Los primeros diez detenidos por presuntos delitos atribuidos a la "Escuela de Yoga" de Villa Crespo se negaron a declarar ante el juez federal Ariel Lijo y pidieron las respectivas excarcelaciones. Todos están acusados, junto a otras nueve mujeres, de integrar una secta de trata de personas que sometía a otras personas a explotación sexual y laboral. De acuerdo a los investigadores, la organización captaba a sus víctimas con promesas de salud y de "felicidad".
Esta mañana fueron trasladados estos diez varones a los tribunales de Comodoro Py 2002 para cumplir con el trámite de la indagatoria, en tanto que por la tarde serán conducidas a los tribunales federales de Retiro las mujeres que fueron detenidas durante el fin de semana, quienes también se negarán a declarar y reclamarán quedar en libertad, según adelantó el el abogado particular de todos los detenidos, Federico Bossi Ballester.
Los imputados sostienen que esta nueva investigación es similar a la que se desarrolló en los 90 y estuvo a cargo inicialmente del entonces juez Mariano Bergés. En aquel expediente, argumentan, fueron todos sobreseídos pero ahora resultan nuevamente imputados por episodios de la misma naturaleza por los que la Justicia ya se pronunció.
Después de identificar a cada detenido y describirles los hechos que se les imputan, que implican múltiples delitos del Código Penal, desde trata de personas hasta asociación ilícita, pasando por corrupción de menores, reducción a la servidumbre y estafas, el juez Lijo preguntó si iban a prestar declaración. Todos se ampararon en el derecho constitucional de no hacerlo.
Los detenidos fueron apresados en unos 50 allanamientos que se vienen realizando desde el viernes, como consecuencia de una larga investigación ordenada por Lijo.
Entre los detenidos está Juan Percowicz, un hombre de 84 años de edad que ya había estado vinculado con una investigación similar, dos décadas atrás y por hechos similares.
En los procedimientos, a cargo del Departamento Trata de Personas de la Policía Federal, fueron secuestrados automóviles, computadoras, teléfonos celulares, documentación y otros elementos de contenido sexual.
La estructura de la secta
Tras recopilar información, los investigadores indicaron que la organización captaba a sus víctimas con la promesa de terminar con enfermedades o con adicciones y les ofrecían "el desarrollo de la felicidad". De esa forma, los incorporaban y los reducían a una situación de servidumbre donde también los ofrecían para relaciones sexuales a personas de poder. También realizaban "curas de sueño", realizadas en departamentos de CABA identificados como "clínicas o consultorios", consistentes en "empastillar a los fieles" para dormirlos durante días como forma de castigo.
Las autoridades sostienen que la firma BA Group es "la cara visible" utilizada por una organización criminal trasnacional. El trabajo de la justicia sostuvo que el dinero obtenido de la explotación de las personas ---"alumnos" de la Escuela de Yoga Buenos Ares (EYBA) y "pacientes" de la clínica denominada "CMI Abasto"-, ingresaría al circuito legal mediante inmobiliarias y una escribanía que posee la organización en Argentina, y a distintas fundaciones creadas en los Estados Unidos; generando así un flujo constante de divisas extranjeras para la organización.
Con información de NA