Las voces de las mujeres al frente del satélite SAOCOM 1B

Son mujeres que con su capacidad generan nuevas oportunidades a las científicas e ingenieras del futuro. Quiénes son las profesionales que estuvieron detrás de uno de los logros científicos más importantes del año.

30 de septiembre, 2020 | 09.24

Hace un mes se concretó de manera exitosa el lanzamiento y puesta en órbita del Satélite Argentino de Observación con Microondas SAOCOM 1B. Desde el 2013, Argentina trabaja en esta misión que busca proveer información desde el espacio, en cualquier condición meteorológica, tanto de día como de noche, y con ella prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas.

Gracias al lanzamiento del SAOCOM 1B, la misión está completa. Las imágenes generadas por los satélites de la constelación SIASGE (Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias). podrán ser utilizadas por usuarios de todo el país y del mundo. 

"Ir al espacio también es necesario para el crecimiento, tanto como la educación y la salud", reconocen las científicas a El Destape, quienes con su trabajo no solo abren puertas del conocimiento sino que también allanan un camino a profesionales. Son mujeres que con su capacidad generan nuevas oportunidades a las científicas e ingenieras del futuro.

Laura Frulla, investigadora principal de la Misión SAOCOM

Es la investigadora principal de la Misión SAOCOM, de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Fue quien estuvo al lado del presidente Alberto Fernández al momento del lanzamiento del SAOCOM 1B. 

Laura es una de las jefas del proyecto. Se encarga de hablar con los usuarios, interpretarlos y, a partir de eso, decidir qué satélite se construirá para satisfacer su necesidad. “Yo pongo los requerimientos, digo que es lo que hay que hacer, cómo y por qué”, afirma, y reconoce que si no se trabaja en equipo, es imposible crear un artefacto de esta magnitud.

Ella estudió Física en la Facultad de Ciencias Exactas (UBA).  Siempre le interesó explicar el por qué de los fenómenos que sucedían. En la facultad, la minoría de sus compañeras eran mujeres y, una vez más avanzado su camino en la profesión, identificó que las desigualdades por cuestión de género existen, sobre todo si llegas a niveles altos.

Tuvo una beca en el CONICET pero su primer acercamiento con el espacio fue en la CONAE, el lugar en donde siente que aprendió haciendo y trabajando junto a físicos, ingenieros y científicos. “Hoy por hoy no sé qué soy, soy una mezcla de un montón de cosas”, dice. 

Según sus palabras, la misión SAOCOM  “es un monstruo y te chupa mucho tiempo y la energía”, por lo que es difícil el espacio para otras actividades, aunque reconoce que le encanta cocinar, la fotografía y el cine. Pero hoy toda su energía está en el satélite.

Laura está en uno de sus momentos de mayor trabajo, justamente, porque busca que la información que se obtiene gracias al satélite, finalmente sea usada en Argentina. “Siento mucho orgullo, satisfacción por haber logrado lo que nos habíamos propuesto”, admite, aunque afirma que ella realmente se sentirá feliz cuando la información se utilice.

“Lo mejor que te puede pasar en la vida es hacer algo que le sirve a otro “, dice Laura y agradece el espacio para visibilizar la importancia de su trabajo: "Esto es fundamental, ayuda un montón porque hay mucha gente que ni sabe, entonces primero tienen que enterarse que existe, ese es el primer paso”.

Josefina Pérès - Jefa del Proyecto del Saocom

Josefina Pérès mantiene un legado. La trayectoria, su vida y la naturalidad de estudiar ciencias la llevó durante toda su carrera a estar en el lugar de las tomas de decisiones. Ingeniera electrónica, es la responsable del equipo de ingeniería de los satélites SAOCOM. Es parte de la CONAE desde hace más de 15 años. "Para mi la ingeniería, la ciencia. Siempre fue todo muy natural por lo que pasaba en mi casa. Siempre fue así", cuenta. El padre, físico, trabajó en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y, por supuesto, las ciencias se metieron en su piel. 

