El miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, Arnaldo Dubin, se refirió al avance de los contagios por el coronavirus y señaló que "estamos en una situación de notable gravedad". En diálogo con El Destape Radio (FM 107.3), el facultativo indicó que "no hay medidas de parte del Gobierno y el comportamiento social parece ignorar que estamos en el peor momento de la pandemia" y remarcó que “la terapia intensiva está muy comprometida. Y esto es por un cansancio terminal de los trabajadores".
"Ya éramos pocos intensivistas, muchos se enfermaron, otros murieron, no nos tomamos vacaciones", explicó. E insistió en alertar sobre el cansancio: "La fatiga impacta en nuestro rendimiento en la terapia intensiva".
"La disminución del rendimiento de los trabajadores de terapia intensiva impacta en el aumento de la mortalidad", agregó Dubin. Además resaltó que "es muy difícil hoy conseguir una cama de terapia intensiva". "Lograr una internación en el sistema privado es una quimera", agregó.
Por otro lado, destacó que "hay que empezar a cerrar cosas para limitar la velocidad de contagios" y calificó que "estamos en la cornisa de una catástrofe sanitaria sin precedentes".
"Nuestras condiciones laborales son pésimas, los sueldos son bajos", señaló Dubin. Y concluyó que "un trabajador de intensiva puede cobrar 38.000 pesos, queda por debajo de la línea de pobreza".
El gobierno evalúa un plan de siete semanas para que impacten las vacunas
El gobierno trabaja por esta horas en el detalle las medidas que tomará para frenar el aumento vertical de casos de coronavirus. No solamente debe encontrar un equilibrio casi imposible entre mantener con vida la incipiente recuperación económica y evitar que la pandemia cause estragos aquí como viene haciéndolo en todo el mundo.
Otros factores también pesan en la decisión. Uno de ellos, que no escapa a las preocupaciones Alberto Fernández, se desprende directamente de la experiencia del año pasado. Empezar una cuarentena es difícil, terminarla puede resultar mucho más complicado.
Existe un acuerdo bastante extendido en el gabinete nacional acerca de la forma que debe tener la nueva etapa del combate a la enfermedad. Con intervenciones focalizadas y medidas quirúrgicas, acotadas en el tiempo y el espacio, tratando de cortarle los caminos al virus.
En la Casa Rosada anoche quemaban baterías de celular en ruedas de consulta con gobernadores, para dar con medidas que cuenten con respaldo político, arrojen un buen resultado epidemiológico y tengan un bajo costo económico. Algunas provincias comenzaron a actuar por cuenta propia, espantados por los números que crecen día a día.
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La segunda ola de coronavirus preocupa al Gobierno y en las próximas horas habrá anuncios sobre nuevas restricciones en la zona del AMBA. El paquete se centrará en tres ejes que generaron coincidencias entre las gestiones de Nación, Ciudad y provincia: la nocturnidad, el transporte público y reuniones sociales.
El problema central fue el horario del cierre y eso derivó en la necesidad de realizar dos reuniones para llegar a algún tipo de acuerdo. Para la CABA, cerrar todo a las 22 es decretar la muerte del rubro gastronómico, pero es la hora que eligió la administración bonaerense para cortar con las actividades nocturnas. El decreto se terminará de redactar hoy y quedará listo para su firma.