Un desafortunado hecho tuvo lugar en la vivienda de la familia de Luis Espinoza, el hombre tucumano que fue asesinado y desaparecido por la policía provincial en mayo de este año, luego de que la instalación eléctrica del hogar que les había construido el Gobierno hiciera cortocircuito y desencadenara en un voraz incendio que se llevó todo.
"Ardió todo, la casita quedó totalmente destruida", contó en llanto Patricia Cuevas, cuñada y comadre del trabajador rural. "No había nadie, por suerte; los niños estaban con la abuelita. Se sintió una explosión y los cables comenzaron a arder. No se pudo salvar nada", agregó.
Hasta donde se sabe, el incendio habría sido ocasionado por un corto eléctrico mientras la casa se encontraba deshabitada. Cuevas añadió que los niños quedarán en casa de la abuela, aunque en el fuego se perdió a hasta su ropa.
El caso
Espinoza fue atacado el 15 de mayo último por la Policía durante un operativo realizado por un festival de caballos cuadreros en el paraje de Melcho, en la ciudad tucumana de Simoca, y su cadáver apareció una semana después en territorio catamarqueño, a donde fue arrojado por un barranco envuelto en bolsas de plástico.
Por el crimen se encuentran detenidos con prisión preventiva el subcomisario Rubén Montenegro, al oficial José Morales y los efectivos Miriam González, René Ardiles, Víctor Salinas, Carlos Romano, José Paz, Gerardo González Rojas y Claudio Zelaya.
La justicia también ordenó preventiva para el vigía ciudadano Fabio Villavicencio, que es personal civil.
Los acusados quedaron imputados por "privación ilegítima de libertad seguida de muerte y desaparición forzada de persona" en perjuicio del trabajador.