Conoceremos la historia de los bares antiguos de Buenos Aires, pieza fundamental de la cultura porteña. Ni siquiera los museos guardan tan viva esa esencia como ellos, los que son verdaderas máquinas del tiempo.
Restaurantes y bares antiguos
Además de su importante aporte de evidencia histórica, los restaurantes y bares antiguos de la ciudad siguen cumpliendo su labor. Es esto lo que los hace más espectaculares. No te pierdas esta selección que hicimos para que puedas conocer los más emblemáticos y tradicionales.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
36 Billares
Empezamos este recorrido de bares antiguos con el Tradicional 36 Billares, en Av. de Mayo 1271. Fundado en 1894, comenzó como un café con un distinguido y emblemático salón de juegos. Desde entonces, conviven con el café los juegos de naipes y de dados, y los grandes protagonistas del salón: el billar y el pool.
Su mobiliario y su arquitectura transportan a épocas pretéritas, ya que se conservan objetos de hace más de un siglo. Actualmente cuenta con 8 mesas de billar y 9 de pool.
Además, su oferta gastronómica creció hasta incluir un restaurante y pastelería. Sus mesas antiguas supieron recibir a importantes personalidades: sin duda, guardan un pedazo de historia de la cultura porteña.
Bar Roma
En el barrio de La Boca hay un bar que hizo famosa la esquina de Olavarría y Almirante Brown. Hablamos del Bar Roma, fundado en 1905 como una fiambrería, terminó siendo de los más importantes cafés.
Y hay un hecho que lo incluyó, sin dudas, entre los más importantes de los bares antiguos de la ciudad. Fue en el Roma, en 1911, donde se presentaron a cantar Carlos Gardel y José Razzano. Desde entonces el espíritu tanguero te arrebata apenas cruzar la puerta.
En el Bar Roma, hizo una de sus primeras presentaciones la leyenda del tango Carlos Gardel, en el año 1911.
Tanto el mobiliario como los objetos de época son un viaje al pasado. Pero lo más llamativo son los antiguos carteles que aún se conservan: “teléfono público” o “prohibido escupir en el suelo”.
Esa cartelería de época nos propone jugar a hacernos imagen de las costumbres de la época. Ni bien cruzar la puerta vaivén, te vas a sentir en la letra de un tango.
Bar de Cao
En Independencia al 2400, otra esquina de renombre. Si hablamos de bares antiguos, no podemos olvidar esta perla del barrio de San Cristóbal.
Inició sus actividades hacia 1915 como una fonda común de la época, pero pocos años después cambió su formato con productos frescos y al peso, y también artículos para el hogar. A partir de entonces, una gran clientela comienza a frecuentarlo.
Así es que bajo el nombre de “La Armonía”, se instala este almacén por parte de los hermanos Cao. Fue visitado por artistas como Guillermo Perez Bravo, León Ferrari y Otilia Da Veiga entre otros.
Actualmente despachan bebidas y café, y el Bar de Cao sigue transmitiendo esa sensación de negocio familiar, de almacén de época. Es una huella histórica viva de la ciudad por su conservación tanto en el modo de funcionar como en su estética.
Por todo lo anterior, con justa razón ha sido declarado “Notable” por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
Café de Marco
Si te interesan los bares antiguos, muy antiguos, esto te va a sorprender: el Café de Marco funcionaba ya en tiempos de la colonia.
Era un café ubicado a pocos metros del Cabildo, centro político y social de aquellos tiempos. Pasaron por él incluso los patriotas que en 1810 revolucionaron la política en el Río de La Plata, para gestar la Argentina que hoy conocemos.
Inicialmente el Café de Marco estaba junto al Cabildo y fue lugar de reunión de los patriotas que encabezaron la Revolución de Mayo.
El Café de Marco cerró hacia 1871, durante la epidemia de fiebre amarilla. Sin embargo, ahí no terminó su historia: más de 100 años después, un aficionado lo reabrió. Si bien no pudo hacerlo en la misma locación, se encargó de que el lugar luciera como el original.
Ubicado en Perón 1259, el nuevo Café de Marco es un bar temático sobre la "masonería y la Revolución de mayo". Ofrece, además de la clásica cafetería, una carta de la más tradicional comida porteña.
Café La Poesía
Fundado por un poeta para poetas, encontramos este café en Chile 502. Otro de los bares antiguos porteños declarados “Notable”.
Si bien funciona mayormente como cafetería, fue pensado como punto de encuentro de artistas. Su fundador ofrecía más que su café: lo pensó como una sede de la comunidad artística para inspirar nuevas creaciones.
