En los últimos años se está notando una mayor consciencia en lo relativo a la salud mental. Temas como el trastorno de la ansiedad generalizada e incluso la depresión tomaron dimensión pública, a través de medios y redes sociales. La salud mental y sus desafíos dejaron de ser tabú.
El mundo en el que vivimos es una permanente fuente de estímulo. Las presiones laborales, el desastre climático, las crisis económicas y habitacionales son solo algunas fuentes de estrés que sufren casi todas las personas.
A todo lo anterior le sumamos la relevancia de las redes sociales y las propias presiones que estas ejercen. La constante comparación con otras personas y la insistente idea del éxito, en todas sus formas, son un elemento especial en el cocktail de estrés de cada día.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
La pandemia de Covid-19, por su parte, hizo lo suyo. En un contexto de aislamiento e incertidumbre muchas personas experimentaron por primera vez signos de ansiedad.
¿Qué es la ansiedad?
Antes que nada, dejemos algo en claro. La ansiedad, por sí misma, no es sinónimo de problema. Es una sensación normal y esperable en determinados momentos.
La ansiedad, por sí misma, no es sinónimo de problema.
¿De qué hablamos cuando hablamos de ansiedad? En general, sus signos son los siguientes:
-
Sensación de nervios
-
Agitación o tensión
-
Sensación de estar frente a un peligro inminente
-
Pánico
-
Hiperventilación o respiración acelerada
-
Sudoración
-
Temblores corporales
-
Cansancio excesivo
-
Sensación de debilidad
-
Dificultad para lograr o mantener la concentración
-
Fijación con la idea de la preocupación actual
-
Problemas para la conciliación del sueño
-
Problemas gastrointestinales
-
Necesidad de evitar las situaciones que suelen despertar ansiedad
La ansiedad suele asociarse al estrés. Lo más común es sentir los signos mencionados frente a situaciones puntuales. Por ejemplo, un problema laboral complejo, la proximidad de un examen o la necesidad de tomar una decisión importante.
En estos casos, no hay que alarmarse. La ansiedad puede incluso ser de ayuda en determinados momentos, ya que cumple la función de ayudarnos a hacer frente a situaciones difíciles. Pero esto no es así para las personas que sufren alguno de los diferentes trastornos de ansiedad.
Distintos tipos de trastornos de la ansiedad
Un trastorno de ansiedad es una afección que hace que la ansiedad no desaparezca. Muchas veces, en cambio, sus síntomas van empeorando con el tiempo.
La ansiedad cobra más y más relevancia en la vida de quien la padece, afectando así el desempeño de sus actividades. En términos generales, existen tres tipos de trastornos de la ansiedad.
Trastorno de pánico
Quienes sufren este trastorno de ansiedad tienen ataques de pánico de manera rápida y repentina. Se trata de una sensación intensa de miedo sin que haya realmente una exposición al peligro.
Para quienes nunca han sufrido de ataques de pánico, este fenómeno es difícil de entender y dimensionar. Estamos hablando de episodios de miedo intenso que producen reacciones físicas.
Para quienes nunca sufrieron ataques de pánico, es algo difícil de entender y dimensionar.
Suele describirse como una sensación de pérdida de control. Las personas que lo sufren pueden creer que están teniendo un ataque cardíaco, o incluso que va a morir. Sus síntomas pueden comprender:
-
Sensación de peligro
-
Miedo a la muerte
-
Taquicardia
-
Palpitaciones
-
Sudoración excesiva
-
Calambres abdominales
-
Dolor de cabeza
-
Sentimiento de desconexión con la realidad
-
Dolor en el pecho
-
Temblores
-
Falta de aire
-
Escalofríos
-
Sofocos
-
Mareo
-
Sensación de desvanecimiento o desmayo
-
Náuseas
-
Sensación de entumecimiento muscular u hormigueo
Fobias
Se denomina “fobia” al miedo intenso e irracional, de carácter enfermizo, a un objeto o situación que representa poco o ningún peligro real.
Algunas de las fobias más comunes son:
-
Acrofobia: miedo a las alturas.
-
Agorafobia: miedo a los lugares públicos.
-
Claustrofobia: miedo a los espacios cerrados.
-
Fobia social o ansiedad social: temor a las situaciones sociales.
Cuando una persona fóbica debe enfrentarse a aquello que le despierta temor pueden presentarse síntomas como taquicardia, falta de aire y temblor corporal. Esto junto a un fuerte deseo de huir.
