Por qué transpiro de noche: causas y tratamiento

30 de julio, 2023 | 23.36

Tal vez el término de sudores nocturnos no te diga nada. Pero probablemente alguna noche despertaste en varias ocasiones debido a sudoración tan intensa que tu ropa de dormir y tus sábanas quedaron empapadas.

Si dormiste bajo muchas mantas o era primavera, estos incómodos episodios no suponen ningún riesgo. Pero si se han presentado acompañados además de fiebre, tos o pérdida de peso pueden ser signos de una afección médica.

En temas de salud, lo clave de todo es el conocimiento oportuno. Así que lo primero es definir los sudores nocturnos y sus causas médicas más comunes. Así podremos saber cuando es necesario buscar atención médica.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

 

¿Qué son los sudores nocturnos?

De acuerdo al Dr. Pedro Gargantilla, médico internista jefe de medicina interna del hospital de El Escorial de Madrid; los sudores nocturnos o sudoración nocturna se define como la presencia mantenida e intensa de sudoración durante el sueño que obliga a cambiar la ropa de la cama.

Especialistas de la Clínica Mayo, definen los sudores nocturnos como episodios repetidos de sudoración muy intensa que ocurren durante el sueño. La sudoración es tan intensa que puede empapar la ropa de dormir o las sábanas. 

Síntomas de los sudores nocturnos

El síntoma cardinal es invariablemente la diaforesis -el término médico para sudoración- profusa, de predominio nocturno.

La percepción de los sudores nocturnos varía enormemente de persona a persona. Puede manifestarse como incremento y explosión de calor, sofoco, una ráfaga de adrenalina, una ola de calor o no sentir nada en absoluto.

Según el Dr. Carl Bryce, médico familiar de AMG Family Medicine Residency Clinic; la calidad de vida está reducida significativamente entre estos pacientes. Es común presentar fatiga durante el día, alteraciones del sueño o despertar con un sabor amargo en la boca.

Estos pacientes también pueden presentar fiebre, trastornos sensoriales, trastornos del ánimo, calambres musculares, y dolor. Por otro lado, los síntomas que acompañan van a depender de la condición subyacente, la cual puede ser o no de índole médica.

Posibles causas de los sudores nocturnos

Los sudores nocturnos son causados por afecciones médicas, no médicas, y ciertos fármacos. Aunque también se pueden presentar si sos una persona sana.

Los medicamentos que causan sudores nocturnos incluyen el paracetamol y la aspirina. Pero también antidepresivos, terapia hormonal, medicamentos que normalicen niveles de azúcar, medicamentos para hipertensión arterial, corticosteroides y quimioterapéuticos.

A estos medicamentos, se suman también el consumo de sustancias como tabaco y cafeína, así como una dieta con alto contenido en azúcares y grasas. Por ejemplo, una cena abundante, con alimentos demasiado condimentados o muy picantes. 

Debido a la acción hormonal, la sudoración nocturna es más común en mujeres. Especialmente durante el embarazo y postparto o bien en la menopausia y premenopausia. 

Entre las afecciones y enfermedades que provocan sudores nocturnos podemos encontrar:

  1. Trastornos autoinmunes. El sistema de defensas del cuerpo ataca ciertas partes del organismo al identificarlas como extrañas; lo que sucede en la artritis reumatoide.

  2. Trastornos cardiopulmonares como la angina, es decir el dolor en el pecho por reducción de flujo sanguíneo al corazón.

  3. Trastornos endocrinológicos o los trastornos de las glándulas y órganos que elaboran hormonas. Incluyen la menopausia, diabetes y el hipertiroidismo.

  4. Trastornos gastrointestinales; como la enfermedad por reflujo gastroesofágico.

  5. Trastornos infecciosos como influenza, COVID-19, neumonía, VIH/SIDA, tuberculosis, dengue, osteomielitis (infección del hueso).

  6. Trastornos psiquiátricos, principalmente depresión, ansiedad generalizada, ataques de pánico, síndrome de estrés postraumático y síndrome de fatiga crónica.

  7. Trastornos hematológicos. Son aquellos que afectan a las células de la sangre, entre los que encontramos la leucemia y los linfomas (tipos de cáncer de las glóbulos blancos).

  8. Neoplasias o tumores, como los tumores carcinoides (tipo de tumor neuroendócrino) o el feocromocitoma (tumor localizado en la glándula suprarrenal).

  9. Trastornos por abuso de sustancias como el alcohol o las drogas.

  10. Trastornos del sueño, como la apnea obstructiva del sueño.

  11. Trastornos de la médula, por ejemplo siringomielia (quiste lleno de líquido en la médula espinal).

Y, finalmente, tenemos casos “idiopáticos”, es decir de causa desconocida o que no pudo ser determinada.  A continuación describiremos las afecciones médicas más comunes que causan la sudoración nocturna.

