En la provincia de La Rioja se encuentra un tesoro natural poco conocido pero absolutamente fascinante, ya que es un punto donde la naturaleza se impone ante los ojos y se convierte en un paisaje envolvente. Este lugar es ideal para practicar el turismo nacional, ubicado a más de 5.500 metros sobre el nivel del mar, combina paisajes únicos y una experiencia ideal para quienes buscan aventura y contacto directo con la naturaleza en su estado más puro.
Se trata de Corona del Inca que es, en realidad, el cráter de un antiguo volcán extinto, que con el tiempo se transformó en una laguna de agua cristalina rodeada de montañas imponentes. Este destino, tan remoto como impresionante, se encuentra cerca del límite con Chile y es un paraíso para los exploradores y amantes de la fotografía. Su belleza radica en el contraste de colores: los tonos rojizos y marrones de las rocas volcánicas se mezclan con el azul profundo de la laguna, creando un espectáculo visual difícil de olvidar.
Llegar a Corona del Inca no es tarea sencilla, pero esa dificultad lo convierte en un lugar especial. Debido a su altura y condiciones climáticas extremas, es necesario contar con vehículos adecuados y realizar el recorrido acompañado por guías experimentados. Sin embargo, el esfuerzo vale la pena, ya que la travesía hacia el cráter incluye vistas de paisajes desérticos, glaciares y cielos despejados que parecen sacados de otro planeta.
Este rincón escondido de La Rioja es un recordatorio de la inmensidad y la diversidad natural que ofrece Argentina. Corona del Inca no solo invita a contemplar la naturaleza, sino también a desafiar los propios límites y disfrutar de una experiencia inolvidable en uno de los puntos más altos y espectaculares del país.
No es Entre Ríos: la pintoresca ciudad termal ubicada a menos de 300 kilómetros de CABA
A tan solo unas horas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, existe un pequeño rincón donde el tiempo parece detenerse y la naturaleza se encuentra en su estado más puro. Un lugar que, hasta hace poco, era un secreto bien guardado por quienes lo descubrieron. Con sus aguas termales como mayor atractivo, este destino se convirtió en un oasis perfecto para quienes buscan escapar del ruido y la rutina diaria.
Se trata de Tapalqué, un pueblo ubicado a 270 kilómetros de CABA que tiene muchos atractivos para visitar durante el fin de semana. Desde extensos parques hasta ferias de artesanos, el sitio es uno de los emblemas de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, lo que más destaca es su complejo termal, ideal para disfrutar en familia o pareja.
Las aguas termales de este pintoresco pueblo, ricas en minerales, tienen propiedades terapéuticas que atraen a miles de visitantes cada año. Su calor y minerales no solo relajan el cuerpo, sino que también ofrecen beneficios para la salud que ayudan a aliviar dolores musculares, problemas de circulación y estrés. El complejo termal cuenta con diversas piletas al aire libre, rodeadas de un entorno natural que invita al descanso total. Además, los visitantes pueden disfrutar de servicios de spa, masajes y tratamientos de bienestar que complementan la experiencia, convirtiéndolo en un verdadero refugio de relajación.