Ola de calor: cómo hidratarse correctamente durante el verano

El verano suele tener algunas semanas sofocantes donde las temperaturas superan los 35 grados y generan un alerta meteorológico.

26 de enero, 2021 | 19.58

La ola de calor se hizo presente a lo largo y ancho del territorio argentino durante los últimos días. Desde el viernes pasado, las altas temperaturas provocaron un alerta amarilla y más tarde, durante el sábado y el lunes, escaló hacia alerta violeta. ¿Qué significa esto según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN)? Lo que significa este tono en algunas zonas es que "se esperan fenómenos que pueden presentar inconvenientes o dificultades en el normal desenvolvimiento de la vida social". En nueve provincia del centro del país rigió este tipo de advertencia. Por esta razón es importante que los ciudadanos y las ciudadanas se cuiden para evitar problemas de salud.

La Jefa de residentes del Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas, Alexa Gómez, dio algunos consejos para saber cómo hidratarse en verano y también para afrontar estas fuertes temperaturas. “El agua es muy importante para el correcto funcionamiento del cuerpo, ya que representa aproximadamente el 70% del total de su composición. Las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) recomiendan el consumo de un mínimo de 2 litros de líquidos sin azúcar por día, preferentemente agua. Para alcanzar esta recomendación no basta con tomar solamente cuando sentimos sed, ya que esta es un signo tardío de deshidratación", explicó.

Además, siguiendo esta misma línea, agregó: "Esta cantidad de líquido se puede contabilizar de forma práctica como el equivalente a 8 vasos de agua por día. Ante la exposición a altas temperaturas por un tiempo prolongado como en verano el cuerpo aumenta la pérdida de agua por la transpiración para mantener la temperatura corporal constante. Ya que debemos reponer estas pérdidas extras, en verano pueden aumentar las necesidades diarias de líquidos. Esto mismo puede ocurrir también si tenemos una mayor pérdida de líquidos como en episodios de fiebre, diarrea o vómitos".

Por último, Gómez expresó: "La mejor opción para hidratarnos es el agua segura que es aquella que no contiene ni gérmenes ni sustancias tóxicas. Algunas cualidades por las cuales se debe preferir siempre es que tiene una muy buena capacidad para hidratar, no aportan calorías y no contiene alcohol. Algunas bebidas a base de hierbas como el mate, tan común en nuestro país, si bien hidrata también tiene un efecto diurético por lo cual aumenta la pérdida de líquidos por orina".

Y sentenció: "En cuanto a las bebidas azucaradas ya sean jugos o gaseosas las GAPA desaconsejan su consumo por la fuerte relación que hay entre su consumo regular y el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). Por otro lado el alcohol no se puede considerar como una buena fuente de hidratación ya que no solo aporta calorías, sino que además se recomienda limitar su consumo para la población general".

Personas que pertenecen a uno de los siguientes grupos deben prestarle especial atención a tu consumo de agua:

  • Embarazadas

  • Mujeres en período de lactancia

  • Bebés

  • Niños

  • Adultos mayores

Algunas consideraciones para tener en cuenta con estos grupos son: la importancia de la hidratación para mantener el líquido amniótico en la mujer embarazada y el aumento de las necesidades de agua durante la lactancia para la formación de la leche que necesita el bebé en cada etapa. Para los bebés por otro lado se recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, a partir de los cuales pueden empezar a consumir agua segura. Un grupo para prestar especial atención son los adultos mayores ya que en esta etapa la sensación de sed suele ser aún más tardía, llevando a un mayor riesgo de deshidratación.

Cabe destacar que cuando nuestro consumo de agua no es el adecuado la consecuencia es la deshidratación. La misma puede ser aguda si dejamos de consumir por unos pocos días o crónica si consumimos una cantidad menor a la recomendación en un período más largo de tiempo. Si bien esta falta crónica de agua no suele presentar síntomas puede traer consecuencias graves para el cuerpo en el tiempo. La deshidratación crónica puede estar acompañada de cansancio, falta de energía, constipación, infecciones urinarias, sequedad de la piel, entre otros.