A lo largo de la vida las personas debemos afrontar momentos complejos tanto en el plano laboral, como en el personal. La resiliencia es una herramienta fundamental para superar esas situaciones y lograr avanzar de manera saludable.
Las personas resilientes cuentan con importantes habilidades para poder lidiar con todo tipo de problema e incluso evolucionar a través de ese proceso. Existen distintos tipos y niveles de resiliencia, lo cual depende de cada personalidad y de lo que le toca atravesar a cada individuo.
Aprender sobre esta capacidad y trabajarla constantemente es de gran importancia para la evolución personal. A continuación explicaremos qué es la resiliencia, los distintos tipos y cómo lograr ser más resiliente.
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¿Qué es la resiliencia?
Es un elemento de nuestra personalidad que nos permite superar crisis o adaptarnos a todo tipo de momento adverso. Esta herramienta nos da la confianza de sentir que podremos salir adelante a pesar de las circunstancias.
Este recurso implica reestructurar nuestra forma de pensar y actuar en función de las distintas necesidades y circunstancias que se presentan. La resiliencia se enfoca en la flexibilidad y la capacidad de adaptación de las personas en situaciones complejas y adversas.
Factores de la resiliencia
Existen diversos factores que contribuyen al nivel de resiliencia de las personas. Los factores más comunes son las relaciones de cariño, la familia y cualquier vínculo que fortalezca la seguridad de cada persona.
Además de esos factores, podemos identificar otros elementos que también se encuentran asociados a ella:
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Capacidad de hacer planes y seguir los pasos para poder concretarlos.
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Confianza en uno mismo y una fuerte visión positiva de sí mismos.
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Gran habilidad de comunicación.
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Alta capacidad de resolución de problemas.
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Buena gestión de los sentimientos e impulsos.
Tener confianza en uno mismo y una gran capacidad de resolución son dos factores fundamentales para fortalecer la resiliencia.
Estos elementos son parte de la propia personalidad de cada uno. Sin embargo, las personas también pueden trabajar en sus hábitos para incorporar estos elementos en su forma de actuar.
Fortalecer estos elementos favorecerá a la resiliencia y al desarrollo general de las personas.
Resiliencia en la psicología
El concepto general de la resiliencia es la capacidad de adaptación de las personas frente a situaciones poco favorables. Sin embargo, los psicólogos tienen un concepto que va mucho más allá.
Para la psicología, además de implicar la capacidad de adaptación, consiste en atravesar las dificultades y lograr evolucionar de esas experiencias. Esto puede darse tanto en el aspecto familiar, académico o laboral.
En otras palabras, la resiliencia es la habilidad de cualquier persona o grupo de personas de adoptar una actitud flexible a las situaciones y a la fortaleza de crecer y aprender de esa situación.
Tipos de resiliencia
Si bien siempre se habla de la resiliencia como un solo concepto, existen diversas clases. Cada tipo cuenta con grandes similitudes entre sí, pero logran diferenciarse de acuerdo a los contextos en los que se desarrollan.
Así mismo, las distintas clases de resiliencia también logran diferenciarse entre sí por los esfuerzos que desarrolla cada persona en cada adversidad.
Dependiendo del tipo de situación que atraviesan las personas es el tipo de resiliencia que desarrollan: psicológica, emocional o física.
Resiliencia psicológica
Este tipo de resiliencia se conoce también como fortaleza mental y es la capacidad de adaptarse y soportar desafíos complejos. Suele estar vinculada a la capacidad de superar traumas o soportar el estrés sin caer en una depresión o condiciones similares.
Resiliencia emocional
La resiliencia emocional es un complemento de la psicológica. Sin embargo, en este caso nos centramos en el control emocional que pueden tener las personas en situaciones adversas.
Este control se comienza a trabajar en la niñez y tiene como fin gestionar eficazmente emociones como el odio, la ira, la angustia y la tristeza. La resiliencia emocional permite que estos sentimientos negativos no sobrepasen a las personas.
La gestión adecuada de las emociones, principalmente de las negativas, logra que las personas puedan llevar a cabo la resolución de problemas con mayor facilidad.