Desde Bariloche siguió de cerca el lanzamiento del SAOCOM 1B. El proyecto que, ahora la vio como "Jefa" aunque, todavía en algunos lados, la sigan tratando de "Jefe" del Proyecto. En charla con El Destape, reconoció que todavía a ella "le cuesta deconstruirse" pero que ya tomó conciencia y, ahora, visibiliza diferentes situaciones que ocurrieron en el pasado y estaban naturalizadas.  "Una vez estuve en una cena con compañeros del trabajo y me dijeron 'que era fácil trabajar conmigo' porque soy uno más. Y en ese momento lo tomé como un piropo y hoy digo no. No lo era", recuerda. Y agregó: "Ahora esa frase me parece inadmisible, es como si yo tuviera una virtud adicional de camuflarme entre los hombres. Hoy habría reaccionado de otra manera". 

Sobre el lanzamiento y el desarrollo del SAOCOM 1B, Pérès sostuvo que este accionar “desafió muchísimo al sistema científico nacional” pero que más allá de este avance puntual, una de las mayores beneficios que generó el proyecto fue que “derrama un conocimiento aun mayor”. El desarrollo del satélite, sin dudas, permitirá que haya nuevas puertas que se abran a profesionales. 

Ante este nuevo desafío, también hace hincapié a la presencia de las mujeres en la búsqueda para profesionales. "Cuando uno hace una búsqueda de ingeniera mecánicas, la verdad es que es baja la cantidad que hay". El inicio de cada carrera no solo tiene que llegar a partir del desarrollo de la carrera, sino también en el interés que despierta este tipo de ciencia en la infancia "hay que romper con este estereotipo de masculinos. Porque esto arranca desde la niñez. No es casualidad que nos guste la ingenieria electrónico a los que nos gusta". 

Más allá de esta situación y que Pérès pasó su carrera con esfuerzo pero con mucha naturalidad, la Jefa del Proyecto SAOCOM encontró una razón y un lugar por el cual empezar: "Hay que ir a todos los niveles", sostiene. "No vamos a hacer la revolución copernicana en cuatro años", agregó y añadió: "Lo que si me parece es que hay que revisar muchísimo el tema de las licencias". Cuando una es madre, automáticamente la sociedad y el trabajo, carga una responsabilidad mayor que la del padre. "Te condiciona como mujer, pero también el tema del cuidado es responsabilidad del padre", agregó y finalizó: "Existen alternativas. Si, se entiende que haya algo biológico, pero también se pueden buscar opciones".

Sabrina Laura Tántera - Responsable de integración y ensayos mecánicos

“Yo recuerdo cada tornillo que puse, cada decisión que tomé, a veces decisiones bastante estresantes, y estoy orgullosa de haberlas tomado”, dice Sabrina Laura Tantera, responsable de integración y ensayos mecánicos del proyecto SAOCOM.

Ella de niña quería ser astronauta y diseñar cosas que nos facilitaran la vida a los humanos. Ver al satélite construido por sus propias manos viajando hacia el espacio fue un sueño hecho realidad. Sabrina es ingeniera aeronáutica, graduada en la Universidad Nacional de Córdoba. “Con esto puedo llegar al espacio”, fue lo que pensó al decidir qué carrera estudiar. Antes de eso, trabajaba en la mecánica de autos de carrera del Rally.  Luego, quiso ingresar a la fuerza aérea, pero no aceptaban mujeres. 

El año que entró a la Universidad eran 100 en el curso y tenía tan solo tres compañeras. Ella fue la única egresada de su camada y, hasta hoy, se acuerda de las trabas que le pusieron durante la carrera, solamente por ser mujer. “Me han dicho ‘la mujer tiene que estar lavando los platos, no estudiando ingeniería’”, recuerda en conversación con El Destape.

