Infección urinaria: cómo prevenir cuadros graves y crónicos

Conocé cuáles son los síntomas, quiénes son más propensos a tener este tipo de infecciones y cómo pueden prevenirse al ingerir ciertos alimentos.

28 de octubre, 2021 | 14.57

Como recalcamos a la hora de hablar de salud, la pandemia del COVID-19 y los largos períodos de restricciones generó una importante falta de controles de argentinos y argentinas con diferentes profesionales. Esto, lógicamente, generó que diferentes problemáticas se hagan más frecuentes y desarrollen cuadros de mayor gravedad que implican medicación y hasta internaciones. Uno de los casos más destacados es el de la infección urinaria, uno de los problemas más repetidos en la sociedad argentina y que genera grandes molestias para quien la cursa. Entre los síntomas más destacados aparecen dolor, ardor y orinar frecuentemente aunque pueden agravarse y volverse crónicos.

Al mismo tiempo cabe destacar que es un problema más común en las mujeres y desde el Hospital de Clínicas remarcan que la mitad de las argentinas cursará al menos una infección urinaria a lo largo de su vida. El mayor porcentaje de las infecciones se dan entre los 18 y los 39 años. "Habitualmente los motivos de consulta suelen ser el ardor o el dolor al orinar, la sensación imperiosa y constante de orinar, orinar frecuentemente y en pequeñas cantidades, o al terminar de orinar sentir que no se vació totalmente la vejiga. También son frecuentes el dolor abdominal o pelviano y la orina turbia, oscura, con olor fuerte o con sangre", comenta Florencia Fulco, doctora de la División Urología de la institución.

Más allá de esto, es importante tomar ciertas recomendaciones para prevenir cuadros más graves como infección en los riñones que provoca fiebre elevada, náuseas y vómitos. Sobre esto, enumera: "Cuando la infección alcanza los riñones aparece el dolor de espalda, la fiebre elevada, y se pueden agregar náuseas y vómitos. En las mujeres no es infrecuente la infección urinaria recurrente, que puede tener épocas de recrudecimiento con temporadas sin síntomas. Algunas personas tienen factores que los predisponen a contraer infecciones urinarias, como la litiasis, la hiperplasia prostática benigna, una sonda vesical, el haber recibido antibióticos por otras causas en los días previos, el antecedente de haber tenido cirugías urológicas, los niños que nacen con malformaciones del árbol urinario o los pacientes inmunocomprometidos".

Por otro lado, la uróloga del Clínicas dio detalles de cómo trabaja el sistema urinario manifestando que el conjunto de órganos que lo conforman se ocupa de depurar la sangre para eliminar sustancias tóxicas y también almacenar la orina hasta que llegue "el momento socialmente correcto de expulsarla". Por lo que remarca que una infección urinaria puede afectar a cualquiera de esos órganos: los riñones, los uréteres, la vejiga o la uretra -estos últimos, son los más afectados-. "El sistema genital está íntimamente relacionado con el sistema urinario ya que algunas estructuras son compartidas, y por eso, cuando los gérmenes afectan a otras estructuras como los testículos o la próstata también hablamos de infección urinaria. Los gérmenes suelen ascender de manera retrógrada, es decir, desde el exterior a través de la uretra. La uretra femenina es más corta que la masculina (4 y 16 cm respectivamente) y además está más cerca del ano; por esto es que las infecciones urinarias son más frecuentes en ellas. La otra vía de acceso al aparato urinario que tienen los gérmenes es desde la sangre. Este tipo de infecciones son más raras, suelen ser más graves y aparecen en pacientes con antecedentes médico", explicó Fulco.                

Asimismo, la doctora dio detalles de los diferentes casos que se pueden presentar. Por ejemplo, del 4 al 10% de las embarazadas pueden presentar bacterias en la orina pero sin tener síntomas característicos de una infección -llamada bacteriuria asintomática-. "Si no se trata, hasta el 60% desarrollarán una infección urinaria baja o una pielonefritis, con todo el riesgo obstétrico que ello implica", sumó. Por otro lado, también remarcó que los pacientes diabéticos tienen 2 a 3 veces más riesgo de padecerlo en relación a la población general y remarcó que más del 50% de las mujeres padecerán un episodio del estilo durante su vida.

