Un informe de la fundación del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) revela los problemas que generó la pandemia del coronavirus y muestra cuáles son los indicios que indican que se necesita iniciar terapia. El coronavirus y el aislamiento generaron ansiedad, insomnio y estrés.
“La preocupación por la salud mental que tuvo su auge durante la pandemia, impulsó a más personas a prestar atención a sus emociones y tomar medidas para sentirse mejor”, afirma Verónica Rial, miembro del Departamento de Terapia Cognitiva INECO (M.N. 20313), quien respecto a cómo detectar cuando uno requiere ayuda profesional, asegura: “Emociones y sentimientos normales pueden tornarse disfuncionales. Uno puede darse cuenta de ello cuando adquieren una elevada intensidad, persisten prolongadamente en el tiempo o son muy frecuentes, cuando lo que nos pasa interfiere con las actividades de la vida diaria, a nivel social, laboral, con nuestros planes y proyectos, o en nuestros vínculos”.
Entre los temas por los que más cantidades de consultas se realizan, se destaca la dificultad para adaptarse a situaciones nuevas, para resolver algún problema o tomar alguna decisión importante, complicaciones con los vínculos, por una ruptura familiar, o problemas académicos y/o laborales.
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Respecto a las terapias sugeridas, todo dependerá del análisis que los profesionales hagan de la situación, ya que existen diversas variables a tener en cuenta a la hora de diseñar el plan del tratamiento: si la terapia será individual, vincular, de pareja, familiar o grupal; o si será breve, intermedia o prolongada, según los objetivos acordados entre consultante y terapeuta.
Sin embargo, uno de los enfoques más elegidos es la psicoterapia cognitivo conductual, ya que ha demostrado ser efectiva para una amplia gama de problemáticas en salud mental: “Es una terapia que tiende a ser limitada en el tiempo y centrada en los objetivos establecidos. La finalidad es ayudar a los pacientes a identificar y evaluar sus pensamientos y comportamientos disfuncionales y a actuar en consecuencia para modificar los factores que generan y mantienen el problema”, concluye la psicóloga de Ineco.
En este sentido, la profesional identifica algunas condiciones - que pueden (o no) darse en paralelo - y que sirven como señal de alerta para consultar a un experto:
● Considerar que se padece un malestar que resulta innecesario, sin sentido y creer que no debería estar ocurriendo.
● Notar que ese padecimiento interfiere en sus planes generando consecuencias no deseadas en su vida.
● Pensar que ese malestar se relaciona con aspectos psicológicos o subjetivos.
● Sentir que no se puede evitar con acciones voluntarias y conscientes.
● Vislumbrar que ciertos cambios internos modificarían el estado de cosas.
● Considerar que solo no puede y necesita ayuda de un experto.