Claudio Rimoldi es Ingeniero Aeronáutico, profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNLP y miembro del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA). Desde que nació parecía estar destinado a dedicarse a la que hoy es su profesión. De chico soñó con desarrollar máquinas voladoras y, a pesar de la pandemia, logró a sus más de 50 años crear el primer avión a base de litio junto a un equipo de la universidad, en convenio con la empresa AVIEM Aeronáutica S.R.L. El prototipo puede transportar hasta dos pasajeros y llevar una carga de hasta 180 kilos. Además consume la mitad de los motores tradicionales y no contamina.
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La familia de Claudio vino desde Italia a fines del siglo XIX, antes que la ciudad de La Plata existiera como tal. Él se define como “platense de la cuna, de alma” ya que, cuando empezaron a construir la ciudad, sus antepasados se fueron a vivir ahí y él todavía no había nacido. Esa familia fue la que le inyectó ganas de ser lo que es hoy: “a los 7 u 8 años le decía a mi madre que quería ser ingeniero nuclear, no sabía de qué se trataba pero seguro me inspiraron las series que veía en donde siempre había un científico que inventaba cosas”, le cuenta Claudio a El Destape.
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Su familia materna regó de alguna manera la plantita del sueño de Claudio, ya que su tío y su abuelo eran muy del oficio, amantes además de informarse sobre cada novedad mecánica: “mi tío era un genio, tornero como pocos en mi ciudad, y mi abuelo leía mucho, sobre todo le interesaba lo técnico”, detalla a la vez que agrega: “al lado de mi casa estaba el taller de ellos, pasaba horas ahí, viendo y aprendiendo, prestando atención a todos los detalles”. Los medios lo terminaron de alimentar. “Mi abuelo compraba el diario ‘La Razón’, donde venía una revista con los avances tecnológicos de la época que él me ayudaba a leer. Yo le decía ‘la revista muy interesante’, nombre que muchos años después tuvo otra publicación”, recuerda.
El 20 de julio de 1969 alunizó el Apolo 11, hecho que marcó la historia de la humanidad casi tanto como la de Claudio: “lo vi en el tele blanco y negro junto a mi abuelo, imposible olvidar ese momento. No tengo dudas que vine a este mundo a esto, es mi pasión”, destaca emocionado. Luego de un arduo trabajo del CTA en el campo de las baterías de litio para uso espacial, y casi 40 años después de marcado a fuego el Apolo 11 en la mente de Claudio, sus sueños de influir de alguna manera en la ‘carrera espacial’ se vincularon más con revolucionar energías que, en principio, tenían ‘las ruedas sobre la tierra’ y no en el aire.
El avión a base de litio tuvo como objetivo reducir costos, ya que los motores eléctricos que utilizan litio consumen menos combustible, en el caso de autos híbridos, o nada, en autos totalmente eléctricos. La diferencia se observa también en el rendimiento: los motores eléctricos llegan a un 95% mientras que los de los autos actuales o los utilizados en aviones con motores a explosión, motos, etcétera tienen, en el mejor de los casos, un 25% de rendimiento.
Asimismo, el costo de mantenimiento de este tipo de motores es mucho más bajo, son además más silenciosos y bajan o eliminan las emisiones de gases de efecto invernadero. Si bien Argentina tiene fuentes de generación de energías limpias (eólica, hidráulica, solar, etcétera), tener tecnología de baterías de litio es una combinación ideal para paliar la contaminación ambiental que producen los vehículos convencionales; es una alternativa para cargar baterías con energía proveniente de fuentes limpias, no de la quema de combustibles fósiles.
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"Soy un agradecido a mi país"
La influencia familiar estuvo presente a lo largo de toda su vida porque uno de los hermanos de su abuelo tenía una fábrica de bombas centrífugas y era piloto, de hecho fue 19 años presidente del AeroClub La Plata: “Este hombre no tuvo hijos así que cada vez que iba a volar me llevaba, mi cabeza volaba de veras”, rememora exaltado.
La sangre tira pero nada de su carrera hubiera sido posible sin educación gratuita: “soy un agradecido a mi país por haberme dado la posibilidad de estudiar en la universidad pública. Vengo de una familia donde no hubo profesionales pero sí mucha cultura del trabajo, valores humanos y apoyo a lo que uno quería hacer. Trabajar de lo que realmente amas es doblemente satisfactorio”, dice sonriente.
La "génesis" del proyecto
El litio es un elemento presente en elementos cotidianos como los celulares y sin él no hubiera sido posible desarrollar baterías para estos dispositivos; es un material estratégico, dado que no se lo encuentra en todo el mundo, como sí sucede con, por ejemplo, el cobre. Hasta el 2020, era la cuarta reserva de este recurso del mundo, alcanzando casi un 30% de la producción global.
