Este martes 21 de junio se celebra el inicio de un nuevo año, según el calendario andino-amazónico, también conocido como "Inti Raymi" o "Willa Kuti", que se extiende hasta el próximo viernes 24 -coincidiendo con la Fiesta de San Juan, fecha cristiana-. Se trata de la noche más larga del año a partir de la cual el Sol se acerca a la Tierra y así se da inicio a un nuevo ciclo. Dicha celebración se conmemora en las diferentes comunidades originarias del noroeste de la Argentina y también en el Norte de otros países como Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia.
Al mismo tiempo coincide con el solsticio de invierno en el Hemisferio Sur y con la aparición de la constelación de las Pléyades o siete cabritos. El primero de ellos es el instante exacto en el que la posición del Sol en el cielo se encuentra a mayor distancia angular negativa del ecuador celeste; mientras que las Pléyades son un cúmulo abierto de estrellas calientes y extremadamente azules en la constelación de Taurus -las estrellas más brillantes pueden verse fácilmente, incluso desde las grandes ciudades-.
El 21 de junio del 2022 se festeja el inicio del año 5530, cuya cronología se encuentra en el centro sagrado de Tiwanaku (Bolivia). Los rayos solares, durante esta joranda, entran por el lado noreste de uno de sus templos e iluminan al nevado Illampu de la ciudad de La Paz. Está representada a través de la chakana o Cruz del Sur -término que en quechua significa 'escalera' u 'objeto a modo de puente'- que une las energías del cielo y la tierra, organizando las ceremonias y las festividades de las cuatro estaciones.
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El día 21 de este mes recibe el nombre de "Inti Raymi" en quechua (Inti es el dios sol) o "Willa Kuti" en aymara. En ambos casos, significa "el retorno de sol". Actualmente, dicha tradición inca -que se mantiene como un rito para muchas comunidades indígenas que mantienen su legado- es considerada una ceremonia de interés turístico.
¿Por qué las culturas andinas aymara-quechua festejan este acontecimiento?
Si bien en diferentes culturas se diseñaron diversos calendarios y formas de manejar el tiempo y el espacio, los pueblos originarios suelen relacionar los inicios/fines de año específicamente con la producción agrícola regido en solsticios y equinoccios. Cuando estos pueblos andinos fueron colonizados por los españoles, se les impuso un calendario cristiano regido por un santoral y una lógica lineal de 12 meses. En cambio, previo a esto, los andinos tenían un año lunisolar basado en, justamente, la agricultura del maíz y la papa.
Es importante destacar que, más allá de la imposición de los españoles recién llegados, muchos indígenas continuaron cultivando según su propio calendario y transfirieron, de generación en generación, la tradición. Tras una ardua lucha de liberación neo-colonial -y de la Iglesia Católica-, recuperaron su antiguo calendario celebrado todos los años. El objetivo de este diagrama, que algunos mantienen hasta el día de hoy, era predecir los tiempos de preparación, siembra, crecimiento y cosecha de los diferentes productos agrícolas. Cada uno de estos momentos, era acompañado de grandes rituales.
Por lo tanto, el "año nuevo" o "machaq mara" comenzaba en invierno y allí pasaban por varios ciclos rituales de celebraciones festivas y fiestas sociales, justo en el momento en el que concluía el año agrícola. Además de llevar a cabo diversos rituales al Sol -porque creían que se estaba alejando de la Tierra- y ofrecerle ofrendas para que regrese, también agradecían las cosechas realizadas y encomendaban su siembra y espíritu pidiendo por abundancia y sanación.
¿Qué ocurre durante la jornada?
Las comunidades indígenas andinas esperan los rayos del sol en la madrugada del día más corto del año, preferentemente en lugares que las propias comunidades consideran sagradas dentro del territorio. Allí comparten los sucesos ocurridos durante el período anterior y además, compartir actividades y augurios para el futuro.
Según la propias comunidades, este nuevo año andino los encontrará luchando -como cada vez- por la defensa de los territorios indígenas, en defensa del agua para la vida, en defensa de la Convención 169 (de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales, adoptada por la OIT en 1989) y la Constitución Argentina. El objetivo es claro: promover y hacer cumplir el marco legal indígena vigente y por el estado de derecho.
Tras dos años de suspensión a causa de la pandemia del COVID-19, habrá rituales, rogativas -oraciones- y corpachada -refuerzo de vínculos de reciprocidad con la madre tierra- junto a desayunos comunitarios y el recibimiento al Tata Inti en diferentes ubicaciones como Purmamarca, el Paseo de los Colorados, Palpalá, Yavi y Tilkara. Además de invocar a ancestros y antepasados; dialogarán también de las problemáticas actuales. Es importante aclarar que muchas comunidades han dejado de celebrar y ya no realizan la vigilia cada 21 de junio para recibir los primeros rayos de sol en el día.