Jorge Pacci tenía 56 años, tres hijos y era trabajador de la línea B del subte. El 21 de marzo murió a causa de un tumor en la pleura derecha, es decir, en la membrana que recubre el pulmón. “Hace nueve meses le diagnosticaron una afección provocada por el asbesto”, asegura su esposa Carolina Castellano en diálogo con El Destape. Desde hace años, las y los trabajadores del subte denuncian estar expuestos a esta sustancia tóxica, que fue prohibida en su producción, importación, comercialización y uso tras una resolución de 2003 del Ministerio de Salud de La Nación. Según anunció la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (los Metrodelegados), es la segunda muerte en meses, aunque el primer caso no fue reconocido por Metrovías ni por la Administradora de Riesgos de Trabajo (ART). En reclamo por Jorge hay un paro en las seis líneas de subte y el premetro.
En 2011, el Gobierno de la Ciudad había comprado los trenes CAF 5000, que -luego Metrovías confirmó- contenían asbesto. Por dos años, de 2013 a 2015, Jorge trabajó como operario de limpieza en el Taller Rancagua, en Chacarita, donde estuvo en contacto con los coches contaminados. En junio de 2020 recibió el diagnóstico de Mesotelioma pleural, considerada una “enfermedad profesional”. No había posibilidad de cura o tratamiento.
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La familia denuncia que desde el primer momento debía haber sido incorporado en el listado de Personal Expuesto a Agentes de Riesgo (RAR). Insisten con que “se lo olvidaron”. Es por eso que la ART rechazó su caso en los primeros momentos de la enfermedad.
Carolina cuenta que, al no figurar en el registro, nunca le hicieron los estudios de rutina correspondientes. Tampoco cuando él manifestó, en septiembre de 2014, que tuvo un episodio de falta de aire y dolor de pecho en su lugar de trabajo: quedó asentado en su historia médica laboral. Se atendió por sus propios medios hasta su fallecimiento. “Tuvimos que ir con los delegados a la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) a presionar. Lo aceptaron tarde, cuando él ya estaba en tratamiento con su oncólogo. Nunca vino un médico de Metrovías, solo nos reintegraron algunos gastos”, dice.
Jorge hacía deporte y nunca fumó. Carolina lo remarca con énfasis. Tampoco tenía antecedentes de patologías de pulmón o de pleura en su familia. “Este cáncer no tiene otra causa”, manifiesta y agrega: “Al caso no se le está dando la trascendencia que merece. Esto no es una pavada para que lo tomen de ese modo. Lo que no saben es la fuerza que tenemos nosotros. No voy a parar, voy a ir hasta las últimas consecuencias”.
Subtes con asbesto: la explicación de Metrovías
Contrario a esa versión, los empleadores de Jorge aseguraron que la ART “le brindó la asistencia médica al mismo tiempo que desde Metrovías se le brindó el acompañamiento de profesionales médicos y la contención del equipo de RR.HH.”. El comunicado se emitió el jueves 1 de abril, a 11 días de la muerte de Jorge y tras los anuncios de los Metrodelegados. Insiste con que hay un “plan de desasbestización” en marcha y lamenta que la “dolorosa situación derive en una interrupción del servicio de subte”.
La familia de Jorge pidió que se viralizara su propio comunicado, en respuesta a ese anuncio: “Metrovías lamenta la interrupción del servicio, nosotros lamentamos que hayan comprado trenes con asbesto ilegalmente y que eso haya matado a nuestro querido padre y esposo. Basta de mentiras”.
Tal como fue publicado en El Destape en varias oportunidades, las y los trabajadores y especialistas mostraron preocupación ante esta problemática. “En este momento estamos trabajando dos temas. El problema del COVID-19 y el asbesto. La pandemia trastocó todo, incluso frenó los avances en la materia, lo ralentizó mucho más. Cuesta organizar aún más los exámenes periódicos que corresponden por ley a los trabajadores”, dice Eduardo Rodríguez, médico experto en asbestosis e integrante de la Comisión de Salud de AGTSyP.
En los últimos meses hubo acciones para visibilizar que la problemática está lejos de resolverse, a eso se le sumó el pedido de protección ante la pandemia del COVID-19. Tal como fue publicado en El Destape en varias oportunidades, las y los trabajadores y especialistas mostraron preocupación y temieron este tipo de sucesos, dado que ya se habían registrado diagnósticos por Neumoconiosis -una afección provocada por la inhalación de asbesto- en los últimos meses.
En una conferencia de prensa, los Metrodelegados reconocieron que hay 42 personas enfermas de las cuales tres padecen cáncer. “Quedan casi 3000 compañeros por estudiar”, anunciaron. Los estudios de laboratorio realizados por los mecánicos habían arrojado que los trenes de las marcas Naboya, General Electrics, Fiat, Siemens y Mitsubishi también poseían la sustancia en distintas piezas.