El lugar mantiene su identidad y se respira arte en el ambiente. Todo en sí pareciera ser resultado de un poema. Vas a poder conocer las mesas por donde pasaron personajes como Horacio Ferrer, Marikena Monti y Lucía Michelli, entre otros.
El café atesora un mural pintado por Juan Manuel Sánchez y un piano de más de 100 años. Con diferentes objetos de época y su tradición artística, el Café de la Poesía es sin duda un lugar distinto que bien vale la pena conocer.
Celta Bar
Entre cajones de reparto, viejos frascos y publicidades de los años 50, nos sentamos en el Celta Bar. Este viejo bar se distingue por estar atravesado por la música. Y por su importante aporte a la identidad cultural, es otro de los Notables.
Sus primeras épocas gastronómicas no fueron muy fructíferas y fue cambiando de formatos hasta que en 1998 se inauguró en su subsuelo el Café Concert. Allí fue cuando su historia dio un giro transcendental con rock, tango, jazz, y otros conciertos de todo tipo en vivo.
Músicos como Luis Salinas, Malosetti y Miguel Botafogo pasaron por su escenario. Actualmente, ofrece cada fin de semana la posibilidad de vivir música en vivo en el marco del Celta Concert. Lo vas a encontrar en la calle Sarmiento 170, de barrio de San Nicolás.
El Gato Negro
Llegamos por Corrientes a uno de los restaurantes antiguos de Buenos Aires, el Gato Negro. Es un clásico de la ciudad, también en la lista de los Notables. Comenzó su historia en 1927 como un negocio de especias.
La creciente clientela entusiasmó a su dueño para conseguir un nuevo lugar más grande. Cuando reabre lo hace no solo como negocio de especias, sino que ya ofrece interesantes platos, como hasta el día de hoy.
Reconocido por sus muebles de roble y fresno, y arañas de bronce, es un espectáculo también visual. Ofrece en su primer piso eventos de jazz y tango. En el salón principal se consiguen las famosas especias, pero también tés, chocolates y exóticos cafés.
De hecho, vas a poder sentarte en una de sus pequeñas mesas de época a deleitar un rico café tostado en el momento. Sumados el aroma y la música del lugar, vas a tener una experiencia completamente diferente.
El Globo
Ya que dimos lugar a hablar de restaurantes antiguos de la ciudad, vamos a visitar El Globo. Este lugar —que antiguamente fue la casa de la aristocrática familia Sánchez de Bustamente— carga una historia centenaria en el negocio de la gastronomía.
Famoso, por sobre todas las cosas, por sus abundantes pucheros, aquí se suele pedir el plato para compartir entre varios, como la tradición lo sugiere.
Más allá de su fama particular, toda su carta no tiene desperdicio y hace honor a su historia. La cultura gastronómica de la Ciudad le hace su lugar especial a este típico bodegón porteño ubicado en Hipólito Yrigoyen 1199.
El Imparcial
Justo en frente de El Globo, se encuentra otro de los hitos de los restaurantes antiguos de Buenos Aires. Decimos hito porque sigue en pie desde su fundación en 1860.
Ya en su época se distinguía por ofrecer baños entre sus instalaciones, nada común en aquel tiempo. Con una cocina de fervorosa identidad española, este lugar se ganó el corazón de muchísimos porteños. Vas a degustar las mejores tortillas, pescados, paellas y lo que se te ocurra de la gastronomía hispana.
Está ubicado en el barrio de Monserrat, cerca del Congreso. El dato curioso está en relación con el nombre, el cual hace mención a que su dueño prohibía conversar de política dentro.
Por supuesto hoy los tiempos cambiaron, y vas a poder tener las conversaciones que desees, a la vez que disfrutas de una de las cocinas más famosas de toda la Ciudad.
El Federal
En la esquina de Carlos Calvo y Perú, barrio de San Telmo, vemos un cartel que anuncia “Desde 1864”. Llegamos a otro emblema entre los bares antiguos de Buenos Aires: El Federal. Este bar ha estado en funcionamiento desde el tiempo en que las calles de la ciudad eran de tierra.
Aunque cambiando de formato, ha brindado sus servicios a vecinos y visitantes por más de 150 años. Comenzando como pulpería, fue también almacén y hasta alojó un prostíbulo. Transformándose junto con la ciudad y sus clientes, fue luego despacho de bebidas y poco a poco ingresó en el sector de los bares y cafés de época.
Actualmente es el bar más conocido del barrio y reconocido por su aporte a la tradición porteña. Sus antiguas maderas y mosaicos, como también la caja registradora, son una pausa en la vida y remontan a aquellos años. Por su importancia cultural e histórica es también uno de los Notables.
