El Congreso de la Nación aprobó con 230 votos afirmativos la Ley Olimpia, cuyo objetivo es nombrar la violencia digital de género e incorporarla a la tipificación planteada en la Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. El nombre de la norma es un homenaje a Olimpia Coral Melo, una joven mexicana sobreviviente de este tipo de violencia quien con su militancia logró en 2020 la reforma legal en su país y se convirtió en una activista referente para trasladar el debate y la conquista a otras latitudes del mundo como Argentina, Ecuador o algunos países de Europa. En los últimos meses Olimpia participó activamente para impulsar el debate en nuestro país junto a las sobrevivientes locales, a quienes llama las “verdaderas heroínas”, y las diputadas Mónica Macha y Marcela Campagnoli quienes llevaron la bandera a la agenda parlamentaria.
El texto de la ley define a la violencia digital como aquella que se ejerce “mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICS) y que implica la obtención, reproducción y difusión, por cualquier medio, de datos personales, material digital, real, simulado, íntimo o de desnudez de las mujeres sin su consentimiento, discursos de odio de género, patrones estereotipados sexistas o que impliquen situaciones de acoso, amenaza, extorsión o control virtual. O acciones que atenten contra la integridad sexual o contra la identidad digital de las mujeres a través de las tics”.
Como complemento fundamental a esta norma, el Congreso Nacional aún está trabajando en la aprobación de la Ley Belén que propone la incorporación al Código Penal de los delitos de obtención y difusión no consentida de material íntimo y/o de desnudez, de los "porn deep fake" y de la llamada "sextorsión”. La denominación es en homenaje a Belén San Román, una joven de Bragado que se suicidó en noviembre de 2020 luego de ser víctima de violencia sexual digital y sextorsión por parte de su expareja. Actualmente el proyecto de encuentra en la comisión de Legislación penal de la Cámara de Diputados a la espera del dictamen favorable que permite su debate en el recinto. Su aprobación resulta imprescindible para que la lucha contra la violencia digital no se limite al plano simbólico y pase a una etapa de aplicación real y concreta de la penalidad por el delito.
La necesidad de incorporar regulaciones en los entornos digitales está anclada a los tiempos que corren y los consumos culturales que hacen que la mayoría de los vínculos y comportamientos humanos estén mediados por pantallas, plataformas y redes. Si bien se trata de espacios dinámicos, novedosos y con lógicas propias, lo que ocurre en ese territorio no se escinde del sistema de valores patriarcal y mosógino preponderante en el mundo analógico. Por el contrario en los últimos años se ha observado una tendencia al recrudecimiento de la violencia contra las mujeres, el acoso sexual, la difusión de vídeos de naturaleza sexual o íntima sin consentimiento y los discursos de odio en las redes sociales con efectos directos y concretos en la vida de las personas, sobre todo niñxs y adolescentes.
Justicia, reparación, medidas de protección y ESI
Florencia Villegas es referente de Ley Olimpia Argentina en Santa Fe. Su historia, como la de tantas otras mujeres, esta atravesada por la violencia digital ya que su expareja hace años difunde, sin su consentimiento, fotos íntimas de ella. Decidió comenzar a militar y organizarse con otras compañeras al ser ignorada y revictimizada por dos fiscales de su provincia que desestimaron la denuncia a pesar de presentar cerca de 40 pruebas, incluidas conversaciones con personas allegadas al agresor que acreditaban la violencia que estaba ejerciendo sobre ella y 32 víctimas más, algunas incluso menores de edad. “La denuncia fue desestimada porque según el fiscal no afectaba mis bienes materiales, a pesar de que en reiteradas ocasiones tenía que faltar al trabajo porque mi salud mental estaba muy afectada y me daban ataques de pánico, ansiedad. Luego de pasar por todas esas violencias un día me dije ‘No puede ser que sigan pasando este tipo de cosas y nadie haga nada’ – relata – por eso la aprobación de la ley fue muy conmovedora, fue recibir un poco de la justicia que se nos negó y de alivio de saber que mujeres y niñas van a tener herramientas que no pudimos tener nosotras”.
