La llegada de la pandemia de COVID-19 generó cambios profundos en los hábitos de las personas, y en particular en las formas de moverse por la trama urbana, y la bicicleta es uno de los medios alternativos elegidos por sus ventajas sanitarias, económicas y ecológicas. Pero además, en el marco de una marcada ola de inseguridad, en Rosario, Santa Fe, se han convertido en el blanco de los robos, y por eso cada vez se venden más seguros para protegerlas, una rama que comenzó a crecer fuerte desde el año pasado y ya triplicó sus números.
Un informe elaborado por el Instituto de Estudios del Transporte de la Universidad Nacional de Rosario indicó que el uso de la bicicleta subió entre los habitantes un 25% promedio a partir de la pandemia: creció un 23% entre quienes la usan para ir a trabajar, un 36% entre quienes estudian, un 25% en los que salen a hacer compras y un 9% en los que la eligen como medio de esparcimiento.
El empeoramiento del sistema de colectivos durante el último año y medio, con aumento de tarifas, paro de choferes y reducción de frecuencias y recorridos crearon condiciones para que muchos abandonen su uso y pasen a la bicicleta, pero también la promoción estatal: la red local de ciclovías cuenta con 196 kilómetros (sumó 57 desde marzo de 2020), y el programa de bicicletas públicas, que tiene 63 estaciones distribuidas en el área central, en lugares de intenso uso público, en sedes universitarias cercanas y en diferentes barrios de la ciudad, registra un promedio de 81 mil viajes por mes.
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Inseguridad en Rosario: las bicicletas, en la mira
En el marco de este auge del medio de transporte, y del crecimiento imparable del robo predatorio callejero (desde celulares y carteras hasta la rapiña de cables y elementos de bronce) los ciclistas denuncian un aumento en los hechos de inseguridad. El valor de la bicicleta promedio que circular por la ciudad arranca oscila hoy entre los 40 mil y los 100 mil pesos, pero pueden llegar a 400 o 500 mil, y eso las convierte en un botín apetecible para los delincuentes. Según pudo recopilar El Destape, las más elegidas como objetivo del atraco son las mountain bike rodado 29, de gama media y con gran presencia en las calles.
Usuarios y agrupaciones de amantes de la bici coinciden en el diagnóstico: hay más robos, y la modalidad mutó del corte de linga o cadena en la vía pública al asalto en tránsito, empujando a los ciclistas para tirarlos de los rodados para arrebatárselos, en especial contra mujeres. Sin embargo, el Ministerio Público de la Acusación no posee estadísticas en cuanto a delitos contra la propiedad de un objeto específico como la bicicleta. Tampoco hay una unidad creada para tratar esta modalidad delictiva.
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"Hay muchos robos y hurtos de bicicletas en Rosario. Las redes sociales que manejamos son un termómetro de ello. La dificultad que tiene la recuperación de una bicicleta sustraída y también el hecho de la facilidad y el aumento de casos de robos debe haber incrementado la demanda o la necesidad de conseguir seguros", graficó Pablo Botta, referente de Rosario en Bici, un proyecto de la asociación civil STS Rosario.
El referente del ciclismo rosarino Luciano Calusso también aportó su perspectiva: "No sé si es porque hay más robos o más uso, pero lo cierto que hay más gente que prefiere asegurarlas. Las bicis de competición se acercan al valor de un auto de 10 o 15 años de antigüedad, pueden costar hasta 500 mil pesos. Yo sospecho que al haber más demanda las organizaciones que trafican autopartes y autos robados incorporan las bicis, sobre todo de gama alta", dijo.
Circuito de venta
Siempre que existe un auge de robo de algún bien, es porque hay un mercado donde puede venderse fácil y convertirlo en ganancia. Según cuentan los conoceros del rubro, las bicis sustraídas se venden a menor precio (un claro indicador de que la procedencia es ilegítima) y a veces las pintan o les liman el número de serie alfanumérico que identifica a todo cuadro para evitar su trazabilidad. Desde el Ministerio de Seguridad marcaron que no hay bandas de crimen organizado, sino que se trata de robos violentos "al voleo", además de las que se sustraen estacionadas de la calle o incluso desde dentro de cocheras.