Hoy en día ofrece cafetería, sandwiches y su propia cerveza. No es extraño verlo siempre concurrido y, en gran parte, por viajeros de Argentina y todo el mundo.
El Palacio Español
Si bien su nombre lo dice todo, no podemos dejar de ahondar en su hermosura arquitectónica. Llegando por Bernardo de Irigoyen al 100 vemos un inmenso frente con ornamentos de la época colonial. Un edificio alto e imponente, que se detuvo en el tiempo entre los edificios modernos de la ciudad.
Dentro funcionaba a principios del siglo XX un club español. Todavía conserva esculturas y tapices que datan más de 100 años, y todo nos lleva a la España de aquel tiempo. Tan reconocido es por su ambientación que incluso estuvieron en él los mismísimos reyes de España.
Por supuesto, acorde a su estilo, es el lugar para comer platos típicos hispanos. ¿Querés probar una verdadera paella, o una crema catalana sin viajar a Europa? El Palacio Español te espera.
La Biela
Hace más de 150 años comenzaba la historia de un lugar predilecto entre los restaurantes antiguos de Buenos Aires. Su historia fue tan cambiante como interesante, y es uno de los pocos edificios originales del barrio de Recoleta.
Fue el primer restaurante de la zona, una pulpería. Años más tarde fue cambiando de dueños que lo reconvertirían a sitios de café. El día de hoy es una hermosa confitería con fama mundial.
En 1950 ocurre un hecho que marcaría para siempre al común café de la esquina de Junín y Quintana: un grupo de automovilistas corre una picada, y justo allí uno de los vehículos funde su biela. Deben frenar, y el grupo decide quedarse en el café que comenzaron a llamar “La biela fundida”, hasta dar con el nombre “La Biela”.
A partir de ese momento, el lugar empezó a tener renombre en la comunidad fierrera. Tanto que la misma Asociación Argentina de Automóviles Sport, que no tenía sede, se reunía en él. Personalidades importantes del mundo de las carreras y el deporte pasaron por La Biela, como también presidentes, músicos, entre otros.
Este sitio es sin duda una parada obligada en la ciudad de Buenos Aires, si hablamos de bares antiguos. Sus mesas reciben constantemente a visitantes de todo el mundo todos los días de 07.00 a 02.00 h.
La Embajada
En Santiago del Estero 88 nos encontramos con el más austero de los bares antiguos de Buenos Aires. Su modestia y la conservación del mobiliario centenario le imprimen toda la autenticidad necesaria para un viaje en el tiempo.
Carteles de viejas publicidades y fotos en blanco y negro rodean el salón equipado con una pequeña televisión. Frente a las viejas mesas, una barra de mármol deja asomar las canillas de cerveza cabeza de cisne. En cada mesa, un sifón de soda.
Sin dudas, la construcción de inicios del siglo XX, iluminada tenuemente, te va a teletransportar. Ricos cafés y sándwiches abundantes te esperan para acompañar la experiencia de desconectarse del trajín de Buenos Aires.
Las Violetas
El café Las Violetas es otro Notable entre los bares antiguos de Buenos Aires.
Ubicado en Av. Rivadavia 3899, este concurrido sitio comenzó su historia en 1884. Sin embargo, fue a partir de una remodelación cerca de 1920 que adquiere el estilo que hoy lo caracteriza.
Pocos sitios alcanzan la elegancia de este café, con pisos de mármol italiano y fantásticos vitrales franceses. Imposible pasar por alto además sus puertas y vidrieras de vidrios curvos hechos a medida.
El Café Las Violetas se caracteriza por su elegancia. Sus pisos de mármol, vitrales franceses y hermosas puertas son parte de su sello.
Fue declarado “Lugar histórico de la Ciudad” en 1998 y elegido como el mejor café Notable por votación popular.
Sin dudas, Las Violetas es “el” lugar para una experiencia distinta y de marcada elegancia. Al conocerlo, no vas a dejar de disfrutar su arquitectura y decoración, todo acompañado por el aroma del mejor café
El motivo
En el barrio de Villa Pueyrredón, funciona desde 1959 el café El Motivo. Con el correr de los años fue ganándose entre los vecinos el lugar del café del barrio. Hoy en día es parte del ADN local.
Es otra joya entre los bares antiguos de Buenos Aires, ya que, realmente, parece detenido en el tiempo. Tanto por el admirable estado de preservación del mobiliario original como por seguir funcionando como el “feca del barrio”, El Motivo es visita obligada.
