, Cecilia Basaldúa (35) estaba contenta. Ese día le contó a su familia que un hombre, Mario Mainardi (47) la había dejado alojarse en el patio de su casa, en Capilla del Monte. Era un alivio, ya que iba a estar segura y no como una saltimbanqui buscando donde alojarse. El domingo 5, su mamá Susana; su papá Daniel y sus hermanos Guillermo, Soledad y Facundo, no supieron más de ella.

https://www.eldestapeweb.com/sociedad/entre-rios/la-historia-detras-de-la-fiesta-de-mas-de-400-adultos-mayores-en-entre-rios-20214416380

Recién el miércoles 8 de abril, Mainardi les habló por teléfono y les avisó que Cecilia se había ido: “Le dio un brote psicótico y se fue”; “la eché”; les dijo el hombre, un comerciante rosarino afincado en esta ciudad serrana, a los padres de Cecilia. Y ese día se inició oficialmente su búsqueda.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Tres semanas después de su desaparición y cuando sus papás estaban en Capilla del Monte, el 25 de abril del año pasado, apareció el cadáver de Cecilia Basaldúa. La encontró LGC, un adolescente que buscaba caballos de su padrastro cerca del basural: “El hallazgo se produjo de manera fortuita, inesperada, en un lugar diametralmente opuesto al que fue vista por última vez a Cecilia, en la zona de los Tres Puentes en la localidad de Capilla del Monte y en proximidades del Hotel Principado”, describió la fiscal Paula Kelm en su escrito de 81 fojas con el que elevó la causa a juicio.

“Estamos muy tristes con todo esto. Mi hija fue estrangulada, violada, atrozmente asesinada”, le dijo el padre de Cecilia, Daniel BasaldúaEl Destape. Mientras que Susana, su mamá, denunció que “en Capilla se mueven con absoluta impunidad e injusticia, tanto la Policía, como fiscales, jueces; nos gustaría que cambien todo eso, que hagan una limpieza. Es indignante todo lo que está pasando, pero si se levanta el pueblo, si se levanta la gente, van a lograr que esto no quede impune”.

Para la fiscal Paula Kelm, el caso está resuelto: Lucas Bustos, un changarín de la zona la abusó sexualmente y la estranguló, según consignó en la elevación a juicio de 81 fojas: “El imputado Lucas Adrián Bustos se ubicó en una posición dominante y superior a la víctima Cecilia Gisela Basaldúa, cosificándola y considerándola carente de derechos por el solo hecho de ser mujer, conforme surge de las constancias de autos que a continuación se analizarán, quien hasta el día 9 de abril de 2020 se encontraba ausente sin conocimiento de dicha circunstancia por parte de esta Fiscalía de Instrucción”.

¿Qué hacía Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte, un pueblo serrano ubicado a 92 kilómetros al noroeste de esta Capital, conocido mundialmente por el cerro Uritorco y los avistamientos de ovnis?

Había viajado especialmente a escribir un libro sobre su recorrida por Latinoamérica durante cinco años: en 2015 llegó a México como integrante del Seleccionado argentino que iba a disputar el Campeonato Panamericano de Hockey sobre Hielo. Desde allí, Cecilia les confirmó a sus papás y hermanos lo que les había anunciado en Argentina antes de partir: “No vuelvo, me quedo a recorrer América”.

Con su mochila al hombro, esta chica porteña recorrió la selva Lacandona donde conoció a mujeres zapatistas; a dedo y en colectivo cruzó la América Central en su paso por Guatemala, Costa Rica, El Salvador. La asaltaron en Panamá y en Ecuador les diseñó una página web a agricultores locales que reclamaban una reforma agraria.

En pleno golpe cívico militar contra el presidente democrático Evo Morales, Cecilia llegó a Bolivia para cruzar hacia nuestro país. Su familia la iba a esperar en el límite entre ambos países: “El último jalón fue el más emotivo de todos: mis padres fueron hasta La Quiaca (Norte Argentino) a buscarme, en medio de abrazos y lágrimas. Fueron cuatro años de viaje por Latinoamérica, un total de 12 países, 100 ciudades y más de 10 mil kilómetros recorridos. Lo hice 90% a dedo, 100% autogestionado”, posteó en Facebook, una vez que llegó al país. Y el 22 de diciembre de 2019 escribió; “Regresar es como volver a abrir ese libro que hace mucho habías leído. El texto se ve diferente aunque las letras sean las mismas, porque es uno quién cambió”.

