Especialistas de la Universidad Nacional de Moreno (UNM) diseñan una terapia novedosa para abordar el daño renal que causa la diabetes. A través de células madre extraídas del cordón umbilical (elegidas por su alta capacidad de regeneración), este tratamiento posibilitaría la reparación del tejido afectado de los riñones. En la actualidad, se estima que hay 30 mil pacientes en diálisis y 5 mil que esperan un trasplante de riñón en Argentina. De concretarse el aporte de los investigadores locales, se podrían evitar las afecciones renales crónicas que pueden derivar en la muerte de la persona.
“Se trata de un proyecto que investiga una terapia celular para un tipo de patología que es la nefropatía diabética. La diabetes puede generar un montón de complicaciones y una de ellas es el daño renal. Entonces, el objetivo es desarrollar un tratamiento para restaurar esa función que cumplen los riñones y que se ve alterada negativamente como consecuencia de la enfermedad”, señala Andrés Orqueda, investigador del Conicet en la UNM.
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Los riñones son dos órganos glandulares ubicados entre los músculos de la espalda y el abdomen. Su función principal es filtrar los tóxicos generados por el metabolismo del cuerpo y eliminarlos a través de la orina. También mantienen el equilibrio del agua y la sal del cuerpo actuando sobre la presión arterial. Además, ayudan a la producción de glóbulos rojos y preservan la salud de los huesos.
Células súperpoderosas
Para salvar los riñones y restaurar su función, los especialistas planean suministrar un tipo de células madre que se llaman MUSE y se destacan por ser pluripotentes. Esto significa que pueden convertirse en cualquiera de las otras células que se encuentran en una persona adulta y no tienen efectos secundarios.
En este sentido, hay otros dos tipos de células pluripotentes que son las embrionarias (ESC) y las inducidas (iPSC). Aunque las primeras se extraen de embriones y las segundas son creadas artificialmente en el laboratorio, ambas pueden generar tumores.
“En la literatura científica son más frecuentes los trabajos en los que se emplean células ESC o iPSC. Sin embargo, al provocar tumores, podría resultar peor el remedio que la enfermedad. A diferencia de las pluripotentes inducidas o embrionarias, las MUSE corren con ventaja ya que no existe la posibilidad de desarrollar afecciones y existen en el cuerpo a lo largo de toda la vida”, subraya Orqueda.
De ahí el interés y su potencialidad, ya que en una eventual terapia se podrían extraer células MUSE de la misma persona a la que se quiere tratar. A pesar que se utilizaron en otros tipos de tratamientos para reparar el tejido del corazón después de un infarto, los estudios en daño renal todavía son pocos.
El proyecto, que se realiza dentro del Programa Académico de Investigación e Innovación en Biotecnología de la UNM, contó con el financiamiento de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires.
Enfermedad silenciosa
En Argentina, una de cada ocho personas puede tener una enfermedad renal crónica. Aunque puede presentarse a cualquier edad y por múltiples causas, la mayoría de los casos se da en individuos con diabetes e hipertensión arterial. Si bien hay diferentes grados de severidad que se definen de acuerdo a cuánto filtran los riñones, la mayoría de las veces la enfermedad no presenta síntomas, aun en sus etapas más avanzadas.
“Básicamente, lo que hace el riñón es filtrar el contenido de la sangre y eliminar los desechos metabólicos del cuerpo a la orina. Entonces, cuando hay un daño renal, los desechos no son descartados correctamente y quedan en la sangre. Entonces, lo que nosotros queremos estudiar es una terapia celular que detecte de forma temprana un daño renal que podría ser crónico y no desembocar en la diálisis o el trasplante”, destaca Orqueda.
La diálisis es un proceso artificial mediante el cual se extraen los desechos que no elimina la orina y afecta la calidad de vida. “Pensando en una terapia que permita restaurar la función renal de forma natural, la idea es atacar esa enfermedad renal tempranamente en base a la administración de estas células pluripotentes”, resalta el biólogo, uno de los líderes del proyecto.
Según la Organización Mundial de la Salud, el número de personas con diabetes pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014. Además de problemas en los riñones, la enfermedad puede causar ceguera, accidente cerebrovascular, infarto y amputación de los miembros inferiores. En este aspecto, la alimentación saludable, el ejercicio físico regular y evitar el consumo de tabaco previenen la diabetes o retrasan su aparición.
* Nota publicada originalmente en Página 12
Con información de la Agencia de Noticias Científicas