La pandemia de coronavirus declarada en marzo de 2020 ya quedó atrás. Gracias a múltiples estrategias de vacunación, los casos de enfermedad grave y muerte se redujeron de manera drástica. Sin embargo, una de las vacunas utilizadas en Argentina y en una gran cantidad de países se encuentra bajo la lupa. De manera reciente, el laboratorio AstraZeneca encendió las alarmas al declarar que su tecnología contra Covid podría inducir un “raro efecto secundario”. La referencia es para el síndrome de trombosis con trombocitopenia, que implica la formación de coágulos y hemorragias.
La empresa farmacéutica admitió la presencia de trombos como efecto secundario poco frecuente. Sin embargo, los especialistas consultados señalan que es segura.
Esta declaración se dio en el marco de una demanda colectiva llevada adelante en Inglaterra que alega que la vacuna sería la “responsable de lesiones graves en algunos casos”. Si bien estos efectos adversos son muy raros, la demanda podría sentar precedentes para compensaciones millonarias a todas las familias afectadas. Respecto de esto, la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ consultó a expertos en el tema.
De acuerdo a un artículo publicado en 2022 en la revista The Lancet, se han informado casos muy raros de trombosis con síndrome de trombocitopenia o trombocitopenia trombótica inmune inducida por la vacuna. Este efecto secundario incluye la formación de coágulos de sangre con un bajo conteo de plaquetas, lo que afecta también a la circulación sanguínea. La demanda colectiva se inició a partir de un paciente que sufrió un coágulo cerebral junto con una hemorragia luego de vacunarse.
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Según la experta en vacunas Daniela Hozbor, profesora titular de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP e investigadora principal de Conicet, la farmacéutica admitió una reacción adversa en una baja frecuencia pero que la presencia de este efecto no es una noticia nueva. “Lo nuevo, por el contrario, es que la compañía admite la relación, pero que ocurre en una proporción muy baja. Además, esta reacción adversa ya se había observado durante la pandemia en el proceso de inmunización”, agrega. De hecho, Hozbor explica que la vacunación se frenó en varios países de Europa luego de los reportes de trombosis: “Cuando esto sucede, la vacunación se frena y se investiga si la reacción adversa está asociada o no. La vacunación continuó porque los beneficios eran superiores a los riesgos”.
Por su parte, Mario Lozano, investigador y profesor titular de la UNQ también resalta que la existencia de trombos se conoció con rapidez y son casos raros. “En junio de 2021 ya había datos de esto y se calculaba incluso que el riesgo era mayor en casos de mujeres menores de cuarenta años”. Según el científico, se supuso que la mayor predisposición a trombos en el caso de mujeres jóvenes podía estar potenciada por el consumo de anticonceptivos orales. Si bien esto no fue probado, cuando había acceso a otras vacunas se evitó la inmunización de mujeres menores de cuarenta años con la vacuna de AstraZeneca. Más allá de todo esto, Lozano también resalta que la aparición de estos efectos secundarios es inusual y los beneficios de la vacunación son mayores.
Respecto de los trombos, Hozbor resalta que la covid por sí sola ya los induce y en mayor frecuencia que la vacuna. Además, hay que tener en cuenta que ningún medicamento tiene una seguridad absoluta. “Siempre se mira la relación entre el beneficio y el riesgo y en el caso de la vacuna de AstraZeneca, el perfil de seguridad no se modificó. Sigue siendo mayor el beneficio”, subraya.
En todas las vacunas que se aplican existe un seguimiento de sus efectos. Hozbor explica el caso argentino: “Los informes son públicos en nuestro país. Al tener en cuenta todas las reacciones adversas reportadas, más del 95 por ciento eran leves, lo que significa que en un lapso de uno o dos días desaparecían. Si se detecta que el riesgo es mayor al beneficio se deja de usar, pero este no es el caso”.
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Con información de la Agencia de Noticias Científicas
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