Trastorno de la ansiedad generalizada
Este es el nombre que se le da a una preocupación excesiva por problemas comunes. Puede ser más difícil de reconocer que los otros tipos de ansiedad, pero con el tiempo resulta igual de dañino.
El trastorno de la ansiedad generalizada se manifiesta como una preocupación excesiva por problemas comunes.
A largo plazo, este trastorno puede resultar incapacitante. Seguí leyendo para conocer de qué se trata.
¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?
Ya dijimos que la ansiedad no es siempre mala. Es una manera que tiene nuestro cuerpo de prepararnos, física y mentalmente, para huir o reaccionar adecuadamente en situaciones de peligro.
Sin embargo, cuando esta sensación se presenta con demasiada frecuencia y en todo tipo de escenarios, deja de tratarse de una reacción natural sana.
Quienes sufren de trastorno de ansiedad generalizada viven en una especie de estado de alerta casi permanente. Esto puede afectar seriamente el desarrollo de sus actividades cotidianas.
El trastorno avanza de manera lenta y progresiva. Normalmente, empieza alrededor de los 30 años y se da con mayor frecuencia en mujeres que en hombres.
El trastorno de ansiedad generalizada suele comenzar alrededor de los 30. Es más común en mujeres que en hombres.
No hay consenso médico acerca de las causas del trastorno de la ansiedad generalizada. Sin embargo, se cree que podría ser hereditario.
Aunque estemos hablando de salud mental, nuestro cuerpo es uno solo. Son varias las partes del cerebro y los procesos biológicos que participan del miedo y la ansiedad.
Pero, además, existen causas externas que parecen favorecer el desarrollo del trastorno. Las principales son haber pasado por un evento traumático o vivir en un ambiente estresante.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno de ansiedad generalizada?
A los síntomas de ansiedad ya mencionados, se le suma la percepción de todo tipo de situaciones o acontecimientos como amenazantes. Se vive en un estado de nerviosismo permanente muy difícil de calmar. A veces, con una sensación de temor intenso inexplicable.
La reflexión repetitiva y obsesiva sobre algunas ideas, normalmente con carga negativa, es otra de las cargas mentales que se sufren como consecuencia de este trastorno.
Otros de los signos de este trastorno son: insomnio, facilidad para sorprenderse e inquietud.
Hoy es muy común encontrarse con personas que manifiestan serias dificultades para relajarse. Incluso, no es excepcional hacer chistes al respecto. ¿Te suena?
Sin embargo, la incapacidad para la relajación es otro de los síntomas de trastorno de la ansiedad generalizada, junto con la irritabilidad constante. Es importante tener esto en cuenta antes de asociar algunas conductas insalubres a las personas, confundiéndolas con rasgos de personalidad.
Normalmente este trastorno genera una preocupación excesiva por temas como:
-
la seguridad o rendimiento laboral
-
las finanzas personales o familiares
-
la salud propia y de los seres queridos
-
la puntualidad
-
los cuidados del hogar
Es normal -y sano- preocuparse o ocuparse de estas cuestiones. Pero no hacerlo de manera compulsiva. La ansiedad y preocupación constante no son rasgos de personalidad. Son síntomas de un problema de salud mental diagnosticable y tratable.
¿Cómo se trata el trastorno de ansiedad generalizada?
Si te sentís identificado con alguno de los síntomas que estuvimos describiendo en este artículo, no dudes en consultar con un profesional de la salud. El primer paso para el tratamiento de este trastorno es el diagnóstico.
En esta instancia, es probable que te pidan algunos exámenes físicos. Así se descarta que haya alguna explicación física no relacionada a la ansiedad que pueda explicar la aparición de los síntomas.
Luego, dependiendo de las características del caso, se suele derivar a un psicólogo o psiquiatra. Los especialistas en salud mental son los indicados para diagnosticar trastornos de la ansiedad.
¿Cuál es el tratamiento para este problema? En general existen dos respuestas, que pueden darse de manera individual o combinada. Estamos hablando de la psicoterapia y la medicación.
Psicoterapia
“Ir al psicólogo”: hablamos de esto, nada más ni nada menos. Afortunadamente, el estigma que pesaba sobre la psicoterapia fue desapareciendo en los últimos años. Tal es así, que todos escuchamos al arquero de nuestra selección masculina de fútbol agradecerle a su psicólogo en televisión.
Existen diferentes ramas de psicología. Cada terapeuta sigue los lineamientos de alguna de ellas.
A priori, no podemos decir que haya tipos de terapias mejores o peores. Cada persona es diferente y le puede resultar mejor determinada rama.