A diferenciar de otros botines predilectos de los ladrones, como los teléfonos, el circuito es diferente. En el caso de los celulares, hay comercios especializados en revender los sustraídos, pero no sucede lo mismo en este caso: aunque puede haber alguna bicicletería dudosa de venta de usadas, no son comunes. Luego del robo, a más tardar en 48 horas los ladrones la venden en redes sociales, en especial por el Marketplace de Facebook. "Se expenden en páginas web o a conocidos y vecinos del barrio, no encontramos desarmaderos de bicicletas. Salvo que sea una bicicleta muy cara, en la que se puede reducir algún repuesto como los frenos", informaron a El Destape desde la cartera.
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Por eso, la policía está haciendo entregas controladas (use producen unas seis por mes en la ciudad) en las que atrapan a los delincuentes o sus cómplices al concretar la venta, luego de hacer un rastreo por internet. Lo mismo se hace con celulares, motos, herramientas y hasta vehículos. Pero para esto, debe hacerse la denuncia en Fiscalía o el centro territorial correspondiente. A veces no prospera porque algunos fiscales exigen la factura de compra y las victimas no la tienen. Pero otros, piden al denunciante aunque sea una foto del elemento robado y con eso, ya se puede avanzar en la recuperación.
El negocio de las pólizas
De la mano del crecimiento del uso y de la inseguridad, hubo un incremento en la demanda de servicios en relación a los rodados, como los seguros. Desde el sector afirman que en los últimos dos años las compañías observaron que el valor de las bicicletas empezaba a ser oneroso y escalaba el interés del usuario por proteger ese bien. Por lo general, según la aseguradora rondan los 500 pesos hacia arriba, según el tipo de rodado y la suma asegurada. En un primer momento, los monopatines eléctricos habían generado un interés similar, que luego fue minimizado por no haber despegado su uso masivo.
"El precio y la calidad de las bicis que circulan por la ciudad ha aumentado bastante en el último tiempo, también volviéndose justamente más atractivo por parte de los usuarios la contratación de un seguro", aclaró Botta de Rosario en Bici, quien recomendó que al momento de contratar pólizas, "debe tenerse en cuenta que la mayoría de las aseguradoras cubren robo y daño, y no hurto". Se considera robo al delito en el cual hay apropiación usando la violencia o intimidación sobre la persona, o fuerza sobre el objeto (por ejemplo la rotura de un dispositivo de seguridad), de lo contrario se considerará como hurto.
Los planes incluyen robo y destrucción total de la bicicleta nueva o usada, por incendio o accidente, dentro o fuera del domicilio, en todo el país y en algunos casos también en el extranjero. La cobertura es hasta un monto asegurado que puede fluctuar entre 30 y 120 mil pesos, considerando el estado y la antigüedad del elemento de transporte. Dentro de este seguro figura destrucción total por cualquier hecho accidental, como que la embista un auto, pero no cubre el desgaste, robos o daños pequeños. Algunas compañías ofrecen, además beneficios como cobertura de los gastos de arreglos y mantenimiento, emparchado de cubiertas, traslados por viaje, y reembolsos de taxi por imprevistos.
"Todos los índices se han multiplicado exponencialmente: el uso de la bicicleta, la adquisición de estos rodados, el robo de los mismos y por consiguiente la venta de seguros, que se ha triplicado en el último año. Esto se debe no solo a la practicidad, la economicidad y los beneficios para la salud, sino también a la preocupación de la ciudad por la creación de bicisendas", comentó el productor asesor de seguros Jorge Antegiovanni, de la firma San Cristóbal, donde las consultas, dudas y requerimientos se quintuplicaron en el mismo período.
El costo anual de la prima es aproximadamente el equivalente del 10 por ciento del valor del bien: si el rodado vale 49 mil pesos, se pagan 4.900 pesos por año, dividido en 12 meses. La tasación la hace el potencial asegurado que debe presentar una factura de compra, aunque no es excluyente tener el documento, en cuyo caso el valor lo pone el interesado. Ante el siniestro, el usuario debe hacer la denuncia policial para respaldar su reclamo. Algunas firmas también exigen que el usuario presente el número que figura en el cuadro del elemento sustraído o accidentado.