La deconstrucción del humor: la violencia simbólica no es un chiste

Una viñeta del ilustrador Sendra en Clarín reveló la persistencia de la violencia simbólica en el humor. La transformación de una cultura que no hace gracia,

16 de agosto, 2020 | 00.05

La semana pasada, el humorista del diario Clarín, Fernando Sendra, publicó una historieta que pretendía ser una humorada pero resultó ser un claro ejemplo de mensaje machista y misógino.

La viñeta hacía alusión a la reciente resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ) que establece que los directorios de las empresas tendrán que constituirse con un 50 % de mujeres. A raíz de eso, uno de los personajes de la repudiada ilustración decía: "Además, será obligatorio que antes de cada reunión se hable de George Clooney, tampones y dietas". Y otro personaje agregaba: "Estamos en todos los detalles”.

De la ilustración de Sendra se desprende que las mujeres suelen charlar de temas íntimos, domésticos y banales, inclusive en espacios en los que se supone que se debaten temas importantes y serios, los cuales parecen reservados a los varones. 

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En esta historieta, el autor ejerce un tipo de violencia machista: la simbólica. Este tipo de violencia refuerza estereotipos alrededor de las mujeres, dejándolas en un lugar de inferioridad y desigualdad. A la larga, pueden habilitar otros hechos de violencia más graves.

Frente al enorme repudio que generó la publicación del dibujante Sendra, esta semana le siguieron las “disculpas” del autor con el título de “Yo soy lo que puedo”.

“Feministas, no os preocupéis por mí pero seamos claros. Ustedes son feministas y yo soy lo que puedo, algo que no tiene título, algo difuso entre un pasado que no pasa y un presente que no entiendo. Pero en mi descargo puedo decir que soy el producto de una época en que se respetaba a las personas, fueran o no mujeres".

Y agregó: "Quiero respetarlas a ustedes, no sólo porque son mujeres porque, para mí siempre, las feas, las lindas, las buenas, las inalcanzables, las cercanas y las demás en todo momento fueron personas. O persones, qué sé yo”.

Un texto irónico, pero a la vez disfrazado de tolerancia, que utilizó para justificarse con la excusa de ser una persona grande que no se aggiorna a los cambios de época.

Cabe resaltar que no es la primera vez que Sendra tiene este tipo de comportamientos en sus historietas. En enero de 2017, en una publicación del mismo diario (Clarín) realizó una viñeta sobre una mujer que iba a denunciar a su marido por violencia de género. Cuando el personaje del policía le pregunta qué le hizo, la mujer responde: “me regaló un espejo”. El 29 de diciembre de ese mismo año, también en el diario Clarín, tres personajes varones comentan acerca de una ola de calor y dan a conocer “recomendaciones” para las mujeres. “A las mujeres de 60 les recomiendan que tomen agua y usen ropa liviana”, dice uno de ellos. Y otro agrega:“A las de más de 21 años les suplican tomar cócteles y andar en tanga”. Dos ejemplos más en los que el dibujante no solo banaliza la violencia de género sino que además realiza una cosificación extrema de las mujeres.

Sobre el último episodio, Lala Pasquinelli, creadora del proyecto Mujeres Que No Fueron Tapa, señaló que “el chiste dice que nuestro lugar no es el lugar del poder, ni donde se toman las decisiones. Justamente el directorio de esa sociedad, ese diario (Clarín), no tiene paridad. Evidentemente se resisten a incluir a las mujeres, entonces hay que ningunearlas, infantilizarlas, banalizar su accionar como si no hubiera mujeres en el mundo de las corporaciones. Como si no estuvieran, en muchos casos, muchísimo mejor formadas que los varones y mejor preparadas para la gestión. El chiste justamente viene a exhibir esa resistencia”.

Por otro lado, la ilustradora Rocío Ferrer señaló que hay un “doble juego” en quienes reproducen este tipo de discursos. “Por un lado, exigen ‘respeto’ colocándose en una situación de victimización, de pérdida de ‘libertad de expresión’ y por otro hacen un derroche de estereotipos que estigmatizan, discriminan y violentan”. Y continuó: “A esta altura de la historia de la humanidad, habría que dejar bien claro que un discurso que niega derechos, invisibiliza, construye desde la desigualdad, justifica las violencias, el racismo, la xenofobia y la discriminación, opresión, explotación o deshumanización, es un discurso de odio, no es ‘sólo una opinión’”.

“La violencia de género es estructural, continua y pasa desapercibida justamente porque es cultural. Desde que nacemos nos definen, ubican y controlan a través de mecanismos como los roles, estereotipos y mandatos de género. Pero lo que se aprende, se puede desaprender, y lo que exigimos es una sociedad menos violenta, menos desigual”, añadió. 

Por su parte, la actriz y humorista Malena Pichot sostuvo que esas manifestaciones de machismo “tan obvias, simples, básicas y antiquísimas” siempre le dieron más risa que bronca. “Me pasaba incluso con Baby Echecopar, que hace 9 años sus chistes machistas eran de ese estilo. Obviamente son un ejemplo de violencia simbólica, pero a mi me parecen tan tontos que me dan más vergüenza ajena porque vienen de una persona que claramente es un fósil”, ironizó. Y agregó: “La bronca sí me sucede cuando esta gente gana dinero con eso. Si es un viejo de barrio sentado diciendo esas barbaridades, bueno. Pero tengo amigas ilustradoras que hacen maravillas en el terreno del humor y dibujo y decís ‘¿por qué ellas no tienen laburo?’”

Justamente, respecto a la brecha que existe entre la cantidad de ilustradoras y la inserción en el mercado, la diseñadora e ilustradora Laura Varsky, sostiene que la mejor manera de dimensionarlo es ver cuántas mujeres hay en las páginas de los chistes de los diarios. “Son muy pocas y se les hizo muy difícil hacerse esos espacios. Además, siempre tienen que abordar la temática femenima, lo cual es bastante estúpido. ¿Por qué no pueden hacer humor político? Se les sigue asignando ese nicho”.

En esa línea, Varsky aseguró que la gran mayoría de las personas que están ilustrando en este momento son mujeres pero, como suele suceder en todas las disciplinas, ese porcentaje no se traslada a los cargos jerárquicos.

La diseñadora resaltó que los espacios en los que se están dando mensajes más interesantes y más acordes a la época actual son lugares precarizados y autogestionados y a los que esta crisis les está pegando fortísimo. “La historieta era un terreno tomado absolutamente por la masculinidad: los mensajes, los contenidos, la línea de dibujo. Sin embargo, en estos últimos años hubo un despegue tremendo de las historietistas”, concluyó Varsky.

 

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Ana Cabral

Periodista. En la actualidad, es co conductora de Salvemos Kamchatka, por FM La Patriada, donde aborda temas de actualidad, géneros, salud y derechos humanos.

Trabajó en Política Argentina, Infobae y Fiscales.gob.ar, la web de noticias de la Procuración General de la Nación. Allí se especializó de temas vinculados al delito de trata de personas con fines de explotación sexual y laboral.

Dio clases de periodismo judicial en Eter. Hizo producción de radio y colaboró en diversos medios como El Destape, Tiempo Argentino, Infonews, Cosecha Roja y Filo News.