Síndrome carcinoideo

Aparece cuando un tumor carcinoide -tumor canceroso poco frecuente-  libera hacia la sangre sustancias químicas causando varios síntomas y signos. El síndrome carcinoideo se presenta cuando el tumor está avanzado y por lo general no hay cura.

Sin embargo, se pueden recomendar medicamentos para tratar las molestias y hacer que el síndrome sea más llevadero.

Los síntomas y signos más comunes son: enrojecimiento de la piel, lesiones en la piel de la cara, diarrea, dificultad para respirar, ritmo cardiaco acelerado y sudoración nocturna.

Enfermedades tumorales

El cáncer o las enfermedades tumorales se refieren a un número de padecimientos que se caracterizan por el desarrollo de células anormales, que se dividen sin control y pueden destruir los tejidos normales.

Los sudores nocturnos ocurren en muchas enfermedades tumorales, pero por regla nunca como síntoma aislado. Se acompañan de fiebre, pérdida de peso sin intención, aparición fácil de moretones, fatiga y malestar generalizado.

Infecciones agudas

Aún no se ha dilucidado el mecanismo exacto debido al cual se presentan los sudores nocturnos. Hay evidencia de que sustancias químicas como las hormonas podrían ser las causantes de los mismos.

Sin embargo, en el caso de las infecciones causadas por bacterias o virus, estos episodios están relacionados con las sustancias que estos agentes patógenos liberan hacia la sangre.

Estas sustancias provocan inflamación y un aumento de temperatura corporal. El cuerpo responde con una serie de mecanismos para regular la temperatura, entre ellos aumentar la producción de sudor.

Problemas gástricos

La enfermedad por reflujo gastroesofágico se produce cuando el ácido del estómago fluye con frecuencia hacia el esófago. Esto causa irritación del revestimiento del esófago.

Los síntomas más comunes abarcan sensación de ardor en el pecho, regurgitación de alimentos, dolor en el pecho o en la parte superior del abdomen. También, dificultad para pasar alimentos o líquidos.

Otros síntomas asociados son la tos, inflamación de las cuerdas vocales y asma. Según el Dr. Mold médico familiar y profesor emérito del Facultad de Medicina de la Universidad de Oklahoma, hasta el 41% de personas que sufren enfermedad por reflujo gastroesofágico, también padecen sudores nocturnos. 

Es importante destacar que, bajo el tratamiento adecuado, los síntomas propios de la enfermedad así como los sudores nocturnos, desaparecen.

Hasta el 41% de las personas con enfermedad por reflujo gastroesofágico sufren sudores nocturnos.

Problemas hormonales

Entre los problemas hormonales que causan esta molestia, se incluye la diabetes. Hay varios tipos, pero todos comparten el hecho de aumentar la glucosa en la sangre.

El tratamiento farmacológico es a base de agentes hipoglucemiantes. Es decir, aquellos que bajan los niveles de glucosa en la sangre. En caso de que la glucosa llegue a niveles por debajo de lo normal, pueden presentarse los sudores nocturnos.

Otro problema hormonal importante es debido al hipertiroidismo. Con esta condición, la tiroides, una pequeña glándula en la parte anterior del cuello, funciona en exceso y produce demasiada cantidad de hormona tiroidea.

Los efectos de este exceso de hormona tiroidea son múltiples. Incluyen: pérdida de peso, temblor de manos, latidos cardíacos acelerados o irregulares, más hambre, ansiedad, nerviosismo, irritabilidad y sudores nocturnos, entre otros.

La menopausia es otra de las variaciones hormonales más comunes. Se define como el momento que marca el final de los ciclos menstruales. Se diagnostica después de un período de un año sin período menstrual.

Aunque es un proceso biológico natural, hay una cantidad considerable de síntomas físicos que impactan de manera negativa en la calidad de vida. Estos son: sofocos, cambios emocionales, alteraciones del sueño y sudoraciones nocturnas.

Los desequilibrios hormonales son causa de sudoraciones nocturnas. Entre los principales desequilibrios tenemos: la diabetes, la menopausia y el hipertiroidismo.

En estas tres condiciones, el tratamiento farmacológico adecuado ha reportado cambios favorables en la disminución o desaparición de los sudores nocturnos. Siempre combinado con cambios saludables en el estilo de vida.

Trastornos de ansiedad

Las personas con trastornos de ansiedad padecen de preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias. Estos sentimientos de ansiedad y pánico interfieren con el trabajo, en las relaciones personales y otros aspectos de la vida.

