Mató a su exmarido de un ladrillazo: asegura haber vivido violencia de género

Comenzó el juicio contra Gabriela Núñez, la sanjuanina de Pocito que hirió de muerte a su expareja luego de una discusión. Asegura que no fue con intención. Qué dice la defensa.

29 de julio, 2022 | 13.15

Gabriela Macarena Núñez (28) fue acusada de matar a su exesposo y padre de sus hijos de un ladrillazo, luego de una fuerte discusión en su casa del Lote Hogar 12, en Pocito, el pasado 2 de octubre de 2021. La mujer agarró un pedazo de ladrillo que había en el domicilio y se lo lanzó a su exesposo Gonzalo Adrián Martínez, tras haber sufrido un episodio de impotencia y bronca, según manifestó la víctima, en aquel entonces.

En las últimas horas comenzó el juicio en la sala 5 de la Cámara Penal, bajo la forma de Sistema Acusatorio, en la provincia de San Juan, para acusarla por el “Homicidio preterintencional agravado por el vínculo” que la unía con su expareja.

El homicidio preterintencional implica que no hubo intención explícita de matar, pero sí de causar una grave lesión. En este caso, Gabriela asegura no haber tenido intención alguna de quitarle la vida, pero su ira la llevó a provocarle una herida, que lo llevó a la muerte inmediata, por el lugar donde se produce la lesión en la cabeza de la víctima.

En este sentido, la defensa representada por la doctora Filomena Noriega insiste en que la agresora no tuvo intenciones de matar a la víctima; sucedió que, en un arrebato de bronca, la reacción de Gabriela provocó una lesión que terminó siendo fatal.

Un dato clave que apoya la postura de la defensa fue que luego de provocarle la lesión en la cabeza, y de que alguien le avisara que había quedado tendido en el piso; al verlo desplomado la mujer corrió para auxiliarlo y hacerle reanimación. Este dato sería un elemento clave a la hora de sostener su imputación y no convertirla en un homicidio agravado por el vínculo.

El día del ladrillazo

Según el abogado querellante que defiende a Gonzalo Martínez, la madrugada del sábado 2 de octubre, el hombre se dirigió a la casa de su exmujer a visitar a uno de sus dos hijos porque era su cumpleaños. Sin embargo, circunstancias que están en tela de juicio iniciaron un nuevo enfrentamiento entre la víctima y la victimaria que provocaron en el desenlace fatal.

Lo que se conoció en un primer momento, fue que el hombre había llegado de la noche anterior borracho, que había incurrido en el domicilio de la mujer que había tenido una discusión con la actual pareja de Gabriela. Luego se había quedado dormido en uno de los dormitorios de la vivienda.

A primera hora del día siguiente, Gonzalo se habría levantado y comenzando una discusión con su mujer, luego llamó un remis para marcharse. Cuando el remis llegó, la víctima se dirigió hacia el portal de la casa para marcharse, pero volvió porque había olvidado una campera. Fue ahí cuando Gabriela, en un ataque de furia, agarró parte de un ladrillo que había en la entrada y se lo lanzó por la cabeza.

Según la postura de la defensa, Gabriela era una víctima de violencia de género que había tenido muchos ataques por parte del sujeto que en reiteradas oportunidades había ejercido violencia de todo tipo.

Con las piezas mejor ajustadas y más evidencia en la causa, la defensa de Gabriela Núñez pudo sostener que la mujer no lo mató con intención y la calificación de “Homicidio agravado por el vínculo con alevosía” cambió para el juez Juan Carlos Caballero Vidal. Como a su entender hubo una emoción violenta y ese homicidio no había sido con dolo directo, es decir, con intención; la nueva carátula de la causa le permitió a Gabriela quedar en libertad, tres meses después del hecho.

El juez se apoyó en el estado físico emocional de la imputada, quién según entendió la Justicia "había disminuido sus frenos inhibitorios producto de las reiteradas agresiones que había estado recibiendo esta noche por parte de la víctima".

Sin embargo, el escenario que divisa la familia de la víctima es otro absolutamente distinto. Para la querella, Gabriela y su novio llevaban una vida desordenada con drogas y alcohol, lo que irritaba a Gustavo, por la presencia de los niños entre ellos. El día que discutieron Martínez intentó llevarse a uno de sus hijos, al parecer, porque no quería que estuvieran en ese ambiente perjudicial.

Independientemente del motivo de la discusión, la primera audiencia que se llevó a cabo en los Tribunales San Juan, puso en foco el testimonio del remisero que llegó a la vivienda del Lote Hogar 12, el 2 de octubre pasado. Este hombre fue precisamente el testigo de la situación y una de las primeras personas en ayudar a la víctima cuándo quedó tendido en el suelo.

El testigo manifestó que no escuchó la discusión entre Gabriela y Gonzalo, pero que sí vio cuando él atinaba a abrir la puerta del remis para subirse, y en ese momento Gabriela le arrojó el ladrillo, logrando que él se desplomara.

También, dijo que la chica en un primer momento no salía de su casa cuando Gonzalo estaba en el piso. Él intentó reanimarlo. Dijo, además, que fue una vecina la que finalmente le avisó a Gabriela sobre lo que estaba ocurriendo en la calle. En ese momento Martínez ya estaba muerto. Ahí fue cuando ella corrió a auxiliarlo.

La defensa de la mujer sostiene que Martínez violó la perimetral que se le había impuesto y que había ingresado a la fuerza a esa casa a las 5 de la madrugada rompiendo una de las ventanas.

Estas dos posturas implican diferentes penas, al momento de los alegatos que se desarrollarán en los próximos días. Por un lado, la defensa de Núñez pediría 3 años de prisión condicional porque la mujer no tiene antecedentes y es víctima de violencia. Por otra parte, la Fiscalía podría pedir hasta 15 años de prisión efectiva por tratarse de un homicidio preterintencional.