Florencia Zerda es abogada, Diplomada en Género y Derecho, especialista en Cibercrimen y Evidencia Digital, y participó del proceso de elaboración y redacción de los proyectos de Ley Olimpia y Ley Belén, que contaron con la aceptación unánime de todas las fuerzas políticas y la ventaja de la reciente experiencia mexicana. “La aprobación fue un momento de suma alegría. El hecho de que haya sido votada por unanimidad de todas las fuerzas, en medio de este contexto político tan caótico, nos trae un poco de esperanza en que la sociedad todavía en cuestiones de género se interesa por generar políticas públicas educativas y de protección hacia las mujeres que viven violencia”, expresa.
Zerda es autora del libro “Violencia de género digital” e integrante de GENTIC, una organización que promueve el activismo contra la ciberviolencia de género. Justamente analiza que en dicho terreno se reproducen las mismas prácticas machistas que en el plano analógico, pero “además el plano digital tiene algunas características como la expansividad, la permanencia y trasnacionalidad de las agresiones, que hacen que los efectos de la violencia de género se multipliquen. No es lo mimo una persona diciéndote por la calle una agresión verbal, que miles de personas insultándote en las redes”.
La Ley Olimpia brinda herramientas de denuncia y contención a las mujeres y disidencias víctimas de violencia de género digital. A partir de ahora, en términos operativos, prevé una serie de medidas cautelares de protección que puede dictar la Justicia. Las víctimas van a poder acercarse a cualquier oficina que tome denuncias por violencia de género y solicitar tres tipos de medidas: que se le ordene al presunto agresor el cese de los actos de perturbación o intimidación en el plano digital; la prohibición de contacto del presunto agresor a través de las tecnologías de la información y comunicación; y la posibilidad de solicitar un retiro del contenido que constituya un ejercicio de violencia digital conforme a la definición que establece la Ley. “El juez va a tener que estudiar la situación y mediante una auto fundado, como cualquier medida cautelar, va a poder ordenar a los proveedores de servicios digitales, a las redes sociales, o las páginas porno que eliminen determinado contenido que sea violencia de género digital. Además, si bien el contenido va a retirarse, se van a poder resguardar los datos informáticos de la publicación para una eventual acción de fondo posterior o investigación penal”, detalla la especialista.
Un punto central de la ley es el educativo, ya que establece un programa de alfabetización digital obligatoria, la enseñanza de buenas prácticas en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, herramientas de identificación de las violencias digitales en los contenidos educativos, y la formación docente en el marco de la política de Educación Sexual Integral. Al respecto, la integrante de la red de abogadas feministas entiende que la ESI es clave desde las primeras infancias para corregir conductas agresivas y prácticas machistas: “Mientras haya machismo y prácticas sexistas va a haber acciones de violencia digital. Por eso tenemos que avanzar con educación, pensar en legislación que genere políticas públicas para capacitar no solo en los planos educativos, sino a las fuerzas de seguridad , los poderes del estado, políticas de protección para las mujeres. Una legislación adecuada que penalice las conductas de violencia de género digital. Hay una multiplicidad de acciones que se tienen que trabajar para que se despatriarcalicen los espacios digitales”.
Manosfera: violencia patriarcal, complicidad y privilegios
Andrés Arbit es fundador de Privilegiados, una plataforma que nació en 2018 con el objetivo de hablarle a los varones cis buscando repensar los modelos de masculinidad, a través de la creación de contenidos, su divulgación y el dialogo permanente con diferentes públicos. El espacio está conformado, además, por Lucia Rodríguez, Gustavo Gersberg y Juan Pablo Ares, y entre las actividades sociales y culturales que realizan se destacan las charlas en colegios secundarios, públicos y privados, sindicatos, organizaciones barriales, empresas pymes y multinacionales.
