Desentramar secretos milenarios en una tierra lejana. Así podría describirse el trabajo de Andrea Zingarelli, la argentina que, junto a su equipo, logró varios descubrimientos al encabezar misiones en Egipto. En una tarea que el resto de la gente asocia a personajes de película como Indiana Jones, donde la presencia de momias es habitual y en la que no faltan tampoco las experiencias sobrenaturales, la egiptóloga no dudó en señalar que lo que la apasiona es “la búsqueda de conocimiento con aventura”.
Según le contó Zingarelli a El Destape, recientemente culminó su tercera campaña en la ciudad egipcia de Luxor en el marco del Proyecto Amenmose, que lleva el nombre de un noble de esa ciudad de hace 3.500 años. Allí, hallaron la entrada original a su tumba y encontraron materiales de importancia.
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“Venimos trabajando con este proyecto de conservación de la tumba que tiene pinturas y relieves de 3.500 años de antigüedad. La tumba pertenece a un noble llamado Amenmose y tiene una sala en forma de T que también se llaman tumbas capilla. Son salas con pinturas y temas vinculados a la vida de la persona”, explicó la prestigiosa egiptóloga.
Y relató: “Ahí tenemos, por ejemplo, escenas de producción de pan. Se representa como una historieta desde que labran la tierra hasta que los escribas cobran el impuesto. Escenas de adoración a los dioses, de banquetes donde participan de fiestas con sus familiares”.
“Nuestro objetivo es hacer una conservación de estas pinturas y estos relieves”, precisó, aunque aclaró que esta tercera campaña, que finalizó esta semana, era de excavación, para luego sí poder seguir con las tareas de preservación.
“Nosotros entrábamos por el hueco de una tumba vecina de 50x37. Era muy difícil seguir trabajando en conservación con esa entrada porque necesitábamos un ambiente ventilado para poder usar químicos y otras cosas para preservar las pinturas”, afirmó la también profesora de Historia en la Universidad Nacional de La Plata.
La hazaña de descubrir objetos de 3.000 años
Sobre ese trabajo, Zingarelli repasó que “la entrada estaba sepultada bajo más de siete metros de sedimentos”, pero el premio fue grande. “Allí encontramos de todo. Objetos faraónicos, restos de momia, collares secos que son como guirnaldas con flores que se colocaban sobre los sarcófagos y estaban en perfecto estado. Conos funerarios con nombres que probablemente son de tumbas vecinas. Hasta restos de envoltorios de las momias y huesos de animales”, expresó, entusiasmada.
A la par, destacó: “Algo muy importante que descubrimos son las inscripciones que estaban en las entradas de las puertas. Debajo está representado Amenmose frente a una mesa, una representación típica, con relieve muy bien conservado”. Además encontraron objetos modernos. En ese sentido, puntualizó: “Desde botellas con fecha, hasta monedas de diferentes proveniencias. Es que en esa zona había gente y casas entre las tumbas, hasta que a fines de los 2000 fueron desmanteladas”.
Frente a la consulta por el siguiente paso, anticipó que en un próximo viaje queda mucho por hacer: “Nos falta limpiar lo que se llama ‘patio’, que cumplía una función ritual. Ahí se reunían en fiestas o conmemoraciones y se suele encontrar objetos que dejaban a modo de ofrenda.”
De hecho, la egiptóloga confesó que “todavía no se encontró el sarcófago de Amenmose” y aseveró: “Es una gran posibilidad que esté en el patio, por eso es tan importante la próxima campaña para explorar y ver si hallamos la cámara funeraria”.
"Solventamos los gastos con financiamiento colectivo"
Sin embargo, no es fácil financiar un viaje hacia esas tierras y mucho menos una campaña. “Es muy lejos Egipto y la mayoría del equipo se paga pasaje, estadía y demás”, detalló sobre cómo costean los gastos, además de la ayuda de instituciones públicas y del aporte de la sociedad.
En tal sentido, Zingarelli graficó el esfuerzo, casi a pulmón, que realizan: “Solventamos los gastos con financiamiento colectivo para pagarle a la gente que trabaja. En este caso hubo hasta más de 20 trabajadores que, en forma manual, sacaron la tierra. Para costear estos gastos y las herramientas nos dio una ayuda la UNLP, que es donde está radicado el proyecto, pero también tuvimos que hacer hasta ferias de plato para llegar al monto que necesitamos”
Ante la posibilidad de un financiamiento por parte de las autoridades, remarcó: “Sería fantástico recibir ayuda y poder recaudar el dinero de otra forma menos estresante. Porque también hay una inversión del tiempo antes de venir que es conseguir esos fondos, cuando podríamos estar estudiando y haciendo el trabajo”.
La líder del Proyecto Amenmose no dudó en destacar a su equipo interdisciplinario, que cuenta con muchas investigadoras de la UNLP, de universidades nacionales, del Conicet y en este caso se sumaron miembros del Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR), así como de la facultad de Arte de la Universidad de Tucumán, arquitectos y un geólogo. El trabajo inició en 2019. “Sólo no viajamos en 2021 por la pandemia, pero esta fue la tercera campaña”, aseguró.