Daniel Basaldúa le dijo a El Destape que el viaje de su hija a Capilla del Monte fue planificado: “Es mentira que le dio un brote psicótico como dice Mainardi. Yo no le creo. Tiene que dar muchas explicaciones este señor; si acá la Justicia funcionara, este señor no andaría libremente como anda. Cecilia no era una loquita como se quiso instalar. Le cuento, nunca perdimos contacto con ella, ni siquiera cuando recorrió el Amazonas y estaba sin señal. Le estoy hablando del Amazonas, no de Capilla del Monte. Cecilia nos avisó que iba a estar unos días sin señal, que no nos íbamos a poder comunicar, que cuando regresara, nos avisaba. Y nos avisó. Nunca perdimos contacto con ella. La fuimos a buscar a Villazón, Bolivia, porque acordamos eso con ella. Decidimos pasar las Fiestas de fin de año en Gualeguaychú y después nos fuimos toda la familia a la Costa. Ella siempre estuvo de acuerdo en todo, participó de todas las decisiones. Y cuando volvimos a Buenos Aires, nos dijo que se iba a Córdoba a escribir el libro sobre su vida en Latinoamérica”.

En pandemia

La cuarentena preventiva y obligatoria por la pandemia de Covid-19 había sorprendido a Cecilia, una turista porteña, en el camping municipal de Capilla del Monte, del que los encargados la echaron cuando se anunció la cuarentena el 20 de marzo del año pasado.

El aislamiento por el Covid truncó los planes de Cecilia. Desalojada del camping municipal, comenzó a deambular en busca de refugio. Con su carpa, su cuaderno de notas latinoamericanas, su notebook, su melódica y algunas artesanías; Cecilia partió en busca de alojamiento. La Policía la metió presa por violar la cuarentena y le dijo a sus amistades que quizá eso podría ser lo mejor, ya que tendría un lugar donde dormir. También durmió en una plaza de Capilla del Monte y allí conoció a Viviana “La Rasta” Juárez (45) una mujer que en el expediente del femicidio de Cecilia aparece reiteradamente. Esta mujer, que tiene dos vehículos costosos pero dice que se gana la vida vendiendo pulseras y collares, le sugirió a Cecilia que se aloje en unas casuchas de piedra cerca del río, en el barrio Matadero Viejo. Durante su estadía en una de estas taperas, “La Rasta” le dijo que un amigo le había ofrecido que se mude al patio de su casa. Y Mainardi comenzó a llamarla para insistirle. Finalmente, Cecilia se instaló en lo del comerciante rosarino, pero no armó la carpa en el patio, tal lo convenido; le dieron una habitación de la casa con un colchón en el piso. 

El perejil

Lucas Bustos, un changarín de 23 años que vivía con su familia en las afueras de Capilla del Monte, se ganaba la vida con trabajos de albañilería o con la cría de animales. Cuando desapareció Cecilia, desde su viejo teléfono posteó en Facebook pidiendo por la aparición con vida de la turista porteña. El lunes 27 de abril de 2020, agentes de la Policía de Córdoba llegaron al mediodía a la casa de los Bustos, preguntando si sabían algo de Cecilia Basaldúa, porque habían encontrado su cadáver dos días antes en un basural a más de tres kilómetros de allí.

Volvieron ese mismo día después de la siesta. Los oficiales de Investigaciones de la Comisaría de Capilla del Monte, al mando del subcomisario Ariel Zárate les dijeron a la familia Bustos que debían hacerles unas preguntas en la comisaría a dos miembros de la familia, a Lucas y a su hermano mayor Santiago (26). Que después de ese trámite, regresarían. Pero los llevaron engañados, y en la comisaría los torturaron a ambos en dos oficinas separadas. Santiago resistió; mientras que Lucas “confesó” y está preso acusado de los delitos de “abuso sexual con acceso carnal y homicidio doblemente calificado por violencia de género y criminis causa”.

El abogado defensor del chico detenido, Sergio Sánchez criticó la investigación y declaró a El Destape: “Se ha cometido una injusticia con Cecilia al no investigar su femicidio. Y se está cometiendo una injusticia con mi cliente, pero la verdad se va a imponer y Lucas Bustos va a recuperar su libertad. Metieron preso a un perejil, a un chico de bajos recursos, al que torturaron. Encima el único testimonio en su contra es el de la Policía”.

