Mirando la pandemia a través del caleidoscopio de los anti-vacunas

08 de octubre, 2021 | 14.53

De acuerdo a la actualización de los datos publicados en el Monitor Público de Vacunación del Ministerio de Salud de la Nación, al día 8 de septiembre de 2021, en la Argentina se han aplicado 45.622.912 dosis, con 28.503.839 personas vacunadas con una dosis y 17.119.073 personas con dos dosis.

Pero más allá del notable alcance que presenta la campaña de vacunación en nuestro país, de los niveles de inmunización alcanzados, y de la alta adhesión que se ha logrado por buena parte de la sociedad, se ha configurado un sector que desde el inicio de la pandemia no solo ha minimizado la gravedad de la situación epidemiológica, sino que también se ha opuesto a las distintas medidas sanitarias y acciones de cuidados que se han implementado, entre ellas, la relacionada con la vacunación.

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Sabemos que las vacunas han salvado millones de vidas a lo largo de la historia, y este escenario pandémico producido por el COVID-19 (SARS-Cov-2), no es la excepción en cuanto a la capacidad de las vacunas de lograr una inmunización suficiente que reduzca el impacto del virus y sus variantes. Sin embargo, esta certidumbre no alcanza a la totalidad de la población. En este marco es posible reconocer la presencia de sectores en la sociedad que han rechazado o negado los efectos positivos de las medidas sanitarias en la mitigación del alcance de la pandemia en general y de la vacunación en términos de la salud pública.

Presentamos a continuación una serie de datos sobre la magnitud de este sector, como así también, sus opiniones con respecto a la evaluación de la gravedad de la pandemia y de la gestión sanitaria en tanto suponen un importante desafío en relación a la marcha de la campaña de vacunación y los objetivos de lograr una amplia inmunización en la sociedad.

Los datos han sido relevados a través de una encuesta realizada durante los primeros días del mes de agosto por la red ENCResPa (integrada por equipos de investigación de 18 universidades nacionales, junto a otras tres instituciones). La misma fue respondida por 5.990 personas y refiere a distintos aspectos vinculados a la evaluación de la gestión de la pandemia, cuestiones sociodemográficas, de valores y creencias, como así también relacionadas con la salud, la educación, el territorio, la ciencia y la política. La encuesta tuvo un alcance nacional con representatividad regional, incluyendo a encuestados/as de todas las provincias del país residentes tanto en grandes ciudades, como en el resto de los departamentos. La muestra no registra sesgos en cuanto a orientaciones políticas de los encuestados ni tampoco en relación a la población vacunada. La distribución de los casos que participaron de la encuesta con aplicaciones de primeras y segundas dosis es similar a los porcentajes que presentaba la campaña de vacunación en el período del relevamiento 

Planteamos en relación con la vacuna contra el coronavirus cuál era su situación, desplegando las siguientes siete opciones: “Ya me vacunaron con las dos dosis”; “Ya me vacunaron con la primera dosis”; “Me llamaron pero no fui”; “Me inscribí, pero todavía no me llamaron”; “No me inscribí, pero lo voy a hacer”; “No me inscribí pero estoy dudando” y “No me quiero vacunar y no lo voy a hacer”.

La imagen que expresan los datos nos indica que frente a una gran mayoría de vacunados/as con primeras y segundas dosis (81%), se encuentran un pequeño porcentaje de encuestados/as que señalan que “no se quieren vacunar y no lo van a hacer” (7%).Este dato nos permite poner en situación la importancia del sector anti-vacunas de nuestra sociedad, relativizando la importancia que desde ciertos medios de comunicación se le ha asignado. 

Este porcentaje crece al 8% entre las personas que tienen entre 18 y 65 años y disminuye a un 4% para la población de 66 años en adelante. En cuanto a la distribución por género, el 6% de las mujeres encuestadas se ubican en posiciones anti-vacunas, mientras que en el caso de los varones quienes no se quieren vacunar y dicen que no lo van a hacer llega al 9 % de los encuestados.

Además de observar estas distribuciones resulta interesante indagar cuál es la influencia que las valoraciones sobre la gravedad del coronavirus poseen sobre la situación referida a la vacunación. En este sentido, se observa una clara incidencia de la evaluación de la gravedad que presenta la pandemia generada por el COVID-19 respecto a la vacunación: entre quienes señalan que la gravedad se ha exagerado, un 39%no se quiere vacunar y no lo va a hacer”, en cambio entre quienes indican que el coronavirus es “muy grave, porque mueren muchos de los contagiados”, el porcentaje de personas que no se quieren vacunar es solo el 1%.

Otro de los aspectos que influye en las diferentes situaciones respecto a la vacunación se relaciona con el protagonismo otorgado a los especialistas en salud pública en las decisiones asumidas por el gobierno. Como era previsible esperar, quienes señalan que se les dio demasiado lugar en las decisiones sanitarias (recordemos la definición de "infectadura" acuñada por los gruposanticuidados), presentan los porcentajes más elevados de personas que no se quieren vacunar ni lo van a hacer (21%), mientras que los/as encuestados/as que optaron por indicar que se le asignó un lugar adecuado a los especialistas, el porcentaje de anti-vacunas es de solo el 2%. 

En tercer lugar, indagamos en la opinión sobre la gestión de la campaña de vacunación y nuevamente se observa una incidencia de las diferentes posiciones en relación con la situación referida a la vacunación: a medida que las opiniones resultan más negativas el porcentaje de personas que señalan que “no se quieren vacunar, y no lo van a hacer” aumenta, alcanzado al 18% de los/as encuestados/as que opinan que la campaña de vacunación en su provincia se está gestionando “muy mal”. De todos modos, dos tercios de las personas que poseen esta opinión negativa sobre la gestión se encuentran vacunados con primeras y segundas dosis. En el otro extremo de la escala, entre quienes opinan que la campaña de vacunación se está gestionando muy bien, encontramos que casi la totalidad (92%) se han vacunado con primeras y segundas dosis.

En el marco de una campaña de vacunación que muestra notables alcances, cobertura y adhesión de la gran mayoría de nuestra sociedad, la presencia de sectores anti-vacunas plantea desafíos tanto en términos de alcanzar un mayor nivel de inmunidad colectiva, como en relación a las posiciones que los definen en tanto grupo. Es posible observar una configuración que en relación con la salud implica posiciones que minimizan la gravedad del virus, y del rol de los/as especialistas en la toma de decisiones sanitarias, pero también en referencia a los aspectos vinculados a la gestión de la campaña de vacunación y la pandemia, se expresan negativamente. Si bien, son expresiones socialmente minoritarias, su nivel de presencia en los medios masivos de comunicación y su circulación en las redes sociales los ha ubicado con un protagonismo que nos obliga a detenernos en sus posicionamientos.