Tanto la resiliencia psicológica como la emocional son fundamentales para afrontar una pérdida, un despido o una enfermedad. Sin embargo, esta fortaleza es importante en todo tipo de situación.
Resiliencia física
Como su nombre indica, está vinculada con la parte corporal de las personas. Este concepto se refiere a la capacidad de resistencia y memoria que posee nuestro físico.
La resiliencia física abarca la rapidez del cuerpo para superar enfermedades o recuperarse de distintos tipos de lesiones. Esta capacidad varía en cada persona, pero, al igual que cualquier otra habilidad, también puede entrenarse.
La capacidad de recuperarse físicamente es fundamental en casos de accidentes y enfermedades. Así mismo, complementar la resiliencia física con la psicológica y emocional será crucial para resolver las crisis rápida y eficazmente.
Resiliencia comunitaria
Este concepto parte de un punto de vista más colectivo y se refiere a la capacidad de toda una sociedad o un grupo para adaptarse y superar una situación negativa.
Un ejemplo de resiliencia comunitaria es la capacidad de una sociedad de avanzar luego de un desastre natural o incluso de una guerra. En este caso, no se trata tanto de un trabajo individual, sino de la fortaleza de todo un grupo.
¿Cómo podemos ser más resilientes?
En general, las personas pueden contar con cierta tendencia genética en relación a su propia resiliencia. Sin embargo, esta es una capacidad que cada individuo puede desarrollar y fortalecer a lo largo de toda su vida.
Lograr ser más resiliente requiere de un notable cambio de hábitos y creencias en la vida cotidiana. Si querés fortalecer tu capacidad de resiliencia es importante identificar los aspectos fundamentales de las personas resilientes.
Características de una persona resiliente
La resiliencia es una herramienta crucial para afrontar las adversidades de la vida y lograr evolucionar de aquellos momentos. Trabajar esta capacidad te llevará a desarrollar una vida más saludable y afrontar las crisis de una manera más enriquecedora.
La resiliencia es una capacidad que puede trabajarse al fortalecer los aspectos fundamentales de los resilientes.
A continuación detallaremos algunas de las características principales de una persona resiliente. Tené en cuenta cada uno de estos rasgos distintivos para lograr fortalecer tu capacidad de resiliencia.
Creativas
Como ya mencionamos, ser resiliente implica adaptarse a las nuevas situaciones y buscar la mejor manera de afrontar cada desafío que se presente. Este gran poder de resolución de problemas requiere de una gran capacidad creativa.
Así mismo, la creatividad en las personas resilientes es crucial no solo al momento de afrontar las crisis, sino también en el proceso de reinventarse luego de atravesarlas los momentos adversos.
Por ello, es recomendable incorporar hábitos y actividades que te permitan desarrollar la creatividad. Esto impactará también en el desarrollo de tu resiliencia.
Son flexibles ante los cambios
Las personas resilientes comprenden que los cambios son parte de la vida y que además son inevitables. Ante esta percepción, los individuos con resiliencia no se resisten a estas situaciones sino que adoptan una actitud flexible.
Si deseás ser más resiliente es crucial que puedas aceptar las circunstancias que no puedes cambiar y ver la mejor manera de adaptarse a eso. Además, deberás tener la capacidad de enfocar tu energía en aquellos aspectos que sí puedes modificar.
Este aspecto deja ver que la creatividad y la flexibilidad son dos características íntimamente relacionadas en el desarrollo de la resiliencia.
Confían en sus capacidades
Afrontar las crisis requiere de una gran fortaleza por lo que es indispensable que las personas sean conscientes de sus potencialidades. Para trabajar la resiliencia es necesario que identifiques de qué eres capaz y que tengas las herramientas para lograr tus metas.
Así mismo, las personas resilientes también tienen la habilidad de conocer y aceptar sus limitaciones. Por eso, no se cierran en sí mismas. Saben cuándo buscar ayuda y apuestan al trabajo en equipo en caso de ser necesario.
En otras palabras, si buscás incrementar tu nivel de resiliencia debés comenzar a confiar en tus capacidades. Y, a su vez, saber qué hacer para potenciar tus habilidades frente a las crisis.