Testigo en peligro

En agosto del año pasado, el audio de 16 minutos de una testigo anónima revolucionó la causa. Allí, la mujer contaba que la madrugada del domingo 5 de agosto de 2020 Cecilia fue secuestrada y golpeada en la casa de Mario Mainardi, en medio de una fiesta: “Cecilia le decía a Mario que no pensaba hacer lo que él quería, que no era su forma de ser, yo no entendía qué sucedía en ese momento, seguía escuchando, entonces Mainardi le dice ‘Dale flaca, es una noche, que te cuesta’”.

Además, la mujer relató:  “Allí “La Rasta” le dice a Cecilia: “Negra dale, qué te cuesta”, entonces Cecilia le dice a Viviana que le agradecía por haberla ayudado en todo, pero que no iba a hacer lo que ellos le estaban pidiendo y que se iba”; además, cuenta cómo ocurrió el secuestro y desaparición de Cecilia y da nombres de policías involucrados: “Mainardi la agarra atrás de prepo, Cecilia se da vuelta y le mete una bofetada y le dice que se quería ir de ahí. Cecilia le dice que iba a agarrar sus cosas y se iba, entonces Mario la agarra de los pelos y la estampa contra un mueble, entre entonces entre Ramón y él le agarraron un brazo cada uno y le piden a la Vivi que busque algo para atarla”.

También se escucha en ese audio: “Entonces José la agarraba de las piernas mientras Vivi le ataba los brazos, después la sentaron en una silla le taparon la boca y entonces estuvieron un rato ahí, Ramón le dice a Mario ‘¿qué hacemos ahora?’; Mario le decía ‘no sé, fijate vos si nos pueden ayudar’, entonces agarra Ramón y llama por teléfono a una persona le dice, ‘Zarate te podés venir a la casa de Mario que tenemos un problemita’. A los pocos minutos aparece un muchacho bajito ojos tipo de achinado y le dice a Mario: ‘Mario, Ramón, ¿qué ha sucedido?’. ‘Tenemos un problema’, dice y Mainardi le saca la mordaza a Cecilia que tenía en la boca, y le dice: ‘¿Qué vas a hacer, te vas a ir, qué vas a hacer?’".

La autora de ese audio anónimo nunca fue buscada por la fiscal Kelm, quién lo calificó de falso. La mujer nunca apareció para declarar.

Zárate, el policía abusador

La abogada querellante, Daniela Pavón señaló a El Destape que “la investigación se hizo mal, el comisionado del caso es el subcomisario Zárate. Nosotros pusimos nuestra oposición ante el juez de Control, Francisco Zárate, para impedir que la causa se lleve a juicio; faltan testimoniales por tomar y pruebas genéticas por analizar. En este caso, se está cometiendo un hecho anticonstitucional que le da más facultades de defensa al imputado que a la querella”. La Secretaría de DDHH de la Nación, que también es querellante, rechazó también la elevación a juicio “por el daño irreparable” que se le hace a la investigación.

¿Por qué está en la mira el subcomisario Zárate? Porque fue él quién introdujo en la causa, sin pruebas, al campesino Lucas Bustos. Y este policía estuvo al frente de la investigación. Pero además, en diciembre pasado, el subcomisario Ariel Zárate fue imputado y detenido por la fiscal Kelm por los delitos de robo, privación ilegítima de la libertad, lesiones leves y abuso sexual. La víctima era pareja de Zárate y pudo escapar de su cautiverio para denunciarlo.

“Hace un año desapareció Cecilia y nunca la buscaron. Nos llama la atención que justo, cuando estaban los papás de Cecilia en Capilla del Monte, fue encontrado su cadáver por un chico. Tenemos un detenido sin ninguna prueba; y lo más grave, un femicida suelto. Pero además esta querella tiene a un sospechoso y la fiscal no investigó esa línea; en su casa, donde estuvo alojada la víctima se encontraron 11 rastros de sangre que nunca fueron analizados; la fiscal no nos explicó dónde estuvo retenida Cecilia durante tres semanas antes de ser encontrada y por qué hubo reiteradas comunicaciones telefónicas entre el sospechoso, policías y otros presuntos encubridores. Queremos Justicia por Cecilia y que nunca más haya que lamentar que las mujeres aparezcan asesinadas”.