“El terreno digital es un espacio fértil porque pueden generarse perfiles falsos que recrudecen todas las violencias, simbólica y psicológica, como también el envío de imágenes no solicitadas de los miembros de varones. Creo que las redes ayudan desde el anonimato, y estas resistencias y enojos que podemos ver existen en la Manosfera, que es el mundo donde se manejan varones que hablan con terminologías como ‘hombres con valor’ o hablan de ideas masculinistas, en contra de los feminismos, para resaltar la posición o los dolores de los hombres. Son movimientos que nacen en respuesta a los feminismos, como los antiderecho”. En la deep web, pero también en redes populares como Tik Tok y YouTube, se pueden encontrar miles de sitios y espacios que se denominan activistas por los derechos masculinos, ‘incels’, que proporcionan una red afectiva y social para los varones que se sienten victimizados, atacados por las mujeres, y hasta abogaban por cambios políticos que beneficien a los hombres. En la práctica este perfil se traduce en acoso y abuso hacia las mujeres y feministas.
Andrés entiende que en realidad la complejidad de la problemática se inicia con los modelos de crianza binarios y la incorporación de los mandatos de masculinidad en los procesos de socialización: “Ese sentimiento de libertad sobre los cuerpos de las mujeres y esta sensación de impunidad que tenemos los varones se nos empiezan a inculcar desde chicos con los mandatos de la masculinidad. Uno de esos es el del éxito por el que te dicen ‘Vos todo lo podés’, ‘Andá para adelante’, ‘Lo vas a lograr’, a diferencia de los mandatos a las feminidades donde se las incentiva desde el amor Disney a buscar una pareja para acompañar. Cuando los varones le ponemos mucho peso a ese mandato y te dicen ‘Llévate el mundo por delante’ se nos empieza a trastocar el sentimiento que tenemos cuando alguien nos dice que no y no nos manejamos bien con el consentimiento. A nosotros nos enseñaron que este mundo es nuestro, que todo lo que hay es para nosotros, y dentro de ese mundo uno de los objetos son las feminidades y las mujeres”.
Si bien el acoso callejero ha mermado en los espacios públicos y es notorio un cambio de actitud social, en el mundo digital la reacción violenta contra las mujeres ha mutado en grupos multitudinarios de varones que desde el anonimato se dedican exclusivamente a compartir y hacer circulas imágenes sexuales, videos e información personal de niñas, adolescentes y mujeres adultas sin consentimiento, como el famoso caso de los Magios Tucumán, bajo amenazas y extorsiones (sextorsión). Sin llegar a ese extremo, en cualquier grupo ordinario de amigos de cualquier edad resulta normal o habitual compartir fotos de mujeres, pornografía, o imágenes del cuerpo de una mujer. “En los grupos muy pocos levantan la mano y empiezan a opinar sobre lo incómodo que es recibir material sin consentimiento. Cuando uno lo plantea en un grupo de WhatsApp suele haber resistencia. Me pasó a mí en lo personal – relata el fundador de Privilegiados - Cuando estás en un grupo de 15 o 20 varones es difícil decirlo. Levantar la voz y marcar lo que nos molesta nos puede dejar fuera del club de varones, de los asados, de charlas”.
Si bien es cierto que no todos los varones ejercen violencia de género, probablemente sí la mayoría forme parte de algún grupo donde se observen gestos de violencia como hablar mal de las mujeres, decir que ‘son todas las putas’, cuestionar a una expareja que pide el pago de la cuota alimentaria, o naturalizar que un amigo todos los sábados acose mujeres en los boliches. “Desde que arrancamos Privilegiados entendemos que los varones somos cómplices por omisión de un montón de violencias de género que capaz nos pasaron por al lado y no dijimos nada. Necesitamos seguir trabajando porque se puede legislar pero sin un cambio cultural esto va a seguir pasando. Es importante que lo marquemos y lo llevemos al lugar de la reflexión – expresa Andrés – nosotros hemos generado contenidos sobre cómo no compartir fotos, qué es la Ley Olimpia y cómo tenemos que ser los eslabones de la cadena que rompa las violencias que se siguen reproduciendo. Es hora de empezar a intervenir, confrontar porque desde la tibieza las cosas no van a cambiar”.