La esquizofrenia es un trastorno mental grave que se caracteriza por una importante deficiencia en la forma en que se percibe la realidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a escala mundial afecta a aproximadamente 24 millones de personas, es decir, a 1 de cada 300 personas.
De todas formas, se aclara que no es tan común como muchos otros trastornos mentales: en los adultos, la tasa es de 1 de cada 222 personas (0,45%) y lo más frecuente es que aparezca al final de la adolescencia o entre los 20 y los 30 años de edad, y en los hombres suele manifestarse antes que entre las mujeres.
Sobre la base de una población total en Argentina de los más de 45 millones de habitantes, el total de personas afectadas de esquizofrenia se ubicaría en el rango de 300.000 a 500.000, según estimó la Asociación de Ayuda de Familiares de Personas que padecen Esquizofrenia (AAFE).
Causas de la esquizofrenia
La OMS informó que en las investigaciones no se distinguió una causa única de la esquizofrenia. Se considera que puede estar provocada por la interacción entre la dotación genética y una serie de factores ambientales. Los factores psicosociales también pueden afectar al desencadenamiento y el curso de la esquizofrenia. Se asocia frecuentemente con una fuerte ansiedad y un importante deterioro de las esferas personales, familiares, sociales, educativas, ocupacionales y otras importantes esferas de la vida. También "el consumo excesivo de cannabis se asocia con un riesgo elevado de padecer el trastorno".
Síntomas
Las personas con esquizofrenia ven entorpecidas de forma persistente sus capacidades cognitivas o de pensamiento, como la memoria, la atención y la resolución de problemas. Algunas de las experiencias más frecuentes son las alucinaciones (oír voces o ver cosas inexistentes) y los delirios (creencias erróneas y persistentes).
Al menos un tercio de quienes lo padecen experimentan una remisión completa de los síntomas y, recurrentemente, un empeoramiento a lo largo del tiempo. Los síntomas pueden ser varios:
- persistencia de ideas delirantes: la persona tiene la creencia errónea de que algo es verdad, a pesar de las pruebas en contrario;
- persistencia de alucinaciones: la persona oye, huele, ve, toca o siente cosas que no están presentes;
- vivencia de influencias, control o pasividad: la vivencia de que los sentimientos, impulsos, acciones o pensamientos propios no son generados por uno mismo, sino que son otros quienes los colocan en la mente de uno, o los apartan de ella, o de que los pensamientos de uno están siendo transmitidos a otros;
- razonamiento desorganizado, que a menudo se manifiesta en forma de discurso confuso o que no viene al caso;
- comportamiento muy desorganizado como, por ejemplo, que la persona haga cosas que parecen extrañas o sin propósito, o que tenga una reactividad emocional impredecible o inapropiada que interfiere con su capacidad para organizar su comportamiento;
- «síntomas negativos» tales como una importante limitación del habla, vivencia y expresión restringidas de las emociones, incapacidad para experimentar interés o placer, y retraimiento social; y/o
- agitación extrema o ralentización de los movimientos, o adopción de posturas extrañas.
Desde la OMS también confirman que las personas que padecen esquizofrenia tienen una probabilidad de 2 a 3 veces mayor de morir prematuramente que la población general, a menudo por causa de enfermedades físicas tales como enfermedades cardiovasculares, metabólicas o infecciosas.
Cómo se puede tratar la esquizofrenia
Desde la Asociación de Ayuda de Familiares de Personas que padecen Esquizofrenia (AAFE) aseguran que siete de cada diez personas con esquizofrenia no logran acceder a tratamientos adecuados en Argentina, a pesar de que hace once años fue sancionada la Ley de Salud Mental que les garantiza ese derecho.
Los expertos de este asociación consideran que hay tres herramientas esenciales para enfrentar este trastorno: la psicoeducación familiar, el abordaje psicofarmacológico y las terapias psicosociales.
La OMS remarca que existe una variedad de opciones de atención eficaces para las personas que padecen esquizofrenia, en concreto medicamentos, psicoeducación, intervenciones familiares, terapia cognitivo-conductual y rehabilitación psicosocial (por ejemplo, capacitación en aptitudes para la vida). Siempre es necesario recibir un tratamiento bajo la recomendación de un profesional de la salud.
"Un enfoque orientado a la recuperación, que ofrezca a las personas la posibilidad de intervenir en las decisiones de tratamiento, es esencial para las personas que padecen esquizofrenia y para sus familias y cuidadores", sostienen desde la organización.