Entre sus compañeros aparecen Silvana Lorena Yomaha, María Agustina Andrade, Rodrigo Aredes Leiva, Eva Calomino, Valeria Cannata, María Belén Castro, Alejandro Dajil, Silvana Fantechi, Lucas Ignacio Gheco, Myriam Hara, Claudia Kohen, Liliana Manzi, María Bernarda Marconetto, Nora Ponce, Martín Rodríguez, Victoria Romero, Pablo Rosell, María Martha Sarmiento, Emilio Tomás Sessa, María Silvina Vera y Alain Jean Viot
Del primer viaje en 1995 a las tumbas de Luxor, la fascinación por el conocimiento
Al repasar sus andanzas en Egipto, Zingarelli rememoró que “el primer viaje fue en 1995, en un proyecto en un sitio de frontera en Tell el-Ghaba, donde trabajamos cuatro o cinco años con un equipo argentino, descubriendo todo un sitio” y añadió: “También estuvimos otros cuatro o cinco años en la tumba de Neferhotep, bajo la dirección de Violeta Pereyra, un lugar que están por abrir al público tras trabajos de conservación”.
Al indagar sobre su interés por el mundo de la egiptología, la experta confesó que “hay algo de fascinante que tiene esto que es el descubrimiento y conocer el pasado de manera prístina”. “Cuando estudiás o ves un libro, imaginás cosas. Pero la posibilidad de venir a Egipto y tener este privilegio de encontrar una inscripción de hace 3.500 años y descifrarla, es algo único”, sintetizó.
A la vez, sentenció que “pasar mucho tiempo estudiando la lengua te permite aportar con nuevos conocimientos” y, a modo de resumen de sus vivencias, enfatizó: “Para mí tiene algo que te aporta la ciencia que es un nuevo conocimiento, pero tiene algo de aventura, de desafío”.
Tampoco descartó que su interés tenga un origen ligado a la industria del cine. “Hay algo que supongo que tiene que ver con la película Indiana Jones y el Arca Perdida, que fue muy impactante. Hoy la veo y tiene muchísimos errores históricos, pero también hay algo de la fantasía, mezclado con la historia, que es fascinante”, señaló la especialista.
Y abundó: “También está el hecho de poder descubrir algo que no sabés para dónde va a ir. Si bien es asincrónica y mezcla nazis y la idea de la Biblia que es un conocimiento que se usaba para pensar Egipto, hay algo en esa película como de exploración. Un arqueólogo que en el camino le pasan cosas y es esta búsqueda del conocimiento con aventura”.
“Cuando vas a explorar es una gran aventura todo. Por las diferencias culturales y porque cada día, cada situación que uno vive, es un poco una aventura. Juntás diversión con raciocinio”, definió sobre su experiencia.
A la par, Zingarelli se refirió al concepto histórico de Egipto, al que consideró “prácticamente el único Estado de la historia que dura 3 mil años. Nace por el 3000 AC y eso me parece fascinante”. “También la capacidad de expresión cultural que tenían y tienen. Es un país con contrastes, eso lo caracteriza. El Río Nilo, con un color verde del área cultivada; y al lado el desierto. Esa expresión simbólica está en todo”, resaltó.
Y no dudó en asegurar que para llevar adelante este tipo de trabajos “hay algo que tiene que ver con la pasión”. “Esto implica mucha pasión, mucho esfuerzo personal y familiar, porque mi familia me acompaña muchísimo”, sostuvo la egiptóloga.
En la misma dirección, insistió: “Implica esfuerzos económicos, porque somos voluntarios. Entonces le dedico mi vida, básicamente. Como muchas de las personas que forman parte del equipo, que entienden el trabajo como una cooperación y eso da resultados muy buenos”.
Lo sobrenatural
Para el equipo que estuvo en Egipto, trabajar con momias es algo normal. “En Luxor tenemos la tumba de al lado, que es por donde entramos, que está llena de momias. Ahí hubo una misión japonesa y están apiladas. Incluso, mientras vas trabajando te encontrás quizás con parte de una pierna. Ya convivís con eso”, confió Zingarellli.
“Aun así este año encontramos una cara casi entera, con los dientes completos. Y es muy fascinante ver la cara de un humano, conservada después de tanto tiempo. Te llega, es como estar viéndolo de humano a humano”, narró.
Si bien a la gran mayoría le provocaría temor, la especialista aclaró: “En general no me da miedo. Sí tengo mucho respeto”. “Tengo una idea respecto de Amenmose y es que estamos volviendo a darle vida a su tumba, porque estamos tratando de conservar sus pinturas, darles relieve. No le estamos quitando nada a su recuerdo, sino que le estamos devolviendo la vida. Distinto seria la expoliación de llevártelo”, argumentó sobre su motivación personal.
Ante la pregunta de experiencias sobrenaturales, la egiptóloga afirmó: “Somos bastante racionales, porque la mayoría somos científicos”. Sin embargo, basta con indagar acerca de esta misión para darse cuenta de que “algo hay”.
“Algo pasó este año muy fascinante. Habíamos encontrado las ofrendas que eran guirnaldas de flores y, al otro día, cuando agarramos la bolsa, tenía estrellas, hechas con la misma tierra. Por ahí se hizo por la impronta del material que estaba adentro. Pero lo fascinante era que estaban totalmente simétricas, en hilera. No entendés como puede ser”, admitió.
Para completar la experiencia, sumó: “Te doy un dato más: son las estrellitas que están en los techos de las tumbas. Los techos están decorados con forma de estrellas y flores. Es muy impresionante. No tengo explicación para eso. Todos buscábamos la racionalidad, pero no la encontramos”.