Con respecto a este último dato, Fulco manifestó: "En algunas mujeres las relaciones sexuales pueden desencadenar una infección pero no es necesaria la actividad sexual para padecerla. También la menopausia es una etapa en la que las infecciones urinarias aparecen con mayor frecuencia, debido a que la disminución del estrógeno disminuye el grosor y funcionamiento del epitelio de la vejiga y de la uretra". Y en el caso de los hombres, habló de dos picos de mayor incidencia: "Antes del año de vida, por las malformaciones del árbol urinario y luego de los 50, esto relacionado a los problemas prostáticos".

De todas maneras, remarcó que son las mujeres quienes sufren "mayor cantidad de infecciones" específicamente entre los 18 y los 39 años, algo que está mayormente asociado al período de mayor actividad sexual. Sobre el tema, manifestó: "La tasa de recurrencia en mujeres, dentro de los primeros 6 meses de resuelta la infección, es del 27% y un 2,7% sufrirán una segunda recurrencia. En los varones entre los 18 y los 65 años la tasa de infecciones urinarias es menor al 1%. Pero luego de esa edad, la incidencia se equipara en ambos sexos. Pueden llegar al 30% y en su mayoría están asociados a problemas de la próstata. También es común que en esos cuadros se asocie una "orquiepididimitis", que es la afección del testículo y el epidídimo por ese mismo germen. El 10-12% de los varones tendrán alguna infección urinaria a lo largo de su vida".

¿Cómo se trata la infección urinaria?

En primer lugar, ante la sospecha clínica, es importante realizar un análisis de orina o sedimento urinario -se informa en el momento- junto a un urocultivo, que puede demorar alrededor de 72 horas. "La orina puede estar contaminada por defectos durante la toma de la muestra, entonces el laboratorio realiza el recuento de 'unidades formadoras de colonias' o 'UFC'. Cuando el valor de este recuento es inferior a 106 UFC, no hablamos de infección sino de “contaminación” y eso no merece tratamiento, pero cuando supera ese valor el diagnóstico está hecho", manifestó la doctora Fulco. También destacó que es importante controlar el antibiograma: "El laboratorio prueba varios antibióticos contra ese germen e informa cuáles son efectivos contra esa bacteria y cuáles no. Hoy en día esta información es muy importante, porque los gérmenes desarrollan cada vez más resistencia a los antimicrobianos. En algunos pacientes, dependiendo del cuadro clínico, además del análisis de orina debemos solicitar otros estudios, como por ejemplo una ecografía o un análisis de sangre".

La bacteria responsable en el 75% de las infecciones urinarias es la Escherichia Coli, un tipo de germen habitualmente encontrado en el tracto gastrointestinal. A ella le siguen en orden de frecuencia las Klebsiellas (7,5%), los estafilococos (6%), otras enterobacterias (4,7%) o Proteous (4,7%). Tras dar con la bacteria, se inicia el "tratamiento empírico" -se indica un antibiótico que cubre a los gérmenes más frecuentes- y al conocer el antibiograma, que da a conocer la sensibilidad exacta de ese germen, se indica el tratamiento a seguir. "Dependiendo del germen, del estado del paciente y del tipo de infección urinaria, el antibiótico se puede administrar por boca o de manera endovenosa o intramuscular”, recomendó. Aunque año a año se detectan más bacterias uropatógenas que se resisten a los antibióticos de uso habitual. De todas formas, si la infección es trata a tiempo, es raro que se produzcan complicaciones como daño renal, parto prematuro o urosepsis.

Para cerrar, la doctora Fulco expresó: "Es posible adoptar algunas medidas para prevenir una infección urinaria. No garantizan que una persona no se enferme, por supuesto, pero podrían colaborar en la disminución de la aparición". Entre las más destacadas y principales, enumeró: "Beber abundante agua ya que eso arrastra gérmenes, limpiarse los genitales de adelante hacia atrás y orinar luego de las relaciones sexuales. Los arándanos podrían fortalecer la inmunidad del árbol urinario. Si bien esto no está acabadamente confirmado por los estudios, tampoco tiene efectos colaterales".