La tradición comenzada por Escobar, su fundador, sigue en pie ahora en manos de su nieto de 19 años. Innegablemente esta historia familiar le da otro toque barrial y especial a la historia de El Motivo.
En la ochava que se forma en Salvador María del Carril y Zamudio se ubica su puerta de acceso y quienes lo conocen aseguran que atraversarla es un viaje al pasado.
Margot
En el histórico barrio de Boedo, sobre la calle del mismo nombre, encontramos a otro Notable entre los bares antiguos de la ciudad. Recuperando los aires de 1904, fecha de su fundación, las paredes del Margot no dejan escapar su esencia.
Si bien siempre albergó locales gastronómicos como bombonerías, o una fábricas de pastas, no está marcado por eso. No fue hasta convertirse en una cafetería que no dio su giro fundamental.
En los tiempos clave para la literatura argentina, fue el elegido por los artistas que hoy se conocen como el Grupo de Boedo. Sede de creación y reunión, Margot marcó la historia de la literatura. En relación con sus orígenes, justamente, en el fondo, entre retratos en blanco y negro, se encuentra la Biblioteca “Maestro Miguel Angel Caiafa”
En su interior de clásicos ladrillos a la vista espera un antiguo mostrador enfrentado a sus mesas. La particularidad de la sidra tirada lo distingue de otros bares.
Montecarlo
En el actualmente coqueto barrio de Palermo, donde reina lo gourmet, se encuentra otro de esos bares antiguos que se mantienen aguerridos frente al paso del tiempo. En Paraguay al 5400, el Montecarlo es un café que también pareciera tener el control sobre el tiempo.
Este bar-café abrió sus puertas a los vecinos porteños en 1922. Desde entonces al día de hoy mantiene su esencia. El café con leche con tostado mixto están a la cabeza de la carta. Escondido entre enormes construcciones urbanas, mantiene un toque suburbano de café de época.
Una curiosidad de este lugar es que se jacta de haber tenido de cliente al Che Guevara. La familia de Ernesto Guevara residía a pocas cuadras.
Sin dudarlo, es una parada obligada para quienes quieran sentir la experiencia de estar un verdadero café porteño.
Rabieta
Si bien la cervecería Rabieta es un fenómeno nuevo, no deberías saltarte de conocer esta sucursal, ubicada dentro del predio del mismísimo Hipódromo de Palermo.
Además de sentir la experiencia del hipódromo, vas a poder conocer este icónico edificio. La cervecería está montada sobre la estructura de lo que fue la confitería París. Y si hablamos de bares antiguos, debemos hablar de esta joya construida hace más de 100 años y que da servicio desde 1912.
La enorme barra de la antigua confitería ahora muestra veinte canillas de cerveza artesanal. Las mesas del tradicional cafetín sirven ahora hamburguesas y pizzas, menús de moda. Sin embargo, su arquitectura de alma parisina se mantiene firme, así como su espíritu porteño de época.
Tortoni
Como no podía ser de otra manera, para el final dejamos al más longevo de los bares antiguos de Buenos Aires. Fundado en 1858, El Tortoni es el detalle más sobresaliente del barrio de Montserrat.
Pero no solo su antigüedad hace mítico a este hermoso café. Personalidades clave de la literatura y la música lo han elegido desde siempre. Federico García Lorca, Cortázar, Borges, eran algunos de sus clientes. Ni hablar de que el mismísimo Carlos Gardel tenía una mesa fija donde poder tomar algo de manera tranquila.
Su hermoso frente data de 1898 y da la bienvenida a otra época. Al entrar, seremos recibidos por distinguidas mesas de mármol y toda la historia que guarda entre sus paredes, dispuesta tal cual el viejo café.
Al día de hoy en el subsuelo se ofrecen grandes y reconocidos espectáculos de música y danza. Y no hace falta aclarar que en el Tortoni se respira tango.
No pierdas la oportunidad de conocer esta perla de la historia y la cultura porteña. Está ubicado en Avenida de Mayo 825, punto neurálgico de la ciudad.
Conclusión
La ciudad de Buenos Aires está llena de rincones estancados en el tiempo. Pero no por estancados están olvidados.
Restaurantes y bares antiguos se mantienen en pie y no abandonan su esencia. Al visitarlos, vas a poder tener tu propia experiencia en lugares centenarios, y pasar a formar parte de la historia de una ciudad cuya gastronomía y pasión por los cafés están reconocidas mundialmente.
Si te apasiona la cultura porteña, estos lugares son parte de una experiencia inolvidable. Conocé más sobre bares y edificios antiguos, de la historia y la cultura de la ciudad leyendo El Destape.