Una pericia de ADN reveló que había material genético perteneciente a la mucama en las uñas del empresario asesinado a fines de febrero en el crimen del country de Pilar. Además, los especialistas confirmaron que tres de los cabellos encontrados sobre el cuerpo también correspondían a la acusada.
Fuentes judiciales confirmaron que el material se encontró bajo dos uñas de Roberto Wolfenson lo que indicaría que el hombre intentó defenderse del ataque y arañó a la mujer, única acusada del homicidio.
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Según la investigación del fiscal Camafreitas, Rosalía actuó sola y fue quien mató al empresario en la casa donde estaba trabajando para luego escapar con algunas pertenencias. En esa secuencia que buscan reconstruir, la empleada habría utilizado una tanza de pescar para ahorcar al empresario.
Rosalía está detenida con prisión preventiva acusada de homicidio criminis causa y, según la imputación, la mujer “se apoderó ilegítimamente de un aparato celular, un parlante tipo bluetooth, un par de auriculares misma marca, un cuchillo de cocina, un candelabro de bronce macizo y un par de guantes de limpieza de color rojo”.
El relato judicial asegura que Rosalía “aprovechando su calidad de empleada, mediante la utilización de un objeto en forma de lazo, y mediante golpes, lo colocó alrededor del cuello y provocó su asfixia hasta su muerte, para luego darse a la fuga con los objetos de valor sustraídos”.
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La mujer había declarado en la causa. En su declaración, aseguró que el día del crimen había visto a otro hombre en la casa y que ese hombre la había golpeado y obligado a robar. También declaró que había vendido algunas cosas robadas para pagar el cumpleaños del hijo y que uno de los objetos robados lo tenía el menor. Ese relato no tuvo ningún correlato en la justicia ni tampoco en las pericias que se realizaron en el lugar donde la mujer dijo haber sido golpeada y haber dejado un charco de sangre.
Además, tanto el fiscal como el juez observaron en la imputación que la mujer quedó filmada cuando salía del barrio donde trabajaba, tomaba el colectivo y de ahí se dirigía hasta el tren. En esas imágenes, se ve como la mujer manipula el celular que le robó a Roberto Wolfenson e incluso, según las imágenes, intenta venderlo.
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Ahora, con las pericias de ADN concluidas, la Justicia declina la hipótesis de que la mujer haya actuado con ayuda y orienta la causa hacia el juicio oral.