Las enfermedades neurodegenerativas son aquellas que afectan varias actividades corporales, tales como el equilibrio, el movimiento, el habla, la respiración y diferentes funciones del corazón. Estas afecciones pueden ser genéticas, y sus causas pueden devenir del alcoholismo, un tumor o un accidente cerebrovascular.
Algunas de las enfermedades neurodegenerativas más conocidas son el Alzheimer y el Parkinson. De hecho, son dos de las que más afección causan en la población argentina. Sin embargo, ¿qué características tiene cada una de ellas?
Enfermedad de Alzheimer
Es la forma más común de demencia en los adultos mayores. Es un trastorno cerebral que afecta las actividades diarias, que comienza lentamente afectando partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Posteriormente, se pueden generar dificultades para recordar cosas recientes o nombres del circulo cercano.
Los síntomas del Alzheimer empeoran a punto tal de no poder reconocer a los familiares. Se pueden olvidar actividades habituales como cepillarse los dientes, por ejemplo. Sobre el final de la enfermedad, se necesitan cuidados totales para estos pacientes puesto que pueden volverse ansiosos o agresivos.
No hay tratamiento que pueda frenar el Alzheimer. De todos modos, existen medicamentos que pueden impedir que los síntomas empeoren en forma rápida. Generalmente, esta afección comienza después de los 60 años y se agudiza con el paso del tiempo.
Enfermedad de Parkinson
Este es un tipo de trastorno de movimiento. Sucede cuando las neuronas no producen la cantidad adecuada de dopamina. La misma es una importante sustancia en el cerebro. Si bien varios casos son genéricos, pueden no darse en miembros de una misma familia.
Los síntomas comienzan, por lo general, en un lado del cuerpo para luego trasladarse a ambos. Pueden temblar las manos, brazos, piernas, mandíbula y la cara. A su vez, se puede presentar rigidez en las extremidades, tener una lentitud de movimientos y problemas de equilibrios y coordinación.
Quienes sufren Parkinson pueden tener, con el tiempo, depresión, trastornos del sueño o dificultades para masticar, tragar o incluso hablar. No hay exámenes de diagnóstico para esta enfermedad, que suele aparecer alrededor de los 60 años o incluso antes.