Así mismo, pueden presentar ataques de pánico, donde la ansiedad y el miedo alcanzan un máximo en cuestión de minutos. Los síntomas y signos más comunes de estos ataques incluyen: sensación de peligro inminente, nerviosismo, aumento del ritmo cardíaco, respiración acelerada, temblores, sudoración, cansancio y problemas para conciliar el sueño.

Con un tratamiento multidisciplinario que incluya agentes farmacológicos y psicoterapia, se logra una mejora en la calidad de vida de los pacientes. Esto implica una disminución de la aparición de síntomas físicos como la sudoración nocturna.

Feocromocitoma

Un feocromocitoma es un tumor poco frecuente, benigno (no canceroso) que se desarrolla en las glándulas suprarrenales. Estas están localizadas encima de cada riñón. Los tumores afectan de manera general a una sola glándula suprarrenal.

Este tumor libera sustancias a la sangre que pueden ocasionar presión arterial alta, dolor de cabeza, sudoración y síntomas de ataques de pánico. Posterior al tratamiento, que es la extirpación quirúrgica, los síntomas desaparecen.

Drogadicción

El trastorno por el consumo de sustancias es una enfermedad que afecta el cerebro y el comportamiento de una persona. Da lugar a una incapacidad para controlar el consumo de drogas.

Las conductas de la drogadicción incluyen la necesidad intensa de consumir la droga. Con el tiempo, la persona requiere de mayores dosis para conseguir el efecto buscado.

Las principales drogas relacionadas con la presencia de sudores nocturnos son las metanfetaminas, la cocaína y otros estimulantes como el éxtasis.

Las personas que sufren de drogadicción suelen negar su problema y dudan del tratamiento. Sin embargo, con una intervención de sus seres queridos y el manejo multidisciplinario en centros especializados, es posible superarla.

Siringomielia

La siringomielia es el desarrollo de un quiste lleno de líquido dentro de la médula espinal. Este quiste se puede agrandar y dañar la médula espinal, ocasionando dolor, debilidad, rigidez y pérdida de sensibilidad al dolor y a la temperatura.

La siringomelia también puede afectar la sudoración, el control de la vejiga y de los intestinos. En caso de presentar síntomas, el tratamiento puede ser quirúrgico, con lo que se logra disminución de los síntomas.

Endocarditis

La endocarditis es una inflamación del endocardio, que es el revestimiento interno de las cavidades y válvulas del corazón. Su causa es generalmente infecciosa. Sin tratamiento, la endocarditis puede destruir o dañar las válvulas cardíacas.

Los síntomas dependen de cada persona, así como del tipo de germen que provocó la infección. La endocarditis puede desarrollarse lenta o repentinamente.

Los síntomas más comunes son dolor en articulaciones y músculos, dolor en el pecho al respirar, fatiga, sudoraciones nocturnas, escalofríos, fiebre, falta de aire, hinchazón en los pies, las piernas o el abdomen.

El tratamiento incluye antibióticos y procedimientos quirúrgicos para controlar la afección y en consecuencia, los síntomas de la misma.

Osteomielitis

La osteomielitis es la infección de los huesos. La causa principal es una fractura expuesta, es decir cuando el hueso atravesó la piel. Otras causas incluyen las infecciones adquiridas por el torrente sanguíneo o por un tejido cercano infectado.

La osteomielitis tiene varias presentaciones clínicas: su forma aguda, cuando tiene dos semanas de evolución o menos; y su forma crónica, cuando la infección se mantiene por más de cuatro semanas.

La forma clínica más común de presentación es la variante crónica agudizada: la infección se ha mantenido más de cuatro semanas sin síntomas y de forma súbita hay fiebre, sudores nocturnos, dolor, inflamación, enrojecimiento y presencia de pus en la zona infectada.

El tratamiento se basa en antibióticos administrados por vía intravenosa durante varias semanas y procedimientos quirúrgicos para retirar la infección y posteriormente estabilizar el hueso.

Al momento de controlar la infección, los síntomas deben desaparecer.

¿Cuándo consultar con un médico?

Si tus sudores nocturnos ocurren pocas veces y sin ningún síntoma asociado, lo más probable es que se deba a algún hábito de tu estilo de vida y no sea necesario consultar con un doctor.

Pero si tus sudores nocturnos se presentan de manera constante, interrumpen tu sueño y tenés algún síntoma agregado como fatiga extrema, fiebre, tos, dolor en una zona específica o pérdida de peso, lo mejor es que consultes a tu médico.

Conclusión

Los sudores nocturnos son más comunes de lo que se cree. Está reportado que presentan del 10% hasta el 41% de los pacientes en consulta externa. A pesar de eso, la mayoría de las veces se trata de un padecimiento benigno.

Ahora que conocés los datos de alarma que hacen de los sudores nocturnos parte de una amplia gama de afecciones médicas, podés acudir de manera oportuna al médico para recibir diagnóstico y tratamiento correctos.