Dark TikTok en Argentina: lo que hay detrás de los retos que dejan a los chicos en el hospital

Tik Tok es una de las plataformas que en los últimos años tomó gran impulso y generó millones de usuarios. Los adolescentes son quienes conforman el grueso de las personas que día a día recargan la red con miles y miles de videos que van, desde situaciones humorísticas, parodias, opiniones políticas y desafíos. Algunos de ellos son graciosos, pero también circulan otros mortales y dañinos, lo que encendió varias alarmas. Los llamados Challenge tienen una composición atractiva y extraña. En general es la visualización de la persona cumpliendo una misión, un desafío que tiene como pauta principal el compromiso del cuerpo. En el país, este año se conocieron varios casos de adolescentes que realizaron los retos y tuvieron finales fatales con un mismo patrón; la presencia de las redes.

En enero, se registró el fallecimiento en la provincia de Río Negro, puntualmente en General Roca, de un chico de 13 años; unos días después, una niña de 12 falleció en la provincia de Santa Fe tras realizar el reto “blackout” (que consiste en bloquear el ingreso de aire hasta desmayarse) y, hace unos días, se conoció el caso de dos amigas de la provincia de Córdoba que juntas consumieron pastillas de antinflamatorios y antibióticos como un reto, una de ellas fue internada por intoxicación.

Ante este tipo de eventos, y el revuelo causado en los medios, muchos padres buscaron información sobre la prevención ante esta exposición de los adolescentes a la plataforma social y a internet en general. No se puede negar que incluso existe una adicción a las aplicaciones, pero aún no está claro si son una materialización de síntomas o patologías previas, si las apps funcionan como desencadenantes o si es un combo de ambas y la trampera funciona por sí sola, a la espera de que la presa pise el palito. 

Este fenómeno que combina los problemas de salud mental y la tecnología no son nuevos, porque es algo que se viene repitiendo en casi todas las plataformas. Unos años antes fue señalado Facebook por la famosa “ballena azul”, una serie de desafíos morbosos y oscuros a los era invitado el adolescente a realizar y que terminaba al ordenar que se quitara la vida.

La mirada profesional

La relación con las redes, las relaciones sociales, la interacción constante y la etapa de la vida en la que todo adolece se convirtió en una de las posibles puntas del ovillo para saber qué hay detrás de estos retos. La psicóloga y subsecretaria de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el Ámbito de la Salud de la Provincia de Buenos Aires, Julieta Calmels, reflexionó sobre la necesidad de formar un espacio seguro y que los adolescentes salgan y tengan experiencias corporales más que virtuales.

“La búsqueda de los jóvenes con respecto al contenido no es directo, el propio uso de las tecnologías va generando esta línea y hace que el mismo funcionamiento de las redes te vaya conectando con cosas que tal vez no se eligieron y aparece esto como una especie de imposición”, enfatizó Calmels en primer término.

En esa línea, afirmó que “si una persona está 10 horas usando tecnología, ya sea Tik Tok o redes sociales, a cualquier edad es un problema”, y recomendó que “más allá de haber una regulación sobre sí mismos, para los chicos más jóvenes uno tiene que ir construyendo con ellos los contextos, y saber qué hacen y si hacen cosas que son riesgosas”.

Ante la consulta sobre los peligros que existen en las aplicaciones, Calmels opinó que “hay que sacar a los adolescentes del único lugar de víctimas y de pasivos”, y recomendó que “si los podemos mirar como personas con intereses, con deseos, con una intensidad y una acción en el mundo, podemos establecer otros intercambios donde ellos también puedan expresar su interés y lo que hacen, no solamente desde el control y la censura”.

Asimismo, detalló que hay estudios realizados por la Secretaría en donde los jóvenes son consultados sobre su relación con las redes, y explicó que “lo que les hace mal es la sobreexposición de las imágenes”, y explicó: “Si bien por un lado les gusta, por el otro también los perturba cuando ya no pueden regular la circulación de sus imágenes”. Esta problemática afecta también al mundo adulto, ya que es casi imposible borrar de la red imágenes que hayan sido subidas, aún sin autorización.  

Según Calmels, las redes y la tecnología nunca van a sustituir el encuentro y la relación social directa, la mirada, el contacto, la voz, la presencia del cuerpo, esto también construye formas distintas de subjetividad con respecto a si es una relación social directa o si está mediada por la tecnología.

“Ahí pueden empezar a aparecer algunos fenómenos que pueden ser complejos cuando se busca reemplazar con la tecnología lo que es el encuentro social”, remarcó.

Una de las herramientas para proteger a los jóvenes es la construcción de espacios de encuentro entre pares. “Los recitales, los ámbitos culturales, la diversión, las salidas y los deportes, no habría que renunciar socialmente a que tengan los jóvenes esos encuentros donde ocurren cosas que no van a pasar nunca en la tecnología”, aseguró.

La profesional de la salud finalizó: “La adolescencia no es una experiencia fácil. Pero a los chicos, retirarlos del encuentro social directo no les ahorra sufrimiento, tensión o incertidumbre, ahorrándoles eso se les ahorra una experiencia subjetiva muy importante porque el cuerpo de uno crece y se aprende a estar con el cuerpo de otro”.

Si bien el panorama es desconcertante, sobre todo si se piensa en las infinitas posibilidades que tiene el mundo digital, cabe destacar que no todos los adolescentes son invitados o motivados para estos retos que son claramente perjudiciales y que no dejan ningún saldo positivo. Pero el acompañamiento y la conversación nuevamente es señalada como una herramienta firme y efectiva para saber qué les sucede a esos jóvenes que sí tuvieron la mala suerte de toparse con la trampera.