Las pericias realizadas por el Laboratorio de Criminalística del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) del Ministerio Público de Tucumán confirmaron que la bala que mató a Luis Armando Espinoza fue disparada por una pistola Jericho de la Policía de Tucumán, informaron La Gaceta y La Nación.
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La bala de 9 mm ingresó por la espalda a la altura de homóplato izquierdo. Testigos afirman que los policías cargaron en una camioneta el cuerpo de Espinoza que después aparecería tirado y desnudo en un acantilado de 150 metros.
Espinoza tenía 31 años y era padre de seis hijos.
De acuerdo a La Nación, la bala disparada pertenece al oficial auxiliar José Morales , uno de los efectivos procesados en la causa. Continúan detenidos por el crimen el subcomisario Rubén Montenegro, los sargentos René Ardiles y Víctor Salinas; los cabos Claudio Zelaya, José Paz y Miriam González; el agente Esteban Rojas González, el vigilador comunal Sergio Santillán y otro civil, que es hermano de uno de los efectivos.
La persecución policial comenzó luego de que Espinoza y su hermano vieran que se disputara una carrera de caballos en medio de la cuarentena. Los efectivos de seguridad fueron a dispersarla y la víctima cayó del caballo.
Según el expediente y a lo que declaró el hermano de la víctima, el 15 de este mes Luis fue golpeado por la Policía y luego llevado a arrastras hasta un monte, tras un operativo realizado durante un festival de caballos cuadreros en el paraje de Melcho, de la ciudad de Simoca.
Desde ese momento nada más se supo de Espinoza durante una semana, hasta que el viernes pasado su cuerpo baleado en la espalda fue hallado en la provincia de Catamarca, a 200 metros del límite con Tucumán.
La fiscal sostiene que el hombre fue asesinado en Melcho, que luego su cuerpo fue trasladado hasta la comisaría de Monteagudo y, finalmente, descartado en Catamarca, donde fue arrojado por un barranco envuelto en plástico.