Son tenaces
Si bien las personas resilientes se destacan por ser flexibles, ellas también cuentan con una gran tenacidad. Este tipo de personalidad posee una gran perseverancia y capacidad de lucha.
La tenacidad de los resilientes no se vuelca en la lucha contra los cambios, sino en la fortaleza para resistir los momentos críticos. Esta característica les permite a las personas mantenerse firmes ante las adversidades y alcanzar las metas que se proponen.
La combinación de la flexibilidad ante los cambios con la tenacidad de trascender los momentos adversos impulsan notablemente la capacidad de resiliencia en cada persona.
Capacidad de aceptación
Las personas resilientes practican mindfulness y tienen el hábito de situarse siempre en el presente. Esto les permite vivir siempre en el ahora y aceptar abiertamente las situaciones tal como se presentan.
Este tipo de personas no gastan su energía en cómo las cosas solían ser y en cómo serán, sino en cómo son el momento. Esta visión elimina posibles sentimientos de culpa como así también la sensación de ansiedad.
En consecuencia, las personas resilientes logran tomar acción adecuadamente y pueden sacar el mayor provecho a la situación tal como se encuentra. Resistirse a las situaciones indeseables solo prolongará su permanencia en tu vida.
Mantienen una actitud y un entorno positivo
Las personas resilientes mantienen una actitud positiva para poder afrontar las adversidades de la mejor manera. Además, intentan construir un entorno con personas que cuentan con la misma actitud.
Esta práctica favorece el manejo de crisis y permite crear una red sólida de contención para afrontar los momentos complejos. Ser positivo y rodearte de personas que potencian este factor es crucial para incrementar la resiliencia.
En este punto es importante destacar que tu actitud frente a la vida es tan importante como tu entorno. Esto se debe a que tu red de relaciones podrá fortalecer o debilitar tu capacidad para evolucionar.
Controlan sus emociones
Las emociones controlan gran parte de nuestro comportamiento y nuestra manera de afrontar situaciones complejas de la vida. Por ello, identificar nuestros sentimientos y aprender a gestionarlos es importante para fortalecer la resiliencia.
Las personas resilientes comprenden perfectamente que no pueden controlar todas las situaciones y no se estresan por no poder hacerlo. Los resilientes se enfocan en poder controlar sus emociones.
Este tipo de personalidad sabe cómo lidiar con la incertidumbre y logra controlar sus emociones ante situaciones complejas. Este control emocional logra que las personas puedan afrontar las situaciones positivamente y evitar o minimizar las emociones negativas.
Son objetivos
Como ya mencionamos, los resilientes se destacan por ser positivos. Sin embargo, esto no implica que no sean personas sumamente objetivas que logren ver el panorama general de cada situación.
En realidad, este tipo de personas suelen caracterizarse por ser optimistas realistas. Esto quiere decir que los resilientes comprenden la situación real en la que se encuentran, pero toman cada crisis de la mejor manera posible.
A pesar de tener en cuenta los aspectos negativos de su presente, los resilientes optan por centrarse en la parte positiva. Ellos analizan sus recursos y potencialidades y trabajan para crecer incluso si las situaciones no son prometedoras.
Conclusión
Ser resiliente es un concepto muy conocido en la sociedad. Sin embargo, no todos comprenden en detalle qué es la resiliencia y su verdadero valor en la vida de cada individuo.
Los momentos de crisis son parte de la vida y afrontarlos sabiamente es crucial para poder superarlos e incluso aprender de ellos. Por eso, comprender qué se necesita para ser una persona resiliente y cambiar los hábitos para serlo favorecerá la resolución de problemas.
Aquellas personas que logren mantener una actitud positiva, gestionar sus emociones y mantener una visión objetiva de cada situación, podrán sacar mayor provecho de cada desafío.
Trabajar día a día nuestra capacidad para ser resilientes nos favorecerá para afrontar nuestros problemas y crecer a través de ellos. Sin dudas, incrementar nuestro nivel de resiliencia es un trabajo diario que nos brindará importantes beneficios a largo plazo.
Comenzá poco a poco a trabajar tu resiliencia y potenciá tu capacidad para lidiar con cada obstáculo que la vida te imponga.
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