Podés preguntarle a tu psicólogo cuál es su orientación y pedirle que te la explique. Otra alternativa es averiguar por tu cuenta con cuál rama te sentís más cómodo y recién ahí buscar a un profesional idóneo que se haya especializado en ella.
Incluso podés pedir ayuda a un psicólogo para discernir qué tipo de terapia sería la más apropiada para tu caso, en función de tus preferencias y necesidades. Los profesionales están para ayudarnos.
Medicación
Existen medicamentos que pueden ayudar a controlar e incluso superar el trastorno de la ansiedad generalizada. Los psiquiatras son los profesionales indicados para recetar este tipo de tratamientos. Suelen trabajar en conjunto con psicólogos, que acompañan el proceso con terapia convencional.
En general, cuando hablamos de trastorno de la ansiedad generalizada, se suelen usar dos tipos de medicamentos: ansiolíticos y antidepresivos.
-
Los ansiolíticos hacen precisamente eso: calmar la ansiedad.
-
Los antidepresivos pueden ser inhibidores selectivos de diferentes hormonas.
Puede sonar fuerte si no estás familiarizado con este tipo de medicación. Sin embargo, muchas personas son capaces de retomar las riendas de su vida gracias a la ayuda de estos fármacos.
Lo fundamental acá es que nunca te automediques. Antes de ingerir cualquier tipo de medicamento, consultá con un profesional de la salud. Además, debés saber que no estamos hablando de una pastilla que puedas tomar ocasionalmente.
Los medicamentos para trastornos de ansiedad se recetan como parte de un proceso. Pueden demorar varias semanas en comenzar a surtir efecto y no deben ser interrumpidos de un día para el otro.
Además, pueden generar tolerancia o dependencia. Es por eso que es tan importante estar bien asesorado desde un comienzo.
En cuanto a los efectos secundarios, estos pueden incluir insomnio, dolores de cabeza o náuseas. Para evitarlos es que se suele comenzar con dosis bajas que van aumentando de a poco.
Cada caso es diferente y solo un profesional es capaz de discernir cuál es el tratamiento adecuado. Nunca te automediques. Si pensás que podés estar sufriendo de ansiedad o depresión, consultá con un psicólogo o psiquiatra.
¿Cuál es el pronóstico para las personas con trastorno de ansiedad generalizada y cómo pueden mejorar su calidad de vida?
El primer paso para trabajar el problema de la ansiedad es hablar con honestidad. Si todavía no te estás tratando con un psicólogo o no contás con los medios para realizar una consulta, conversá sobre el tema al menos con una persona de confianza.
Puede sonar cliché, pero es cierto. En estos casos, asumir el problema es verdaderamente el primer paso para superarlo.
Aún así, la psicoterapia suele ser la mejor aliada. Si tenés obra social o contás con un prestador de medicina prepaga, consultá en su cartilla.
Cómo pueden ayudar la familia y los amigos a una persona que padece trastorno de ansiedad generalizada.
Si leyendo este artículo pensaste en una persona en particular, te recomendamos que tengas la iniciativa de apoyarla. Los trastornos de ansiedad son lamentablemente muy populares, por lo cual es altamente probable que todos conozcamos a una o varias personas que los padecen.
Pensá en cuál es la mejor manera de aproximarse a esta persona y preguntale cómo está. Pero no como un ritual de saludo. Insistí, con amabilidad, en que te cuente qué le pasa y cómo está siendo su vida. Demostrá que te interesa.
A veces el simple y único hecho de escuchar es de gran ayuda. La obsesión con los problemas y la agitación que genera la ansiedad puede generar una sensación de soledad.
Si tu ser querido no va al psicólogo, podés ayudarlo muchísimo sugiriéndole que lo haga. Tal vez tenga una idea equivocada de lo que implica la terapia o de quiénes pueden llegar a necesitarla. Una conversación puede llegar a derribar un estigma.
Independientemente de que logres que se genere la consulta profesional o no, no dejes de volver a contactarte con la persona de manera regular. Al final, solos seres sociales que necesitamos estar en contacto con otros y compartir nuestras alegrías y tristezas.
Conclusión
Te explicamos qué es el trastorno de ansiedad generalizada, uno de los padecimientos de salud mental más comunes, que es frecuentemente naturalizado. Seguramente conozcas a más de una persona que está pasando por esto, incluso sin saberlo.
Como siempre, recordá que ninguna fuente de información puede reemplazar la intervención de un profesional de la salud. Si vos o un ser querido están sufriendo cualquier tipo de síntomas o sienten que necesitan ayuda, no duden en consultar con un psicólogo.