Al grito de “Lo dijo Lohana y Sacayán, al calabozo o volvemos nunca más”, comenzó la manifestación encabezada por distintas organizaciones integradas por colectivos travesti-trans de todo el país. “Dónde está Tehuel”, “Las vidas trans existen”, “basta de violencia”, “Ley de cupo trans”, “Reconocer es reparar”, “insurrección y lucha colectiva” indican algunos carteles que se van levantando a medida que avanzan las columnas que protagonizan organizaciones y grupos autoconvocados que este miércoles salieron a las calles.
La reparación histórica para la comunidad travesti-trans y el derecho a vivir "sin violencia ni persecución" son los ejes en los que se pone foco en la octava edición de la Marcha "Basta de Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios", cuenta Florencia Guimaraes García, una de las organizadoras. Se realizó este 28 de junio en conmemoración a la revuelta de Stonewell por parte de la comunidad LGBTIQ+, sucedida en 1969, fecha en la que hubo un levantamiento para evitar el desalojo por parte de la policía al bar que frecuentaban.
“También marchamos para exigir justicia por Sofi Fernández, nadie se suicida en una comisaría, queremos justicia”, agrega y explica que la ley de reparación tiene que ver con la criminalización de las identidades travestis durante décadas que según Florencia, se llevó la vida de muchas compañeras.
Plutonia viene por primera vez, forma parte del Bachillerato Popular “La Mocha Celis”, se acercó porque le preocupa el avance de la derecha y cómo repercute eso en los cuerpos trans: “Tenemos que defender nuestros derechos, hay que resistir por nosotras, por las que vinieron y por las que vendrán”, expresa mientras se abraza con una de sus amigas que acaba de llegar.
A diferencia de la marcha del orgullo que se hace en noviembre desde 1992 en CABA, en esta manifestación el frío impide la ropa liviana, más no los colores, los brillos que se pueden ver en los tapados hasta el piso, las bufandas coloridas, glitter, el maquillaje artístico en algunos casos, además del sonido de tambores, bombo, platillo y las voces que agitan por las vidas disidentes. El Congreso recibe las columnas iiluminado con las luces de la bandera arcoíris, por delante un gran escenario sobre el que se lleva adelante un festival que tiene a la cantante travesti Ayelén Beker como figura principal.
Lolo viene de Gualeguaychú, Entre Ríos, cuenta que se hacen presentes hoy “para conmemorar a Giselle Ronny Galante, desaparecida en el 2008 y de quien encontraron sus restos en 2009, ella era un emblema de nuestra ciudad para la gente que pertenece al colectivo de las diversidades y disidencias y queremos justicia”. Se trata del primer caso catalogado como travesticidio en esa ciudad.
Desde la provincia de Corrientes, María Emilia y Eliz vinieron para visibilizar el caso de Patricia Ramírez: “El pasado 26 de diciembre la mataron y todavía no sabemos qué pasó. El gobierno de la provincia no nos escucha, queremos una respuesta concreta de la justicia”, dice María que reclama también la Ley de Cupo Laboral Trans que aún no se implementa en Corrientes. Para ellas esta fecha es muy importante para que la sociedad se entere que la comunidad travesti trans la está pasando mal en las calles.
“Marcho porque me parece súper importante visibilizarnos y mostrar que existimos y que estamos acá, somos parte de esta sociedad. Estar en la calle es un acto político, es hacer trinchera en estos momentos tan duros, sobre todo si estamos entre amigues”, dice Danu que hace menos de un año vive en CABA y es su primer 28J.
A lo lejos se eleva una pancarta roja con letras blancas que grita “las vejeces trans existen”. La hizo Isabela, referente de la cooperativa de Mujeres Trans liberadas Almas Libres, una organización que aloja a migrantes que atravesaron situaciones de encierro. “Antes decíamos que la calidad de vida de las personas trans era de 35-40 años, necesitamos que sea más, tener una vida digna, por eso es importante la reparación para devolvernos una mejor calidad de vida, llegar a viejas y tener una muerte digna”, reflexiona mientras se acerca al Congreso.
Así como Stonewall Inn no era simplemente un ‘bar gay’, era un refugio, un lugar de encuentro, seguro y de libertad, la marcha contra los travesticidios y transfemicidios se transformó en una fecha conmemorativa que también funciona como punto de encuentro para las identidadades LGBTIQ+. Se ve en los abrazos, las sonrisas y la arenga que se genera alrededor del escenario, mientras las organizaciones leen un documento colmado de reclamos. También en las sonrisas y en la fiesta que reivindica el derecho al goce, que festeja el arte y la cultura disidente.