Hoy, es la única mujer en el área mecánica de la CONAE de Córdoba. Allí ingresó en el año 2013 y en 2015 pasó a ser responsable del área de integración y ensayos mecánicos. También aprovecha sus ratos libres para hacer música con su pareja, dar clases de yoga y navegar. 

La NASA siempre fue su referente. Nunca pensó que podría llegar a aplicar sus conocimientos en Argentina, era una utopía. “Cuando tenés conocimiento, tenés poder”, admitió Sabrina, quien considera que políticamente es bueno estar en el espacio porque “si no ocupas tu orbita, la ocupan otros”.

Según cuenta Sabrina, el éxito en la industria espacial es algo que se obtiene de experimentar, de hacer y probar.  “Todos tenemos que estar alineados porque si falla uno, fallamos todos”. Así, en equipo, lograron crear la antena SAR. “Eso demuestra la capacidad nuestra y sería bueno que ese know-how que tuvimos no se pierda, no se diluya, no se vaya del país por falta de políticas en este sentido”, reconoce.

Su trabajo para el SAOCOM 1B terminó en diciembre de 2019, pero hasta el lanzamiento tuvo que estar atenta a ver si había algún problema técnico en el traslado a Estados Unidos o previo a lanzar el satélite. “Es una tensión que tenés que ser muy rigurosa, trabajar con piezas muy chiquitas y si algo sale mal el proyecto se puede atrasar un mes”. Uno sabe que su trabajo no está bien hecho hasta que el satélite no despliega y funciona. Y funcionó a la perfección..

Natalí Atencio - Soldadora técnica espacial

“Cuando entré al colegio técnico éramos cuatro mujeres entre cuarenta varones”, recuerda Natalí Atencio. Cuando entró al primer año de la escuela técnica, por herencia familiar, ella ya trabajaba con máquinas y herramientas. “Siempre me gustó, yo lo tomaba con normalidad, era lo que hacía y me gustaba y mi papá siempre me enseñó a que había que saber hacer de todo un poco”, cuenta a El Destape. 

Natalí es una de las soldadoras del proyecto SAOCOM 1B.  Es técnica electrónica con orientación en comunicaciones y es parte del equipo de integración electrónica de componentes satelitales y recibió una certificación de la Agencia Espacial Europea. Los estudios y las capacitaciones le dieron un lugar en uno de los puestos más artesanales y milimétricos de todo el proceso. No puede haber pelusa, humedad ni estática. Cualquiera de esas tres cosas pone en peligro el trabajo completo. Ahora está detrás de un microscopio, con cofias, zapatos antiestáticos y antiparras, pero para llegar ahí pasó por la máscara, el fuego y el mechero. “Desde los 15 años que tengo un soldador en la mano”, cuenta. No fue fácil. “En primer año de la escuela técnica era duro. Te chistaban, te decían cosas 'Vení, dame bola, ¿cuándo vamos a salir?. Era muy pesado, pero en el trabajo siempre me respetaron. No lo sufrí, toda la vida me llamaban a mi para trabajar porque era buena”. 

Con el paso del tiempo, la situación fue variando y aparecieron otros comentarios machistas. “Yo trabajé en una autopartista. Y para muchos la idea era que entraste porque cuando te hicieron la entrevista le gustas a alguien”, reflexiona. Es como una jungla. El crecimiento en su carrera, los comentarios y algunos dichos sobre alguna compañera le molestaron y fueron algunos escollos en su camino, pero se transformó, sin saberlo, en una de las personas que abrió puertas. 

“Vos hoy ves más mujeres, quizás todavía no son muchas. Pero hay nuevas carreras, como robóticas y hay cada vez más chicas. Lo bueno es que la mujer se está involucrando más por gusto propio”, añadió. Así fue como surgió ella. Primero con una computadora que desarmaron sus hermanos hasta ser parte de un proyecto que lanzó un satélite al espacio. Una placa, el estaño y el trabajo. En definitiva, un mundo que a Natalí siempre le resultó cotidiano.