El Tribunal de Casación Penal confirmó la condena a 50 años de prisión para un hombre marplatense de 72 años que fue detenido en mayo de 2020 acusado de violar durante más de 10 años a sus 5 hijas, a quienes también sometía física y económicamente. Además, el hombre vivía junto a su esposa y dos hijos varones. Según los jueces, la familia vivía en un “contexto de violencia extrema”.
El caso se descubrió en plena pandemia cuando una de las hijas del condenado, que se había ido de la casa, logró hablar y hacer la denuncia. Según su declaración, “había abusado sexualmente de tres de sus hijas entre 2004 y 2017” y “a otras dos entre 2010 y 2020”. En el escabroso relato contó que su padre golpeaba a su esposa e hijos con dos fustas que apodaba “cariño” y “respeto”. Tras el cruel relato y una breve investigación, el hombre fue detenido y las otras mujeres se animaron a denunciar.
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Los jueces lograron acreditar que las cinco hijas mujeres fueron víctimas de abuso sexual gravemente ultrajante desde que eran menores de edad. Los ataques, según reconstruyeron los investigadores, se dieron en la casa que vivía la familia en la Avenida Peralta Ramos de la ciudad de Mar del Plata y en una vivienda en construcción cercana adonde el hombre obligaba a ir a sus víctimas. Según el fallo, tras la declaración de las primeras dos víctimas también se animaron a hablar los hijos varones y la esposa del condenado, quienes contaron el horror al que sometía a la familia. “Cada una de esas declaraciones, además de acreditar el hecho, confirma el resto de los casos”, explicaron en el fallo y agregaron que una de las víctimas logró sumar filmaciones de un ataque y el relato de una vecina que conocía de los abusos sexuales.
La Justicia marplatense pudo demostrar, además de los ataques sexuales, que el hombre sometía a su familia de diferentes maneras. “A las mujeres les imponía el uso de polleras por la facilidad que dicha prenda le ofrecía para manosearlas a su antojo”, destacaron los jueces. Además, confirmaron que el hombre imponía en la casa el régimen económico a través de reglas y castigos. Tras las pruebas aportadas por la Fiscalía, de nada sirvió que el acusado dijera ante el Tribunal que “era impotente” y que “negara rotundamente ser violento”. En contraste, la resolución judicial dictó que “cada una de las hijas dijo la verdad, a algunas les costó un poco más que a otras poder declarar, lo que es natural pues cada una asimiló como pudo la traumática experiencia que le tocó vivir”.
Ahora, tras la apelación, la Justicia confirmó la condena a 50 años de prisión para C.B. (el nombre se reserva para evitar identificar a las víctimas) y pidió que se extremen los recaudos y “las medidas necesarias para la protección y el resguardo eficaz de las víctimas”. En ese sentido, el Tribunal hizo referencia a que el condenado tenía 72 años y consignaron que “es cierto que el imputado es persona de edad, que como tal padece ciertos problemas físicos que suelen acompañar a un organismo debilitado por los años, pero también es verdad que a esta altura no corresponde anticipar juicio sobre lo que va a ocurrir dentro de cierto tiempo”, evitando así que quede libre como si nada hubiera pasado.
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