No fue el único vehículo con este tipo de energía, en el ‘campo terrestre’ Claudio y su equipo hicieron un colectivo totalmente impulsado por energía eléctrica, desarrollado junto a la empresa de transporte público de La Plata 9 de julio, “Esto es la génesis”, define Claudio.
“Desarrollamos un área de electromovilidad terrestre siendo el primer prototipo un triciclo impulsado con baterías de litio, vehículo que unió a la ciudad de La Plata con Mar del Plata en el año 2012; nunca se había realizado este tipo de viaje con un vehículo puramente eléctrico. De ahí en más no paramos gracias a que tenemos a un experto y referente en la materia, el Ingeniero Electrónico Guillermo Garaventta”, explica.
Existen en el mundo elementos de ‘electromovilidad terrestre’, como los nuevos autos híbridos o los que son totalmente eléctricos, pero colectivos, tricíclos u aviones escasean, por no decir que, al menos por ahora, no existen. En Argentina no hubo proyectos antes que este pero en Europa hay un gran mercado y existen empresas que han desarrollado aviones totalmente eléctricos. En Suiza, por ejemplo, la instrucción de alumnos en escuelas de pilotos se realiza con aviones impulsados con energía eléctrica.
“Ver al avión en su etapa final es increíble"
La pandemia no impidió que Claudio y su equipo ideen otro tipo de transporte que pueda funcionar con litio ya que, en los últimos meses del 2020, comenzaron a pensar en un avión con ese tipo de propulsión. Tuvieron que analizar varios factores, lo que les sirvió para avanzar en el plano teórico del proyecto. Finalmente, a fines del 2021 el Decano de la Facultad y Director del CTA, Marcos Actis, se puso en contacto con el Ingeniero Aeronáutico Ernesto Acerbo, con quien Claudio había trabajado en su juventud.
Ernesto es gerente de la empresa AVIEM Aeronáutica S.R.L ubicada en General Rodríguez, es representante comercial de aviones de otros países y fabricante de un diseño propio de avión, el AVIEM 100: “Nosotros teníamos una estimación del tipo y potencia del motor eléctrico a usar, las baterías, su peso, etcétera. Al analizar las prestaciones del avión concluímos que era la plataforma adecuada para utilizarla en el proyecto, en el cual trabajamos 4 ingenieros y becarios, guiados por nuestros corazones aeronáuticos”, describe Claudio.
No fue para nada fácil el proyecto, diferentes situaciones hicieron que todo tardara más de lo esperado, entre ellas la crisis mundial producto de la guerra entre Ucrania y Rusia y/o la situación de Argentina y la región en sí. Después de un arduo camino de trabajo llegó el tan ansiado día: “ver al avión en su etapa final es increíble y pensar que somos los primeros en realizar esto aún más, es entrar en la historia, fue una emoción enorme”, destaca.
Es cuestión de tiempo para que las baterías de litio puedan ser utilizadas para viajes más largos porque evolucionan de manera rápida y, a medida que aumenten su capacidad de proveer energía por unidad de peso, se podrán alcanzar mayores distancias o permanecer más tiempo en el aire en el caso de un avión; por esto el personal altamente capacitado y las instalaciones, como laboratorios y equipos de la UNLP pasarán a la historia como precursores, eso sin contar la inversión que significa que futuros ingenieros cosechen experiencia con este tipo de proyectos, algo indispensable para su formación.
Mirando hacia atrás, Claudio no puede dejar de pensar en lo feliz que sería su yo del pasado si supiera a qué se dedica en la actualidad: “de niño me imaginé involucrado en proyectos de vehículos espaciales, helicópteros, aviones, inventando y desarrollando máquinas voladoras; hoy ver muchas de esas ideas concretadas, es increíble, más no puedo pedir”, subraya.
Pero Claudio nunca pensó en si mismo, también quería que todos pudieran disfrutar de las las mejoras que la ciencia puede brindar: “Siempre soñé con un país con desarrollo tecnológico propio, industrializado, que pueda generar productos de alto valor agregado como, por ejemplo, Cicare S.A. que comercializa helicópteros de diseño propio, proyectos con el aporte de las universidades a las empresas para potenciar el desarrollo productivo. Esto que comento no es más que ser un país soberano”, sentencia.
Por último, deja un mensaje a los más chicos que quieren apostar por el desarrollo argentino: "Quiero decirle a nuestra juventud que sueñe y que pelee por esos sueños, que con constancia y esfuerzo se llega, que Argentina tiene, sin dudas, universidades públicas de primerísima línea, donde los van a formar y les darán las bases para concretar esos sueños”.